"Un paso al frente", Luis Gonzalo Segura de Oro-Pulido

Luis Gonzalo Segura de Oro-Pulido tiene 37 años y acaba de publicar una novela que ha trascendido por razones extraliterarias. De hecho, el joven autor de apellidos brillantes puede perder el trabajo por Un paso al frente (Tropo Editores), una obra protagonizada por un teniente llamado Guillermo Fernández. Según los felices editores, ya se han vendido diez mil ejemplares y preparan la cuarta edición. Cifras muy notables hoy para cualquier libro pero más aún para un autor desconocido. La obra muestra la vida militar actual de modo muy crítico. Los que ya han leído la novela hablan de un retrato muy negativo, con una presencia constante de arbitrariedades en las condecoraciones, abusos de poder y conductas nada honorables, relacionadas con la corrupción. Los oficiales roban todo el combustible que pueden o se construyen una sauna con el dinero destinado a alimentar a la tropa. La novela acaba con un epílogo epistolar: una durísima carta del teniente Fernández al ministro de Defensa, a quien acusa de "completar el salario con algún sobre que otro con el que defrauda a su propio compañero (el ministro de Hacienda), cobrar dietas por hacer su trabajo, colocar a sus familiares y amigos en algún puesto de la Administración, algún que otro chanchullo con una empresa amiga y quizá alguna comisión". La cuestión es que Segura de Oro-Pulido también es teniente, destinado en el centro de transmisiones del Ejército de Tierra en Pozuelo de Alarcón. Este pequeño detalle curricular ha provocado gran malestar en el Ministerio de Defensa, hasta el punto de que el ejército le ha abierto un expediente que puede acabar con su expulsión de las fuerzas armadas. Le acusan de vulnerar el código disciplinario castrense. El instructor pasa por alto que la carta final la firma el personaje de ficción Guillermo Fernández.

En los ochenta, algunos jueces de ideología conservadora llamaron a declarar a Els Joglars por la obra Teledeum porque la consideraban blasfema. Creo recordar que el exjoglar Jaume Collell cuenta, en una gran crónica titulada El Via-crucis de Teledeum, que un juez incluso citó a un pobre taxista que se llamaba igual que uno de los personajes de la obra. Es una escena digna de una de las mejores novelas de militares que he leído: Las aventuras del buen soldado ¿vejk del checo Jaroslav Ha¿ek. Porque ¿vejk es un verdadero campeón a la hora de llevar la disciplina militar al límite del absurdo. En el caso del teniente novelista expedientado, muchos expertos consideran absurda la sanción desde un punto de vista jurídico. Eso es porque desconocen la política militar de arrestos. ¿O nunca han oído hablar de la historia de un teniente que cae porque rompe un escalón y la pobre escalera queda arrestada?

14-VI-14, Màrius Serra, lavanguardia