España cañí -156: Edificio España

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Los organizadores del Festival de Cinema d'Autor decidieron adoptar el título de un artículo que había escrito Carlos Losilla -Un impulso colectivo- para referirse a este movimiento de cine joven, radical y autoproducido que emerge entre nosotros. El ciclo, dirigido por el mismo Losilla, se inauguró con Edificio España, de Victor Moreno, y se clausuró con Sobre la marxa de Jordi Morató. Sobre el segundo, un gran manifiesto generacional que obtuvo el premio del público, volveré otro día. Hoy me centraré en el primero.

> tráiler 1'43'' <          > tráiler 1'43'' <

Moreno, un joven canario que estudió en Barcelona, emprendió el proyecto de filmar el proceso de transformación y rehabilitación interior de este rascacielos emblemático de Madrid, un hito de la arquitectura franquista. Era el año 2007 y el director consiguió el permiso para filmar, con paciencia e implicación, el día a día de los trabajadores que iban destruyendo disciplinadamente techos, suelos, muebles y muros para dejar así campo libre a un nuevo uso del edificio. Al filmar a estos trabajadores que lanzan al vacío sillas, mesas y armarios que serían perfectamente reciclables, el filme nos sitúa en una posición crítica e incómoda. Nosotros participamos del deseo catártico de cambio, pero sabemos que en este afán destructor reside la evidencia de los males del sistema que nos han llevado a la situación actual.

Tras rodar este proceso de descuartizamiento, las obras se pararon. Llegó la crisis y los procesos de renovación quedaron en nada. Pero Moreno guardaba este tesoro, este testimonio implacable del despilfarro, que adquiere todo su poder significativo por el hecho de estar filmado antes de la crisis, cuando parecía que la exhibición del derroche era un signo de normalidad. Esta descompensación entre unas imágenes reveladoras y la percepción actual de su corrosión está en la base del intento de prohibición que el filme sufrió cuando el banco propietario del edificio pretendió impedir su difusión. Sabían que estas imágenes contenían el aviso del hundimiento del sistema que ellos sustentaban.

La película termina con un epílogo que constata que, pasados los años, el edificio destruido mantiene su fachada pero no contiene nada en su interior más que vacío y desolación. Eso no fue impedimento, sin embargo, para que la candidatura olímpica de Madrid 2020 utilizara la fachada del Edificio España como muro pantalla de su mayor anuncio de propaganda: sobre ella se proyectaban imágenes alegres de deportistas de todo el mundo, en una operación de encubrimiento demoledora, porque ahora sabemos que tras esta fachada no había nada.

Dentro de unos años se intentará que olvidemos la crisis y el paro actual, como si no hubiera existido. Como resistencia dispondremos de algunos filmes que atravesaron la frontera y dieron testimonio de las raíces del mal. De ahí la grandeza, el valor, de Edificio España. Su estreno en salas de cine la próxima semana, es una victoria colectiva.

7-V-14, Jordi Balló, lavanguardia