poco europeísmo francés en el comercio militar internacional

La industria militar y aeronáutica francesa recibió ayer un importante espaldarazo desde India, extensivo a un Nicolas Sarkozy en plena carrera hacia las presidenciales. El llamado contrato del siglo del ejército indio, valorado en más de 10.000 millones de euros, deja con la miel en la boca al Eurofighter Typhoon, el otro avión de combate finalista, con participación española. Tras cinco años de dura competición y tres meses de suspense, el Ministerio de Defensa indio reveló ayer que la oferta del Rafale, del fabricante Dassault, era la más baja, lo que significa que ha ganado y que empiezan las negociaciones para ultimar el precio.

El contrato no se firmará hasta abril, cuando empieza el nuevo año fiscal indio. Pero en Delhi saben bien que un Sarkozy pugnando por la reelección no dejará escapar la ocasión de colgarse la medalla de exportador del Rafale, hasta ahora invendible. Un auténtico revulsivo después de que, sucesivamente, Brasil, Emiratos Árabesy Suiza renunciaran a él. Sarkozy puede presumir, además, de haber encarrilado una relación estratégica y de largo recorrido con la India emergente.

Es verdad que Sarkozy se partió la cara por ello (Serge Dassault, el patrón de Dassault, es senador de su partido, además de propietario del diario progubernamental Le Figaro),con varias visitas a Nueva Delhi. Como premio, Francia construye en India centrales nucleares, submarinos y, en breve, aviones de combate.

La caída del Eurofighter alcanzará a Sevilla y Getafe, donde EADS-CASA fabrica el ala derecha del avión y otros componentes menores. Finalmente, de poco le ha servido al Eurofighter - al que todos los mentideros políticos daban por ganador hacía meses-el bautismo de fuego en Libia y los esfuerzos del consorcio italo-germano-hispano-británico en la que ha sido una lucha a brazo partido, con grandes dosis de alta política. El Rafale, de hecho, también tuvo su mejor escaparate en Libia, con las actuaciones más estelares del conflicto.

Hace ya un año quedaron en la cuneta los F-16 y F-18 estadounidenses, el Grippen sueco y el Mig ruso. El enfado de EE. UU. fue monumental, hasta el punto que su embajador en Nueva Delhi dimitió. Y estos días, Barack Obama (que ha mantenido la alianza preferente desde hace 60 años con Pakistán) repetía que la época de externalizar puestos de trabajo - pongamos por caso, a Bangalore-ha terminado.

Dassault, que, según fuentes oficiosas indias, podría embolsarse hasta 15.000 millones de euros, se comprometería a suministrar 18 unidades en tres años y a construir el resto en Bangalore. Las transferencias de tecnología también juegan un gran papel. India ya cuenta con 51 aviones Dassault (los Mirage 2000), a los que los Rafale vienen a sustituir en tanto que cazas polivalentes. Asimismo, Dassault, a través de Thales y DCNS, participa en el programa de submarinos indios.

Aun canal indio de noticias no se le escapaba ayer el fondo político de la decisión: "India otorga el contrato del siglo a la única potencia que no condenó las pruebas nucleares de Pokhran". A eso se le une la incomodidad de India de tener que lidiar con cuatro países y cuatro posibles vetos tecnológicos en el futuro, algo experimentado a pequeña escala por los indios implicados en el proyecto Eurofighter, que veían cómo cada una de sus frases debía ser revisada cuatro veces.

El Rafale, que desequilibrará la paridad en el aire entre India y Pakistán, estará en activo dos o tres décadas, pero Nueva Delhi trabaja ya en un caza de quinta generación junto a Rusia, que la semana pasada entregó a India su primer submarino nuclear.

1-II-12, J.J. Baños, lavanguardia