Savita Halapannavar: cuando los "proVida" devienen homicidas...

Indignación en Irlanda por la muerte de una mujer a quien negaron el aborto
“Este es un país católico y el aborto está prohibido”, dijeron los facultativos
La mujer, dentista, murió de septicemia en medio de terribles dolores por un embarazo inviable

“Este es un país católico y el aborto está prohibido”, le dijeron los médicos del hospital de la Universidad de Galway (oeste de Irlanda) a una mujer india que, sufriendo terribles dolores, pidió que se le practicara un aborto para poner fin a un embarazo muy problemático (diagnosticado como “inviable”) que de ninguna manera podía concluir con el nacimiento de un niño sano. Al poco tiempo, Savita Halapannavar, una dentista de 31 años, falleció de una septicemia.

 Tanto el Gobierno irlandés como los directivos del hospital han “expresado su condolencia” al viudo. Y aunque se ha emprendido una investigación de oficio cuyo resultado se dará a conocer dentro de tres meses, la posición oficial de las autoridades es que los médicos actuaron “de acuerdo con la ley porque advirtieron que palpitaba el corazón del feto”. En Irlanda está prohibido el aborto excepto en el transcurso de “una intervención quirúrgica radical para la vida de la madre”, una premisa muy general.

La desgracia ha vuelto a abrir el debate sobre el aborto en la República de Irlanda, de donde cinco mil mujeres viajan anualmente a Inglaterra, Gales y Escocia para llevar a cabo abortos en clínicas privadas o de la seguridad social, un número que aumenta a un ritmo del 7% anual, de acuerdo con datos oficiales de Londres. Otras se desplazan a Holanda, Francia y diversos países de la UE que permiten la práctica con diferentes requisitos relativos al momento en que se encuentra el embarazo y la condición médica del feto y de la madre.

La izquierda irlandesa ha pedido que se legalice el aborto cuando corra peligro la vida de la mujer, pero un proyecto de ley al respecto fue rechazado en abril por el Dáil (Parlamento) con el pretexto de que espera las conclusiones de un informe que ha solicitado. “La política de nuestro país en esta materia es antediluviana, propia de una nación atrasada”, señaló la diputada del Partido Socialista Clare Daly, una voz que clama en el desierto.

Aunque la influencia de la Iglesia católica ha disminuido notablemente en Irlanda en los últimos decenios como consecuencia de la laicización generalizada de la sociedad y el enorme daño causado a la institución por los escándalos de abusos sexuales de niños y su posterior encubrimiento, la mayoría de irlandeses se han mostrado contrarios a la legalización del aborto en una serie de consultas plebiscitarias, las dos últimas en 1992 y el 2002.

Tras la independencia del Reino Unido en 1922, Irlanda mantuvo en vigor una ley colonial de mediados del XIX que declaraba todos los abortos ilegales y objeto de castigo. En 1983, la octava enmienda a la Constitución de la República estableció explícitamente “el derecho a la vida del feto desde el momento mismo de la concepción”. En 1992, en vista del escándalo suscitado por el caso de una adolescente embarazada como resultado de una violación, se celebró un referéndum que aceptó el derecho de las irlandesas a viajar fuera del país para abortar, pero rechazó la legalización de la práctica aun con requisitos. En el 2002 los votantes se pronunciaron también en contra de que la amenaza de suicidio fuera un motivo aceptable para llevar a cabo el aborto.

Aunque también es ilegal en Irlanda del Norte, una clínica privada especializada en abortos acaba de abrir sus puertas en Belfast en medio de enormes presiones y considerable polémica.

15-XI-12, R. Ramos, lavanguardia