"Sociología GH", Susana Quadrado

El otro día aprendí mucho de la tele. Como ustedes no ven Gran Hermano y sólo miran los documentales de La 2, se lo cuento. Imaginen a dos concursantes retozando (un holgazán profesional y una tonta del bote). Ambos sin vergüenza, jóvenes y de sexualidad acelerada. Ella, más convencional de lo que parece, se cuelga del machote, metafórica y literalmente. Llega a decir la muchacha, con novio fuera de la jaula de grillos de GH, que por qué no simulan una boda, que qué bonito sería. Bajo una sábana más bien escasa, se van moviendo las manos de ambos. Ella se retuerce con ímpetu. Se precipita la escena picante y, zas, Telecinco corta y da paso a Mercedes Milá, a ver si dejando la tensión en el aire sube una audiencia que muestra algún síntoma de agotamiento.

No quitaremos aquí razón a cierto sector de crítica y público. Gran Hermano es lo que es. Ahora bien, el personal que desfila por la casa de Guadalix da para escribir un manual de sociología. Dice mucho de la España de pandereta, de la que se estrella en PISA. Sólo por eso les recomiendo que mañana se acomoden a verlo.

En el plató, las mamás defienden a las criaturas como lobas. Creen que han parido a una estrella. Contemplan las escenas de sexo sin pestañear, como cuando pasan por la tele un reportaje de la caza de ballenas en Japón. No se dan cuenta de que todo lo que hacen sus retoños, su actitud, sus conversaciones, su vocabulario, sus gestos resultan reveladores de la educación que ellas les han proporcionado. Milá comenta la escenita de la sábana, pero apenas durante unos segundos (ya volverá luego sobre ello). Y como quien no quiere la cosa, salta de repente a otro tema. ¡Ah!, toca presentar al primer concursante expulsado. El sanedrín de GH ha decidido que salga de la casa un tipo infame que dice ser taxista, que no sabe ni hablar y que razona de forma sincopada. Encima, va en pijama. "Yo no te habría expulsado, Paco", insiste una Milá enternecida.

No es la sociología de campo lo que me retiene frente al televisor, sino el caudal de dislates que perpetra contra sí mismo este ganso teñido de rubio con la anuencia de su mamá, que le da ánimos porque esa noche le espera un cocido en casa. "Es más tonto que mear para arriba", se lamenta la madre desafiando a la RAE. Esa es quizás la parte más dramática del programa: las mamás y papás que promocionan a sus hijas atolondradas y a sus hijos machistas. Sí, machistas: el primer expulsado de la jaula de GH se ha presentado ante el mundo catódico como "un seductor de mujeres". Las técnicas de seducción de Paco -eso y las vaginas- acaban como tema central del diálogo entre él y una Milá vestida de castigadora con un peto de látex negro y unos tacones de aguja color leopardo. "Has tenido la vagina en la boca todos los días", le suelta ella. En lo que se ha convertido la eterna presentadora, antaño adalid del feminismo, no debe saberlo ni ella a estas alturas, y mira que es una lástima. Quién te ha visto y quién te ve. Penita da todo.

4-X-14, Susana Quadrado, lavanguardia