estamos en plena regresión liberticida de los estereotipos femenino y masculino

Misae Nohara (madre de Shin-Chan) es gritona, histérica y está pendiente de las rebajas. Las adolescentes protagonistas de Monster High están obsesionadas por la belleza, van con tacones al instituto y sólo piensan en conquistar chicos. Y Candance, la hermana de Phineas y Ferb, siempre parece tonta. Hay muchos más ejemplos de cómo se asocian estereotipos negativos, o directamente machistas, a los personajes femeninos de la mayoría de series de dibujos animados que se ven en el mundo. Lo afirman dos ambiciosos trabajos: un estudio reciente realizado por los investigadores Concepción Alonso Valdivieso y Jesús Pertíñez López de la Universidad de Granada (UGR) y la investigación realizada por Inmaculada Sánchez-Labella Martín, de la Universidad de Sevilla.



En el primero se han analizado 163 series de dibujos animados, tanto españolas como extranjeras, que se emiten actualmente en la televisión de nuestro país, prestando una especial atención a los 621 personajes que aparecían en ellas. Del trabajo se pueden extraer muchas conclusiones, las más importantes relacionadas con cuestiones de género. Pero Concepción destaca que lo más relevante "es que no hemos evolucionado, seguimos mostrando los mismos estereotipos que en los personajes femeninos de Disney de los años 40 y 50". Es decir, la mujer es, en general, un personaje secundario, frágil y dependiente del hombre. Susana Guerrero Salazar, profesora de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Málaga y experta en el análisis del sexismo apunta, no sin ironía: "Yo que crecí con la independiente abeja Maya y con la rebelde y descarada Pippi Calzaslargas hubiera esperado que, ya entrado el siglo XXI, se nos mostraran en pantalla más y mejores referentes femeninos".

No es así. Inmaculada Sánchez-Labella entrevistó a 1.275 niños de las provincias de Sevilla, Córdoba, Málaga y Jaén a través de 31 preguntas para conocer cómo perciben a los personajes femeninos de estas series y, además, si creen que sufren algún tipo de maltrato. Y la conclusión es bien clara: las series de animación siguen manteniendo los estereotipos patriarcales y dan preeminencia al sexo masculino frente a una imagen reducida y simplificada y ceñida a tópicos relacionados con la de la mujer. Y también que, en su mayoría, son los personajes femeninos que asumen el papel de madre los que cargan con tal representación.



Volvamos a los datos. En el estudio de Concepción Alonso se confirma que sólo un 33,6% de los personajes de las series de dibujos animados son chicas (hay una por cada dos chicos), y su papel está relegado casi siempre al de novia, madre o acompañante del protagonista o del villano. Por norma general, los personajes femeninos de los dibujos animados presentan un físico saludable, si bien muchas de estas mujeres están excesivamente delgadas, una característica que no se ve en los personajes masculinos. Además, existe un número pequeño de mujeres, normalmente mayores, que presentan sobrepeso, algo que no aparece tanto en el caso de los hombres.

Los investigadores ponen la popular serie Monster High como ejemplo de la "nefasta imagen" que los dibujos animados transmiten de la mujer. "Son unas protagonistas absolutamente superficiales". Estereotipos que se pueden encontrar en las coprotagonistas (rara vez son protagonistas) de series como American Dad, Bob Esponja, Doraemon, Inazuma Eleven, Padre de Familia, Los padrinos mágicos, Phineas y Ferb, Shin-chan, Los Simpson y Las Supernenas Z. En el caso de los personajes masculinos, los investigadores de la UGR destacan que por norma general todos tienen un físico saludable, ni obesos ni delgados, y es curioso que lo más frecuente es que no ejerzan ninguna profesión, mientras que las chicas son en su mayoría estudiantes. "Además, siempre que aparece un cargo directivo (alcalde o presidente) se trata de un hombre, y el padre es el que trabaja. Las madres son siempre amas de casa (con la excepción de la serie Johnny Test, donde la madre es la que trabaja y el padre se encarga de las tareas del hogar), añade Alonso.

Susana Guerrero señala que hay dos cuestiones que le preocupan especialmente: "La representación audiovisual de las mujeres en general, que es el estricto canon de belleza a que están sometidas, y la falta de heroínas, sobre todo de superheroínas". "Todo el mundo quisiera ser un héroe, personaje exitoso salvador del mundo y aclamado y querido por las multitudes. Nuestras heroínas, sin embargo, son presentadas por cómo son y es el aspecto físico lo que las convierte en exitosas", razona. A todos nos vienen a la memoria fácilmente nombres de superhéroes como Spiderman o Batman, pero difícilmente de superheroínas. "Las pocas heroínas que tenemos son víctimas de su belleza y de la sexualización de su cuerpo, lo que las convierte en mujeres objeto, creadas para ser deseadas (delgadísimas, guapísimas y con grandes pechos). Basta repasar, añade, los cómics o recordar a Halle Berry interpretando a Catwoman. Son razones suficientes por las que los investigadores alertan de "la necesidad de controlar las series de animación que ven los hijos". La mayoría de los padres piensan que, por el mero hecho de ser dibujos animados, su contenido es inofensivo y adecuado para la edad de sus hijos". Una percepción que es errónea.

22-IV-14, S. Enguix, lavanguardia