la senadora Elizabeth Warren encabezará la fiscalización de "Wall Street"
Salvo en la imaginación de ejecutivos bancarios como Jamie Dimon, de JP Morgan, Barack Obama jamás ha sido un enemigo de Wall Street. Pero la banca de inversión ya tiene un adversario tenaz en el Senado. Elizabeth Warren, abuela de 63 años, oriunda de Oklahoma y flamante senadora por Massachusetts, fue calificada el jueves por el Wall Street Journal como “la peor pesadilla para la banca” tras su victoria frente al republicano Sherrod Brown. Es un piropo para una política en ascenso, adorada por la izquierda demócrata, que –según algunos– puede tener la mirada en la Casa Blanca.
Elizabeth Warren, oriunda de Oklahoma y flamante senadora demócrata por Massachusetts
Warren ha sido una figura clave en el diseño de la legislación para reducir el poder de los bancos y prevenir otra crisis financiera. Catedrática de Derecho Empresarial por la Universidad de Harvard, Warren diseñó la Oficina de Protección del Consumidor Financiero, mediante la cual la Administración Obama pretende proteger a las víctimas de la venta depredadora de productos financieros peligrosos (desde acciones preferentes a hipotecas subprime).
Empleándose a fondo para diluir la reforma financiera, respaldada por los dos congresistas demócratas Chris Dodd y Barney Frank (ambos ya jubilados), Wall Street ha llevado una dura campaña contra Warren. Los bancos lograron –por medio del secretario del Tesoro Tim Geithner– que Obama se echara para atrás en el nombramiento de Warren como máximo responsable del nuevo organismo de protección al consumidor que ella había ideado. Geithner se retirará con toda seguridad de la Administración y Warren encabezará la oposición al candidato favorito para sustituir a Geithner, Jack Lew, ex ejecutivo de Citibank, otro usuario de la puerta giratoria Wall Street-Washington.
Luego, cuando Warren se presentó a las elecciones al Senado, los bancos inyectaron millones de dólares en la campaña de su rival, Sherrod Brown, que embolsó casi diez veces más donativos procedentes del sector financiero que Warren, según datos que pueden verse en la base de datos del Center for Responsive Politics (Open eye). Goldman Sachs era el tercer contribuyente a la campaña de Brown.
Tras apoyar a Obama en las elecciones del 2008, Wall Street se quejó de que Obama había organizado una vendetta contra la banca. Un gestor de hedge funds, Dan Loeb, llegó a acusar al presidente de haberse comportado como “un marido que pega a su mujer”. Los bancos apostaron fuerte por la victoria de Mitt Romney inyectando directamente veinte millones de dólares a la campaña de Romney frente a seis millones a Obama.
Lo curioso es que –bajo cualquier criterio objetivo– Obama ha sido un excelente marido de Wall Street, rescatando a todos los bancos menos a Lehman Brothers (cuyo verdugo, en todo caso, era el republicano Hank Pauslon). Obama se negó a seguir los consejos de asesores como Paul Volcker en favor de desmantelar a los bancos de inversión. Asimismo, el presidente demócrata ha permitido que el lobby bancario haya diluido las partes de la legislación Dodd-Frank que amenazaban, de verdad, a la banca.
Pero, con la llegada de Warren al poder, Wall Street tiene un blanco mas legítimo. “Los consejeros delegados de Wall Street, esos mismos que destruyeron nuestra economía y millones de empleos, aún se pavonean por el Congreso pidiendo favores sin vergüenza”, dijo en su discurso en la convención demócrata en septiembre. Es una clase de retórica que no suele oírse en el Senado cuya maquinaria legislativa suele ser lubricada con millones de dólares donados generosamente por la banca.
11-XI-12, A.R., dinero/lavanguardia