los partidos políticos, entre la reforma a fondo o ser barridos por nuevos formatos

Una gran diferencia de escala separa a Grillo y a Barjot, el uno con escaños ya en su haber, y la otra que de momento sólo se plantea el tránsito, pero el modelo está ahí. En España, este esquema de personaje notable que cataliza la protesta de un movimiento social y entra luego en política clásica se ha encarnado en una apuesta reciente. La monja Teresa Forcades y el economista Arcadi Oliveres –ambos con sólida reputación en el ámbito de la justicia social– impulsan una candidatura a las próximas elecciones al Parlament de Catalunya, “con el objetivo de defender la convocatoria de una Asamblea Constituyente para definir qué nuevo modelo de Estado y de ordenación socioeconómica queremos”, como dice su manifiesto. Ellos mismos no serán candidatos; tampoco lo ha sido Grillo en Italia...

Esa es parte de la novedad mediática del siglo XXI de estos personajes, esto es, tenían ya notoriedad propia ( marca personal, podría decirse) antes de acceder a liderar o apoyar un movimiento o plataforma: Beppe Grillo era un cómico televisivo de éxito; Frigide Barjot (nombre artístico que juega con el de la actriz francesa Brigitte Bardot) era cantante, humorista y autora de libros; Forcades es conocida más allá de la Iglesia católica por su activismo social y por sus denuncias sobre farmacéuticas...

En este contexto debe entenderse y analizarse la iniciativa planteada por Teresa Forcades y Arcadi Oliveres (véase la información principal). “Ante la crisis de la política, reaparece la necesidad de tener valores que éticamente se aguanten y aparecen este tipo de iniciativas y personajes, quizás ingenuos, pero que que no están contaminados por el juego político y el poder. Esta es su fuerza y su debilidad”, explica Joan Subirats, catedrático de Ciencias Políticas (UAB). Maquiavelo, recuerda el profesor, modernizó (siglo XV) el concepto de política al diferenciarla de la moral, transformándola –en una definición muy breve– en la gestión de lo posible y del bien común. Pero lo que aquí ha sucedido es que la clase política se ha separado de la sociedad, de esta gestión del bien común, la justicia, la igualdad. Es hoy parte del problema...

 

¿Quiénes son, así, los líderes morales? Aparecen personajes famosos, indica Botella, como puede ser el caso de Forcades y Oliveres, o Josep Guardiola, Lluís Llach..., que pueden ser referentes para la ciudadanía. Proyectan en el imaginario una sensibilidad perdida, unos valores solidarios. y, aunque a veces el mensaje puede ser antipolítico y semipopulista, pueden cuajar nuevos movimientos en próxima convocatoria electoral. De hecho, el crecimiento de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) o de Ciutadans indica que además del debate izquierda–derecha y del identitario, aparece el eje vieja política-nueva política, que recoge voto de protesta y hartazgo.

El paso adelante de Forcades y Oliveres refleja la necesidad de que pasen cosas, de que existe un espacio por ocupar, subraya Subirats. Y es muy probable que tenga más fuerza una iniciativa ciudadana, que nace desde abajo, que una operación camuflada tras un partido, indica. Un espacio, no todo el espacio, porque una cosa es proponer sueños y otra gestionar realidades.

Perdidas así sus credenciales como intermediarios de la ciudadanía –en el ideario general, ya todo el mundo sabe que los gobiernos patrios no mandan–, y mientras buscan cómo recuperarlas, estos movimientos empiezan a ocupar este espacio vacío. La pregunta, señalan los expertos, es si es para hacer política o para oponerse...

Tanto Arcadi Oliveres, profesor de Economía Aplicada en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y presidente de la entidad católica Justícia i Pau, como Teresa Forcades, benedictina y doctora en Medicina y Teología, poseen prestigio como líderes morales en su defensa de determinados valores. En su manifiesto llaman a la ciudadanía catalana a apoyar “un proceso constituyente en Catalunya que permita que el pueblo catalán decida de forma democrática y pacífica qué modelo de Estado y de país desea”. Para ello, quieren articular una candidatura a las próximas elecciones autonómicas, en la que se aprecia la vocación independentista, a pesar de que no figura explícitamente en los diez puntos del manifiesto, más centrado en aspectos socioeconómicos y con ecos del movimiento indignado del 15-M. “El actual modelo económico, institucional y de ordenamiento político ha fracasado”, señalan. Entre los puntos figuran, entre otros: expropiación de la banca privada y defensa de una banca pública y ética; salarios y pensiones dignos; democracia participativa y reforma electoral; vivienda digna, moratoria de los desahucios y dación en pago retroactiva; no a las privatizaciones y potenciación del sector público bajo control social; derecho al propio cuerpo y no a la violencia de género; expropiación y socialización de empresas energéticas; derechos de ciudadanía para todos y derogación de la legislación de extranjería; medios de comunicación públicos bajo control democrático y desmercantilización de la cultura; y Catalunya sin ejército y fuera de la OTAN. Con estos argumentos, Forcades congregó el martes a casi un millar de personas a 10 euros por cabeza en el teatro Barts de Barcelona.

20-IV-13, M-P. López/C. Sen, lavanguardia