crece la represión de la homosexualidad en África gracias al populismo islamista y cristianista
"Cien fotos de los mayores homosexuales de Uganda". La exclusiva iba en portada y a todo color. En octubre del 2010, el semanario Rolling Stone -sin lazos con su homónimo estadounidense- publicó la lista de un centenar de gais y lesbianas ugandeses a los que pedía "colgar".
Poco después, un conocido activista gay fue apaleado hasta la muerte por desconocidos. De polvos como esos llegan los lodos de ayer. El presidente del país, Yoweri Museveni, ratificó este lunes el endurecimiento de una ley que tipifica la homosexualidad como delito y establece penas de hasta cadena perpetua para los gais y lesbianas. "Ningún estudio ha demostrado que se pueda ser homosexual por naturaleza. Por eso he accedido a firmar el proyecto de ley", dijo ayer en su discurso Museveni.
La nueva norma criminaliza incluso la "promoción" o el "reconocimiento" de los homosexuales y prevé condenas de cárcel para quienes les apoyen o no los denuncien. Los ciudadanos ugandeses están requeridos, por ley, a delatar a todo aquel del que sospechen que es homosexual.
Antes no era sencillo, pero desde ayer es imposible vivir abiertamente como gay en Uganda. La Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos, Navi Pillay, fue de las primeras en criticar una medida que "institucionaliza la discriminación hacia homosexuales y podría alentar el acoso y la violencia contra personas en razón de su orientación sexual". El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, avisó hace unos días de que la nueva ley, aprobada por el Parlamento en diciembre y firmada ayer por el mandatario ugandés, suponía un "enorme paso atrás" y "complicaría nuestra valiosa relación con Uganda".
Está por ver si la advertencia se queda en verbo o toca donde duele: EE.UU. es el mayor donante del país en los últimos años, con unos 400 millones de dólares anuales en "ayuda humanitaria". Uganda es uno de los mayores aliados de los estadounidenses y los europeos en la región. Valga el ejemplo de que un tercio de los cascos azules en el polvorín somalí, donde las potencias occidentales tratan de no exponer a sus soldados, son precisamente ugandeses.
Que desde el país africano importan poco las presiones internacionales se puede demostrar con tan sólo dos gestos: el aplauso unánime y las risas de los presentes en la rueda de prensa del presidente ayer y en las palabras burlonas de un diputado ugandés que ocupaba la primera fila. "¡Espero que los Obama estén viendo esto en directo! Desmond Tutu, Cameron... (Museveni) os ha resistido".
El arzobispo sudafricano y Nobel de la Paz, Desmond Tutu, dijo que la ley ugandesa le recordaba a los intentos de los nazis y del régimen del apartheid de "legislar contra el amor". Amnistía Internacional señaló que la ley muestra una "horrible expansión de la homofobia sancionada por el Estado".
La ley de Museveni es un paso más en la deriva homófoba del continente africano. De 54 países, 38 criminalizan la homosexualidad y el castigo va de la marginación social, a detenciones o penas de prisión y hasta la pena capital: en Mauritania, Sudán, sur de Somalia y norte de Nigeria, los homosexuales pueden ser condenados a muerte.
La raíz de la caza al homosexual de Uganda tiene varias ramificaciones. Aunque a menudo muchos africanos aseguran que la homosexualidad es un invento venido de Occidente, el aumento de sectas cristianas evangélicas de origen estadounidense -los fondos de estas organizaciones suelen venir de Estados Unidos- está detrás del rechazo frontal al homosexual.
Además del fundamentalismo religioso importado -mayoritariamente cristiano en Uganda, pero también musulmán en otros países-, el machismo imperante en muchas sociedades africanas es otro de los factores. También la cortina de humo. El presidente Museveni, un devoto cristiano evangélico, ha encontrado en la comunidad gay un enemigo fácil de atizar para desviar la atención de las acusaciones de corrupción o el aumento de la inseguridad en el país. La táctica no es nueva. A principios de mes, Museveni hizo otro regate conservador. Aprobó la ley antipornografía y legisló un código de vestimenta que prohibía la ropa "provocativa" como blusas o minifaldas.
25-II-14, X. Aldekoa, lavanguardia
La conversación, de ayer mismo, ocurre en una cantina de Lagos, en Nigeria, entre platos de arroz y plátano frito. Un administrador, un empresario, un columnista y un desempleado; todos nigerianos, además de este periodista. Como casi todas las charlas amistosas en África, empiezan con fútbol. El masculino (City-Barça, Premier) y femenino (la selección nigeriana) hasta que alguien suelta un "pues yo creo que esas tías parecen tíos". Y otro replica "las lesbianas aún, pero peor ellos". Y se abre la veda.
"¿Un tío con un tío? Es asqueroso", dice el empresario, que es musulmán.
"Es una guarrada, viene de occidente, no es africano", jalea el entrenador.
Todos asienten y el periodista nigeriano, cristiano de pro, amaga con poner cordura; pero no: "La ropa, el fútbol o el móvil también vienen de fuera, no es eso, es que nuestras tradiciones milenarias están contra lo homosexual".
¿Y si tu hermano te dice que es gay?, pregunta el periodista. Risas. "Lo llevaría a la iglesia", dice el columnista.
"Lo mato", dispara el parado.
Según un informe del Pew Research Center (PRC), Nigeria es el país donde menos se acepta la homosexualidad. Sólo uno de cada cien nigerianos cree que la sociedad debe aceptar a un homosexual. Nigeria recrudeció hace menos de un año su ley antigay y prevé 14 años de cárcel para el matrimonio homosexual. Según el informe del PRC, en Senegal, Ghana o Uganda, el 96% de la población rechaza a los gais. El problema es que no están solos. Esta semana, el presidente de Gambia, Yahya Jammeh, tildó a los gais de "alimañas" en un discurso televisado. "Combatiremos contra estas alimañas llamadas homosexuales y gais de la misma manera que luchamos contra los mosquitos de la malaria, o incluso de una forma aún más agresiva", escupió.
De 54 países africanos -55 con Sáhara Occidental-, 38 consideran ilegal la homosexualidad. La presión sobre este colectivo en África va desde la marginación social, detenciones o penas de prisión hasta la pena capital: en Mauritania, Sudan, sur de Somalia y norte de Nigeria, los culpables de mantener relaciones homosexuales pueden ser condenados a muerte.
El domingo, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, advirtió al de Uganda, Yoweri Museveni, que si seguía adelante con su ley antigay las relaciones entre ambos países se verían afectadas.
La causa de la homofobia varía según el país, pero tiene denominadores comunes: el integrismo religioso, cristiano o musulmán, el machismo social y la táctica de distracción de los gobiernos que ven en los homosexuales un enemigo común y a tiro. Enemigos frágiles, como el camerunés Jean Claude Mbede, que murió hace unas semanas abandonado por su familia, después de pasar 16 meses en la cárcel. Su delito: mandarle un SMS a un amigo para decirle: "Me estoy enamorando de ti".
20-II-14, X. Aldekoa, lavanguardia