España cañí -99: es del todo imposible saltarse un semáforo en un lugar donde, de entrada, no hay
Hace siete años a José Luis Simó Ribas, vecino de Palma, le llegó una multa de tráfico según la cual se había saltado un semáforo en rojo en el paseo des Born del barrio des Molinar. El señor Simó se quedó pasmado, porque en ese paseo no hay ningún semáforo. Es del todo imposible saltarse un semáforo en un lugar donde, de entrada, no hay. De la misma forma que es imposible chocar contra un rascacielos en el Turó de l'Home o ahogarse en un desierto en el que no hay ni gota de agua. Visto lo cual, el señor Simó fue al Ayuntamiento para que le quitasen la multa.
Siete años hace que empezó a quejarse y la cosa está como el primer día. El diario El Mundo, que es quien da la noticia, detalla que de nada le ha servido explicarles que en ese paseo no hay ningún semáforo. De nada ha valido demostrar que, además de no haber semáforo, el día de la denuncia no pudo haber pasado por aquel lugar porque estaba en el centro de la ciudad, trabajando. De nada ha valido porque, como si oyese llover, un día el Ayuntamiento le embargó el importe de la multa. De nada le ha servido tampoco presentar un bonito book con fotos tomadas a lo largo del paseo, para demostrar que no hay ahí nada que se parezca a un semáforo. En el 2007 presentó un recurso y, cuando lo desestimaron, una reclamación contra esa desestimación. Ha llegado al punto de presentar en el departamento de Movilidad del Ayuntamiento una instancia para que le dijesen si hay semáforos o no, en el paseo des Born. Enseguida le contestaron: "No hay ninguna instalación semafórica". El delirio llega cuando nos enteramos de los argumentos de las autoridades para no quitarle la multa: porque el motivo por el que pide la anulación no es ninguno de los que contempla la ley: pago, prescripción, aplazamiento, falta de notificación de la liquidación, o error u omisión del constreñimiento que impida la identificación de la deuda o el deudor. Como no aparece que te puedan anular la multa por el hecho de que no haya ningún semáforo en el lugar donde te han multado por saltarte uno, pues no se la quitan.
Es un caso que recuerda aquella vieja historia -que, curiosamente, también pasaba en las Baleares- y que explica que, en Maó, en un cuartel de la Guardia Civil había un detenido. Quien estaba al cargo telegrafió a sus superiores, en Madrid, para pedirles llevarlo a Palma. La respuesta fue rutinaria, algo como: "Efectúese el desplazamiento del preso por ferrocarril hasta la capital de la provincia". El encargado del traslado se permitió algo de ironía, en su nota de respuesta: "Esperamos construcción de ferrocarril entre Maó y Palma". Le cayó un puro, claro. Probablemente se trate de eso que ahora llaman una leyenda urbana, pero el caso de la multa por saltarse un semáforo inexistente no lo es, hace siete años que dura y lo que te rondaré, morena.
12-XII-12, Quim Monzó, lavanguardia