entrevista a Daniel Cohn-Bendit, que anuncia su retirada de la política

Tengo 69 años, 45 en política; no quiero depender de ella para ser alguien: voy a filmar documentales. Soy una mezcla estupenda de francés y alemán: soy europeo. Los estados nación, y Alemania también, son residuos del pasado: sólo una Europa unida nos sacará de la recesión.

Por favor, no me pregunte por la independencia. Llevo toda la mañana hablando de eso...

Nos pasa a todos.
Llevo veinte años en el Europarlamento, y la política europea, que entonces no interesaba a nadie, hoy lo decide todo. Su futuro como ciudadano, créame, se decide en Bruselas y no en Madrid o Barcelona.

¿Por qué?
Porque el Estado nación está acabado. Hoy lo que gestionamos es cómo lo sustituimos. Pronto ningún Estado europeo podrá estar en el G-8 por sí mismo. Ni Francia, ni Italia, ni España... ¡ni Alemania! tendrán peso económico, demográfico, militar..., ni poder, frente a China, India, Rusia, EE.UU., Brasil...

¿Y...?
Pues que, sin un Estado europeo, nuestros valores y nuestro modo de vida europeos no tendrán defensor y los perderemos.

Podemos reformar y mantenerlos.
Podemos mantenerlos sólo ya como Unión Europea, no como estados nación. Y es que, para un chino, Alemania no se diferencia mucho de Francia o de Catalunya siquiera: son Europa. Si no creamos un Estado europeo, nos dejarán sin bienestar: nos ganarán la batalla económica, y después, todas.

Pero Francia, Alemania, el Reino Unido... todavía son grandes potencias.
¿De verdad? Francia se llena la boca alardeando de su derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU..., ¡pero no ha podido utilizarlo ni una sola vez!

Londres y París tienen armas atómicas.
¿Para qué les ha servido tener armas atómicas en la crisis libia? ¿Y ahora en la siria? ¡Ni siquiera frente a la iraní! El poder atómico es un no poder. Francia lo creó por su derrota en la Segunda Guerra Mundial. La línea Maginot fue atravesada por Hitler en tres días, así que De Gaulle pensó que la bomba atómica defendería para siempre a Francia.

Pero hoy las amenazas son económicas.
La amenaza es que nos ahogamos en paro y que no salimos de la recesión. Y la solución no es española, ni francesa ni catalana, es europea: un gran plan de crecimiento.

¿De dónde saldría el gran presupuesto?
De tres nuevos impuestos: uno sobre las transacciones financieras, otro sobre la emisión de contaminantes y el tercero sobre el uso de internet y móviles.

¿Los impuestos generan crecimiento?
Invertiríamos al mismo tiempo que cobramos impuestos: con ellos conseguiríamos 200.000 millones de euros para reactivar las economías con inversiones en renovables; en el coche de dos litros, en innovación...

No es un plan muy concreto.
Claro que lo es: tenemos la Banca Europea de Inversión. Rigor presupuestario, pero también inversión en crecimiento.

¿Por qué no se hace?
Un Estado -es el problema de España y Catalunya- sólo existe si quienes lo forman se sienten responsables de él. Y en Europa aún no nos sentimos corresponsables de la UE. Pero es la única solución y nos sentiremos.

Alemania no lo pone fácil.
Ayudamos a Alemania a pagar el coste de su unificación y ahora esperamos que nos ayude. Pero si financiara sin condiciones a España, mantendrían ustedes su burbuja inmobiliaria, con lo cual, en realidad les estaríamos perjudicando en vez de ayudarles.

¿Qué propone?
Más Europa. Mire: en Kuala Lumpur hay 23 embajadas europeas y serían 24 con la de Catalunya: ¿por qué no ahorrar sustituyéndolas todas por una sola de la UE?

Parece razonable.
Lo mismo para el ejército. Necesitamos un ejército europeo eficiente y operativo.

Sin fuerza disuasoria, no hay poder.
Necesitamos estructuras de Estado europeas. Reformemos la UE y creémoslas. Sólo así solucionaremos nuestros problemas.

¿Y la independencia de Catalunya?
...

Dígame algo, que ya acabamos...
Si en Catalunya hubiera un refrendo masivo a favor de un Estado propio, la UE no tendría más remedio que admitirla como Estado. Y punto. Pero esa no es la cuestión.

¿Cuál es la cuestión?
Que el día después de la independencia, los catalanes tendrían los mismos problemas que el día antes.

¿Por qué?
Porque la derecha catalana que les gobierna no es mejor que la española: muy ineficiente, por cierto. Y así les va a ustedes.

Escocia y Catalunya son europeístas frente a sus estados: ¿qué está pasando?
Que hay frustración y allí se concreta frente al Estado nación: el comportamiento de Madrid provoca frustración en Catalunya.

Usted también tiene jaleo en su grupo.
Yo ya llevo veinte años en el Europarlamento y he dedicado a la política dos tercios de mi vida. ¿Sabe lo que quiero ahora?

¿...?
¡Voy a filmar la Copa del Mundo de Brasil! Me encanta el fútbol y los documentales.

¿Sabrá vivir sin política?
No volveré a hacer ya ninguna campaña electoral. La última ha sido durísima. En campaña me dijeron que "mi rollo" estaba "desfasado". Y después me pidieron perdón cuando saqué el 16 por ciento de los votos. Pero no volveré a pasar por eso.

¿En qué liga jugaría el Barça de una Catalunya independiente?
Podría jugar, como el Mónaco, en la Liga francesa, pero, ¡ojo!, que sus jugadores luego están en la selección francesa.

Los estados o se comparten o se parten. Las élites madrileñas han puesto España al servicio de su ideal de gran Madrid, que no ha servido para vertebrar una nación española y ha separado a las que formaban el Estado. La paradoja para Cohn-Bendit es que los independentistas catalanes llegarían -si ganaran con claridad un referéndum aún hipotético- a tener un Estado cuando los estados nación de la UE ya son residuales y siguen perdiendo cada día sentido y poder. Ninguna gran nación europea puede influir por sí sola en el mundo como antaño. Quien fue Dani el Rojo en el 68 se despide así, tras 45 años, de la política europea: con un guiño al futuro en un presente que se nos está acelerando.

26-IX-12, Lluís Amiguet, lacontra/lavanguardia