los hongkongeses toman la calle en defensa de la democracia
Marea humana en Hong Kong. Centenares de miles de personas se manifestaron ayer en la excolonia británica para reclamar más democracia en el aniversario de la devolución de este territorio a China en 1997. Una masiva asistencia que convirtió la marcha en la más multitudinaria desde la retrocesión y en una demostración de creciente desconfianza hacia las autoridades de Pekín. Una situación que provoca una creciente inquietud entre los dirigentes del gigante asiático.
Las imágenes de las calles de Hong Kong atestadas de gente superaban ayer el debate de las cifras sobre el grado de participación en esta marcha. La policía cifró el número de asistentes en 98.600, frente a los 510.000 estimados por el convocante Frente Civil de Derechos Humanos.
La realidad es que la masiva respuesta a la convocatoria constituyó el aviso más claro a Pekín de que los residentes en la excolonia quieren plena democracia. Confirmó los resultados del referéndum informal convocado por el movimiento civil Occupy Central para exigir que el próximo jefe del Ejecutivo sea elegido en el 2017 por sufragio universal. Una consulta en la que participaron casi 800.000 personas, el 10% de la población y el 22% de los residentes con derecho a voto.
Una votación que el Gobierno de Pekín considera "ilegal", "inválida", así como "antipatriótica" y fruto de la "paranoia política", según un comunicado de su Oficina para Hong Kong y Macao.
Sin embargo, la de ayer fue la manifestación más multitudinaria bajo la soberanía china y supera a la del 2003, que aglutinó a 500.000 personas indignadas por una propuesta de ley de seguridad, que finalmente fue retirada por las autoridades locales.
Los hongkoneses salieron ayer masivamente a la calle para mostrar su indignación con Pekín. No sólo para reclamar elegir libremente a su próximo líder político, sino por la rabia provocada por la publicación de un libro blanco por parte del Gobierno chino, donde precisaba que la última palabra en el grado de autonomía de la excolonia reside en Pekín y que China mantiene una "jurisdicción exhaustiva" sobre todo el territorio.
Esta declaración causó un profundo desasosiego entre los hongkoneses. En ella vieron una amenaza al principio de "un país, dos sistemas" pactado entre Londres y Pekín en 1984. Una fórmula que otorga a la excolonia competencias exclusivas en todos los ámbitos excepto en defensa y política exterior. Esa situación permite a sus habitantes, por ejemplo, participar en una manifestación como la de ayer.
Con anterioridad a la marcha, el jefe del Ejecutivo, Leung Chun Ying, hizo un llamamiento a la calma y la estabilidad en su intervención en los actos oficiales. Prometió a los hongkoneses que su Gobierno hará "todo lo posible" para avanzar hacia el sufragio universal, pero advirtió que "debemos evitar hacer cualquier cosa que mine la estabilidad y la prosperidad de Hong Kong".
La realidad, sin embargo, sugiere que se avecinan tiempos tumultuosos para la excolonia.
2-VII-14, I. Ambrós, lavanguardia