"Oposiciones", Oriol Pi de Cabanyes

Según recordaba el mismo d’Ors en el prefacio de su Nuevo glosario (1947), ya Antonio Machado había denunciado que “en España, la ausencia de toda cultura renacentista, el fondo escolástico de nuestra educación y la acritud de nuestra vida social nos ha llevado al matonismo intelectual o, mejor, chulería ilustrada, que distinguió a gran parte de nuestro mundo literario. En este rabo por desollar de la vieja Europa son muchas las cabezas que embisten, y pocas las que piensan”. “Atribuyo gran parte del daño que el poeta denuncia en la vida intelectual española –continuaba D’Ors– al detestable régimen aquí vigente de promoción al profesorado. Casi todos nuestros intelectuales, son, han sido o iban a ser opositores. Esto se paga. La actitud del opositor –rivalidad, impenetrabilidad mutua, erudición empleada como arma, ocultación de fuentes, nunca cita del émulo, ambición de deslumbramiento, imposibilidad de colaboración, sequedad agresiva– se refleja, a veces de por vida, en cuanto aquél ha de producir. En España es muy difícil escribir sin hacer oposiciones”...

Nuestro sistema universitario es de una endogamia tan absoluta como la partitocracia imperante, pensada desde la salida de la dictadura como para dar el poder a una cúpula. Es un sistema que se sostiene en el pequeño poder, el amiguismo y el intercambio de favores. Hay que caer bien a los que mandan. Con lo que la falsación popperiana de lo establecido se ve tan frenada como penalizada toda disidencia.

28-I-13, Oriol Pi de Cabanyes, lavanguardia