nuestro sistema escolar condena al fracaso a los que más pueden aportar

Julian Jones, politólogo y exprofesor de universidad en Maryland, no conocía los centros para jóvenes con talento hasta que su hija le explicó que quería hacer un curso de verano en uno de ellos. El programa le interesó tanto que pasó a formar parte de él. Según Jones, si los alumnos con alta capacidad desarrollan su talento toda la sociedad gana en innovación y creatividad. Julian Jones, ayer en Blanquerna, se reunió con la Fundación Javier Berché.

El 3% de la población tiene altas capacidades intelectuales, pero esta habilidad pasa muchas veces desapercibida, o camuflada bajo otras etiquetas, como el fracaso escolar. La Fundación Javier Berché, pediatra y psiquiatra especializado en niños con alta capacidad y talento excepcional, ayuda a estos alumnos y sus familias para que aprendan a gestionar y desarrollar su potencial. Ahora quieren dar un paso más y crear un Centro para Jóvenes con Talento –CTY en sus siglas en inglés– inspirado en el que la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) fundó hace ya 30 años. Julian Jones, director de relaciones y estudios internacionales de este CTY, explicó ayer en Blanquerna-URL en qué consiste el centro y cómo funciona. Los jóvenes con gran talento, insiste, también precisan ayuda.

¿Cuál es el objetivo del CTY de la Universidad Johns Hopkins? Detectamos a jóvenes en edad escolar muy brillantes; les hacemos exámenes para comprobar si tienen alta capacidad intelectual y, si los pasan, les ofrecemos una serie de programas y cursos fuera de la escuela que nutren su talento, lo aumentan y lo apoyan. Además, también investigamos sobre estos jóvenes extremadamente brillantes, sobre cómo desarrollar la inteligencia para el beneficio de la sociedad, sobre cómo actuar para que no se pierda.

¿Qué consideran como talento excepcional? Existen muchos tipos de talento. Está la inteligencia emocional, la inteligencia conectada a la música... nosotros estamos interesados en los niños que están dotados intelectualmente. En los que piensan bien y rápido. Para entrar en nuestros programas los alumnos deben pasar una prueba: les hacemos exámenes con preguntas de cursos superiores al que estudian. También tenemos un tipo de test en el que no es necesario tener ningún conocimiento previo y que mide la capacidad intelectual innata.

¿En qué consiste? En identificar formas y espacios, recordarlos y relacionarlos.

¿Por qué crearon los CTY? Porque hay muy pocos niños con alta capacidad en las escuelas, suponen solo un 3%, y ninguna escuela puede ofrecerles clases especiales y retos que les motiven. Nosotros les damos clases complementarias. El creador de Facebook, Mark Zuckerberg, fue estudiante de CTY. Ninguna escuela le ofrecía lo que necesitaba en términos de estimulación, retos o interés. El cofundador de Google Sergey Brin también fue estudiante de CTY antes de ir a la universidad.

¿Estos alumnos no están bien atendidos en la escuela? Hay un vacío con los alumnos que tienen una inteligencia muy por encima de la media. Son muy pocos y no se ocupan de ellos. En las escuelas también tienen miedo a que se les critique por darles una atención especial.

¿Los CTY sólo existen en Estados Unidos? Ya no. En los últimos cinco años ha crecido el interés por este modelo. Hemos ayudado a crear unos diez CTY en todo el mundo. Se trata de sedes independientes adaptadas a cada país, nosotros sólo les hemos asesorado. En Estados Unidos hay 24 CTY en universidades de élite, como Princeton, Stanford o Berkeley. La Fundación Javier Berché nos ha pedido apoyo para crear su propio CTY en Barcelona.

Las familias deben pagar para que sus hijos realicen las pruebas y los cursos. ¿Y si no tienen recursos? Una de las cuestiones más importantes de los CTY en Estados Unidos es que el centro debe estar abierto a cualquier joven capacitado, independientemente de su nivel económico. Hemos creado un potente programa de becas financiado por filántropos, fundaciones y compañías. Cualquiera suficientemente inteligente puede entrar en el CTY.

¿Colaboran con las escuelas? Sí, las escuelas e institutos nos recomiendan a sus mejores estudiantes. Los envían para que hagan las pruebas. Es lo que llamamos búsqueda de talento. Se trata de un proceso que se hace a nivel nacional.

A menudo se identifica a la persona con alta capacidad con alguien muy bueno en matemáticas. ¿Tienen programas para personas con talento en humanidades o ciencias sociales? Disponemos de programas de verano y on line que cubren todo el arco de conocimientos. Los niños y jóvenes pueden hacer un curso de escritura creativa con nosotros, de relaciones internacionales o de macroeconomía... la mayoría de estos cursos no están disponibles en las escuelas convencionales. Como politólogo que soy, uno de mis cursos favoritos es el de “utopías y distopías”.

¿Quién elige los cursos para cada alumno? Son ellos mismos quienes escogen, nadie les dice lo que tienen que estudiar. Eligen cursos que coinciden con sus intereses y que les invitan a pensar más allá de lo que encuentran en su escuela.

¿Quién da las clases? Profesores universitarios, pero en estos cursos el profesor sólo es un guía. Son los alumnos los que se enseñan los unos a los otros y comparten ideas.

¿Los alumnos con alta capacidad pueden fracasar en la escuela si no se les atiende de forma adecuada? Así es. Incluso corren el riesgo de desarrollar problemas de comportamiento. Hay que conseguir que lleguen hasta donde ellos quieran, quitarles los límites.

23-IV-13, M. Gutiérrez, lavanguardia

 

 

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