la sitiada ciudad de Kobanê resiste, por los kurdos, también por nosotros

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Los milicianos kurdos que encontramos a nuestro paso son abrazados de forma efusiva. Reciben besos, abrazos, carantoñas... Algunos, sin abandonar el kaláshnikov que cuelga del hombro, se echan a llorar emocionados. Ayer a mediodía unas mil personas procedentes de Turquía conseguían entrar en Kobane, la ciudad que se ha convertido en un símbolo de la resistencia kurda.

La ciudad está amenazada en tres frentes por los yihadistas del Estado Islámico (EI). Desde hace al menos diez días prosiguen los combates entre el EI y las milicias de la Unidad de Protección Popular (YPG), la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK. "Ya no nos queda miedo", afirma uno de los lugareños. "Creen que van a poder con el Kurdistán, pero nunca dejará de existir", hace hincapié Aladdin, de 30 años y que trabaja "en lo que toque". Otro enfatiza que los del EI "no son musulmanes, son bestias". Un tercero: "Necesitamos a alguien que nos ayude. Que sea el PKK o la YPG, pero necesitamos ayuda".

kobaneçatışmaLa marea negra del EI cada vez está más cerca: las humaredas de los combates se pueden ver en suelo turco, donde ayer caían proyectiles. "No tenemos problemas por ahora de agua y alimentos, pero los del EI están a doce kilómetros. Naturalmente que tengo miedo, pero he de estar junto a mis hermanos", explica un miliciano que llegó hace una semana desde Diyarbakir, en el sudeste turco, para luchar junto a la YPG. "Hay ataques cada noche, y cada noche son repelidos; los que dicen que Kobane va a caer se equivocan", añade.

Ayer los morteros se podían escuchar en la lejanía, pero los disparos que dominaron en Kobane fueron los de los milicianos que defienden el Kurdistán sur para festejar la llegada de los simpatizantes. Por unas horas, podían escapar de la presión de la guerra y celebrar la dudosa decisión de haberse quedado para defender su ciudad. Los hurras a la YPG y a Abdullah Öcalan, el desde 1999 encarcelado líder del PKK, no podían faltar. Docenas de milicianos -entre ellos al menos media docena de mujeres- portaban fusiles en las calles de la ciudad, de humildes casas de adobe y ladrillo. Congregados por varios partidos prokurdos -sobre todo el de la Paz y Democracia (BDP)-, docenas de autobuses, furgonetas y coches privados llegaron desde todos los puntos de Turquía. Eran kurdos, turcos, socialistas y comunistas que deseaban mostrar a la población de Kobane su solidaridad. Alcanzaron la ciudad después de aplastar un tendido de alambre de espino a base de fuerza bruta, a escasos kilómetros del paso fronterizo de Mürsitpinar. En el camino hacia Kobane gritaban: "Kurdistán será el cementerio del Estado Islámico".

Las críticas al partido en el Gobierno turco, el AKP, eran comunes por lo que consideraban un apoyo de Ankara al EI.

Algunos de los que llegaron tenían la intención clara de permanecer y ayudar en la lucha armada. Otros querían echar una mano a los que deseaban huir. Unos 200.000 kurdos sirios han cruzado la frontera hacia Turquía para escapar del EI. Al menos cien pueblos kurdos en las proximidades de Kobane han caído en manos de la marea negra. El pueblo de Siftek, a doce kilómetros de Mürsitpinar, era ayer otro de los tomados por el EI.

"No te olvides de mencionar que Kobane es nuestro Stalingrado", se les recordó ayer varias veces a los escasos periodistas presentes en la ciudad sitiada.

27-IX-14, R. Ginés, lavanguardia

http://edge.liveleak.com/80281E/ll_a_s/2014/Sep/27/LiveLeak-dot-com-2fe_1411847358-Kobane27Sept2014bydeSyracuse_1411847393.png?d5e8cc8eccfb6039332f41f6249e92b06c91b4db65f5e99818bdd6944d44dfd01b86&ec_rate=230La frontera entre Siria y Turquía abarca 910 kilómetros y en los últimos días cada vez es más habitual que fuerzas del ejército turco apostadas a lo largo de ella puedan ver a simple vista -o al menos con prismáticos- los movimientos y combates entre el EI y las milicias de la Unidad de Protección Popular (YPG), la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Ankara lleva insistiendo varios días: los bombardeos desde el aire no solucionan nada en la lucha contra el EI y lo más idóneo sería una operación militar sobre el terreno que abra una zona tampón dentro de territorio sirio, acompañada siempre de una zona de exclusión aérea.

Washington ya ha indicado que no descarta la idea pero que tampoco entra seguro dentro de sus planes. El secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, no se ha comprometido al respecto. "Una zona tampón puede convertirse en una posibilidad en algún momento pero no es parte de nuestra campaña en el presente", hizo saber recientemente el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Martin Dempsey.

Sin embargo, los planes de una zona tampón chocan con el escepticismo de precisamente aquella parte de la población que más debería sentirse protegida por ellos: los kurdos, tanto en Siria como en Turquía. Según una opinión muy compartida, la importancia de la región de Kobane, en el norte de Siria -asediada en tres frentes por el EI desde hace ya casi dos semanas- es estratégica, puesto que con su ocupación los yihadistas podrían dividir la región que ellos llaman Rojava (la región kurda del norte de Siria) en dos...

En el diario Özgür Gündem, cercano al PKK, un artículo advertía ayer del "plan detrás de los ataques (del EI) a Kobane". "Desde el comienzo el plan tenía la intención de dividir Rojava en dos: una parte para Turquía y la otra se dejaría al Partido Democrático del Kurdistán -de Iraq-. El plan ahora en discusión sobre la implementación de una zona tampón significa su realización".

29-IX-14, R. Ginés, lavanguardia