"Notas para españoles", Juan-José López Burniol

4. A partir de 1996, la derecha en el poder se opuso al desarrollo federal del Estado autonómico, porque este proyecto erosionaba la posición de hegemonía del núcleo de poder político-financiero-funcionarial-mediático que, radicado en Madrid por su condición de capital del Estado, ostenta el control económico de toda la Península, usando como señuelo para ello el nacionalismo español más hirsuto.

5. El proceso estatutario catalán fue la respuesta –también errada– a este enroque constitucional del PP, por dos razones: a) encubrir una reforma constitucional en sentido confederal, bajo la forma de una relación bilateral; y b) prescindir, de entrada, de la media España representada por el PP.

6. Una serie de causas, entre las que destaca el creciente desprestigio de España como proyecto compartido –hoy bajo mínimos– ha provocado que buena parte de los nacionalistas catalanes piensen ahora que la independencia es posible. Y, a tal fin, han puesto el acento en la reivindicación financiera, basándose en un hecho tan cierto como perturbador: el injusto trato fiscal que recibe Catalunya. Esperan lograr así que asuman la causa independentista aquellos catalanes que, por su origen y lengua materna, son menos sensibles a la afirmación meramente identitaria.

7. Ante esta deriva independentista, más seria de lo que muchos quieren creer, España sólo puede adoptar –a mi juicio– una posición que sea a la vez inteligente y firme: a) No acceder a ninguna demanda de relación bilateral o confederal. b) Desarrollar el Estado Autonómico en sentido federal (simétrico en el tipo de relación y asimétrico en las competencias), mediante la conversión del Senado en una cámara territorial decisoria (ratificadora de todas las leyes y de todos los nombramientos) y el establecimiento de un sistema de financiación equilibrado, que asuma de forma operativa el principio de ordinalidad. c) Admitir el derecho a separarse de aquella comunidad que quiera autodeterminarse.

8. Admitir la autodeterminación parece algo tremendo para un Estado, pero, una vez dado el paso, se produce un efecto liberador: el problema deja de ser suyo, para convertirse en un problema de la comunidad que quiera autodeterminarse, que correrá el riesgo de la fractura social.

9. España sólo podrá subsistir en el futuro, como un proyecto político unitario, bajo la forma de un Estado federal del que únicamente formen parte aquellas comunidades que así lo quieran. En la admisión de este principio estará el fundamento de su fuerza y la raíz de su decoro.

15-IX-12, Juan-José López Burniol, lavanguardia