la violación de una mujer, violación de la democracia, de la libertad, de la humanidad

Activistas del colectivo Femen protestaron ayer en topless junto a la Venus de Milo del Museo del Louvre de París contra la presunta violación en Túnez de una mujer de 27 años por varios agentes de policía. Mostrando sus pechos, las activistas lucían sobre su cuerpo eslóganes como Tenemos manos para frenar las violaciones.

La chica estaba en un coche con un amigo la noche del pasado 3 de septiembre en la ciudad de Túnez cuando tres policías la ordenaron bajar. Mientras dos la violaban en el coche patrulla, el tercero obligaba al chico a sacar dinero de un cajero automático.

La joven denunció el ataque y los policías están detenidos, acusados de violación y extorsión. Después de esta denuncia, los agentes afirmaron que descubrieron a la chica y su amigo “en una posición inmoral”, lo que comportó la acusación de “atentado contra la decencia”.

Un juez ha visto el caso esta semana y aún no se ha pronunciado. El ministro de Justicia tunecino ha reconocido que “la violación de esta joven es horrible” y ha pedido paciencia, mientras el Quai d’Orsay espera que se levanten los cargos contra ella.


"Dones musulmanes, despulleu-vos", proclama Inna Shevchenko durant una manifestació contra l'actitud dels islamistes enfront de les dones, a la fi de març de 2012 en París.

El pasado agosto, miles de tunecinas se manifestaron en la capital contra el borrador de la nueva Constitución, que establece un papel de la mujer “complementario al del hombre en la familia”. Este artículo parece atentar contra la ley de 1956 que equipara los derechos de hombres y mujeres en muchos campos. Gracias a esta ley, las tunecinas pudieron votar, divorciarse y controlar su salud reproductiva. El aborto es legal desde 1965.

Las mujeres de Enahda sostienen que la pasada Constitución ya obligaba a la mujer a comportarse con sus maridos “según la costumbre y la tradición”. Y así era y sigue siendo, especialmente fuera de Túnez capital. A pesar de que el 91% de las mujeres tienen un certificado escolar, sólo el 30% trabaja. La sociedad es patriarcal. Sobre esta base, muchos policías, después de la revolución del 2011 y el auge del islamismo político, han parado a mujeres por no vestir con decencia o por salir de casa sin un varón a su lado.

La arquitecta Nabila Bakli, muy activa durante la revolución, considera que los abusos policiales, ejemplificados en la violación de la joven, “son una puerta abierta a la barbarie jurídica y la charia”. “Este caso –añade– lleva la simiente que puede acabar con el Túnez laico. Es el preludio de un crimen contra la humanidad”.

Enahda ha permitido el velo –que estaba prohibido– pero no ha impuesto ningún código de vestir y este verano las playas se han llenado de bikinis. Este equilibrio, sin embargo, no va a ser fácil de mantener. Los salafistas exigen la charia pura y dura, mientras la izquierda laica pide una igualdad total de sexos.

La pareja que fue sorprendida en su coche el 3 de septiembre niega que estuviera haciendo nada indecente. El ministro de Justicia,
Nuredin Bhiri, asegura que el caso no dejará cabos sueltos y recuerda que el año pasado se reformó el Código Penal para que la violación pueda considerarse tortura y si la comete un funcionario. Si la ley se aplica así, los agentes podrían llegar a recibir la cadena perpetua, pero las feministas recelan de una justicia que permite que los policías conviertan a sus víctimas en acusados.

4-X-12, X. Mas de Xaxàs, lavanguardia

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