¿quién provocó y a quién refuerza el ataque a Gaza? (II)

¿quién provoca y a quién refuerza el ataque a Gaza?

Headline image...Hamas se encuentra en una encrucijada. Los islamistas esperan las negociaciones que tendrán lugar en El Cairo, dirigidas por el presidente Al Sisi, para poder presentar a su pueblo algún logro como resultado de esta guerra. La destrucción en la Franja no tiene precedentes. No se trata solamente de los más de 1.700 muertos y 9.000 heridos; el daño provocado a las infraestructuras locales es enorme y cientos de miles de habitantes han sido desplazados de sus casas. Muchos cuando vuelven no encuentran más que escombros.

Por un lado, la calle palestina presiona a Hamas para que cese el fuego. Sin embargo, hacerlo sin lograr poner fin al bloqueo israelí y egipcio de Gaza supondría un reconocimiento de la derrota por parte de Hamas. Al principio de esta guerra, el brazo armado de Hamas, las Brigadas Ezedin al Qasam, puso seis condiciones para lograr la tregua. Poco a poco, estas se fueron reduciendo y el líder del brazo armado, Mohamed Def, dijo la semana pasada que no pararía el fuego a no ser que Israel cumpla dos condiciones: el fin de las hostilidades y el levantamiento del bloqueo.

La guerra de Gaza y, en gran parte, el secuestro y asesinato de los tres adolescentes israelíes en Gush Etzion –en la Cisjordania ocupada– el pasado 12 de junio, tenían un objetivo primordial: salvar a Hamas. Los islamistas se encontraban al borde de la bancarrota y perdían terreno político tanto en Gaza como en Cisjordania, donde bajaba su popularidad gradualmente.

      La destrucción por parte de Egipto de los túneles del contrabando entre ese país y Gaza dificultaron aún más la situación del movimiento creado por Ahmed Yasin en 1987. Por eso Hamas aceptó recientemente un gobierno de unidad nacional con Mahmud Abas sin tener un solo ministro, ya que teóricamente se trata de un ejecutivo de tecnócratas, aunque en realidad el movimiento nacionalista y laico Al Fatah, de Mahmud Abas, mantuvo nueve de sus ministros.

En un principio, Mahmud Abas rechazó durante semanas pagar los sueldos de 43.000 funcionarios y milicianos de Hamas. Solo en los últimos días, tras el dramático incremento de las operaciones militares israelíes y el alto número de víctimas –cientos de ellos combatientes de Hamas y más de 1.000 civiles, entre ellos cientos de niños–, Abas aceptó enviar dinero y los sueldos fueron abonados no a los bancos sino a las mezquitas de la Franja.

Saud Abu Ramadan, conocido periodista palestino de Gaza y colaborador de varias agencias, entre ellas Efe, vio el sábado cómo un proyectil extraviado israelí destruyó su oficina en el centro de Ciudad de Gaza. “Yo no pertenezco a Hamas, no tengo cohetes ni explosivos y, sin embargo, atacaron mi oficina. Israel dice que quiere destruir a Hamas pero ahora hay miles de personas muertas y heridas, miles de casas destruidas. Nosotros pagamos el precio por el conflicto con Hamas. Si se levanta el bloqueo de Gaza, habrá una tregua real”.

El catedrático Yoav Tenenbaum, de la Universidad de Tel Aviv, explica la paradoja de por qué Israel es tan fuerte por un lado y tan vulnerable por el otro: “Al sur está Hamas y, al norte, Líbano está controlado de fac

to por el Hizbulah. Ambos quieren destruir el Estado de Israel y tienen decenas de miles de misiles. A Oriente está Irán, que declara lo mismo. Israel tiene uno de los ejércitos más fuertes del mundo pero si no lo tuviese, dejaría de existir. Si no hubiese esta sensación de vulnerabilidad por parte de millones de israelíes, Israel no tendría que ser tan fuerte”. Tenenbaum añade que “aunque Israel firmase un acuerdo de paz con los palestinos aún habría países y grupos armados que desearían su destrucción”.

Quizás es por eso que, hoy por hoy, en el debate político israelí la posibilidad de lograr un tratado de paz definitivo y total, tal como se soñaba en los años noventa y antes de la firma de la paz con Egipto, es hoy visto como un sueño inalcanzable. El objetivo israelí es hoy mucho más modesto: recuperar la seguridad para sus ciudadanos.

4-VIII-14, H. Cymerman, lavanguardia