pero ¿quién gestiona la Marca España?, ¿Goscinny?
El alto comisionado de la Marca España, don Carlos Espinosa de los Monteros Bernaldo de Quirós, ha revelado que allende nuestras insignificantes fronteras causa pasmo, se supone que positivo, el hecho de que, con el 27% de paro, nadie haya convertido Madrid o Barcelona en capitales hermandadas con Bagdad o Kabul. El empresario encargado de vender la imagen de un país azotado por la crisis contesta a sus interlocutores internacionales que la baja conflictividad social que padecemos radica en la solidaridad interna. Somos el referente mundial de la beneficencia. Es uno de nuestros principales atributos universales, tras haber sepultado todas las cátedras de consumismo terminal y haberlas sustituido por másters en mendicidad. Nos hemos desintoxicado también de sobredosis de vanidad que eran jaleadas por hienas financieras aunque, pobres de nosotros, borreguillos aprendices de especulador, íbamos al banco con el cirio en la mano: intentábamos chupar el caramelo de los intereses antes de quitarle el envoltorio tóxico, y así les ha ido a algunos. Han pagado su inocencia infinita, su fe universal en los vendedores de preferentes, y ahora son náufragos en el océano donde desembocan todas las cloacas del sistema; también la estupidez de los duros a cuatro pesetas. La solidaridad no gubernamental se ha convertido en nuestro nuevo patrón oro. Tiene la ventaja de que no hace falta patentarla. La compasión ni siquiera cotiza en el mercado negro, como sí lo hace la economía sumergida. Aunque vayamos con cuidado. Tenemos tantos doctorados en corrupción que cualquier día son capaces de hacer negocio hasta en una leprosería, montar un banco de alimentos sin IVA y luego irse a tomar unos cubatillas a 3,50 euros la dosis. Eso sí, con ginebra autóctona. 3-VI-13, A. Abián, lavanguardia