la Primavera Árabe, un concepto creado para nuestro consumo de entertainment mediático

Una oleada de violencia sacude las calles de El Cairo, Trípoli o Damasco, recrudeciendo las agresiones, violaciones y acosos sexuales, que se practican cada vez con más frecuencia e impunidad. Unos pocos realistas y escépticos pronosticaron el dudoso triunfo de la primavera árabe que tanto aplaudimos: derrocarán a los sátrapas, pero llevarán al poder a los integristas enfebrecidos, que aplicarán la interpretación más conservadora del Corán. Ya han surgido las voces de aquellas que dicen que con Mubarak o Zin al Abidin Ben Ali vivían mejor.

Mientras, las ciberheroínas que prendieron la mecha hace dos años en Twitter o las que ahora se atreven a protestar con los pechos al aire en Facebook siguen exponiéndose por la libertad de las mujeres con el apoyo de movimientos feministas de Norte a Sur más activos que nunca.

Occidente, cabizbajo, demasiado ensimismado en su crisis, mira este paisaje desde lejos, desentendiéndose del fracaso, a pesar de que hace bien poco celebraran como propia la victoria de las turbas y los tuiteros que iban a marcar un fin de época.

17-IV-13, Joana Bonet, lavanguardia