recurrente recurso nacionalista, argentino, contra las libertades y la democracia

Cristina Fernández vuelve a la carga con las Malvinas. Si el 2012, coincidiendo con el trigésimo aniversario de la guerra, fue el año más tenso diplomáticamente entre Argentina y el Reino Unido desde 1982, el año que comienza promete no dejar decaer la disputa. La presidenta argentina envió ayer una breve carta al primer ministro británico, David Cameron, reproducida a su vez en la prensa inglesa, donde reitera su exigencia al Reino Unido para que negocie la soberanía de las islas. Las Malvinas siguen siendo un asunto de política interna en Argentina, que nunca falla para levantar la imagen presidencial. Este año tocan unas decisivas elecciones legislativas.

Esta vez la excusa ha sido la conmemoración de los 180 años desde que el 3 de enero de 1833 la Armada británica expulsara a la pequeña guarnición argentina y ocupara las Malvinas. Situadas a medio millar de kilómetros de la Patagonia, en aquella época Argentina estaba sumida en guerras civiles entre provincias para consolidar un poder central tras la independencia de 1812. La Patagonia estaba poblada por indígenas y los colonos tardarían en llegar...

Por enésima vez, Londres respondió que la soberanía de las Falkland es innegociable mientras no lo pidan sus 2.000 habitantes, ninguno de los cuales quiere ser argentino. Un portavoz de Cameron dijo que los kelpers “han expresado su claro deseo de seguir siendo británicos”. La cuenta oficial de Twitter del Foreign Office indicó que “hay tres partes en este debate, no dos como pretende Argentina; los isleños no pueden ser borrados de la historia”. En otro tuit, Exteriores añadió que los malvinenses “son libres de elegir su propio futuro, tanto política como económicamente, y tienen derecho a la autodeterminación”.

La prensa británica se hizo eco de la carta. The Guardian atribuyó la misiva a la intención de “desviar la atención” por “la falta de armonía social” en Argentina, cuyo último ejemplo fueron los saqueos de diciembre o los multitudinarios cacerolazos de los últimos meses, que han hecho caer la imagen de la presidenta. “Los argentinos apoyan la causa Malvinas. Pero ellos también están preocupados por los acuciantes problemas económicos, como la inflación, el aumento de la delincuencia y la corrupción”, agregaba ayer el rotativo, recordando que en octubre se celebran comicios legislativos trascendentales para el futuro del kirchnerismo. Fernández necesita controlar holgadamente el parlamento para plantear una reforma constitucional que le permitiría optar a un tercer mandato consecutivo.

Hartos del hostigamiento sufrido durante el 2012, los kelpers (habitantes de las Falkland/Malvinas, ndr) convocaron hace unos meses para marzo próximo un referéndum de autodeterminación donde dejarán claro que quieren ser británicos, pese a que Buenos Aires no reconoce la consulta.

El año pasado Fernández amenazó con prohibir el único vuelo semanal con el continente, denunció penalmente a las empresas que buscan petróleo en las islas y propició un bloqueo en puertos sudamericanos a barcos de bandera malvinense. Además, el gobierno difundió un anuncio rodado a escondidas en las islas con deportistas argentinos preparándose para los JJ.OO. de Londres, y Fernández tuvo un rifirrafe con Cameron en la cumbre del G20, donde el primer ministro rechazó una carta de la mandataria y le pidió que aceptase los resultados del referéndum de marzo.

4-I-12, R. Mur, lavanguardia