en Kobanê se defiende nuestra libertad: ¡¿la dejaremos caer como Srebrenica?!

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La fiera defensa de los kurdos frente a las milicias del Estado Islámico (EI) en Kobane, norte de Siria, parece que tiene las horas contadas. No tanto por falta de refuerzos ni moral para luchar de forma suicida sino por no contar con suficiente munición ni armas pesadas después de casi cuatro semanas de asedio. Los ataques del EI se intensificaron ayer y de poco sirven ya los bombardeos de la coalición -ayer seis en las inmediaciones de Kobane- puesto que la lucha se ha trasladado a las calles.

Sitiados por tres puntos cardinales -sur, este y oeste- a los kurdos sólo les queda la zona norte, la que linda con Turquía, para proveerse de armas y munición. Y sin embargo Ankara ha cerrado la frontera a cal y canto a todo aquel que intente ayudar.

Tanto la coalición liderada por Washington como el enviado especial de la ONU para Siria, amén de comandantes de las milicias kurdas que resisten en Kobane -principalmente la Unidad de Protección Popular (YPG)- han advertido que, de no contar pronto con más balas y armas más potentes, una masacre en la población kurda puede ser inminente. Sin embargo, el Gobierno turco no desea reforzar de ningún modo unas milicias que son consideradas como la rama siria de la organización armada Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Precisamente la decisión de Ankara de no ayudar a la YPG ha desatado duros enfrentamientos en Turquía, que ya se han cobrado 38 muertos desde el martes.

La marea negra del Estado Islámico sigue avanzando en todo caso y también aumenta la presión sobre las fuerzas de combate en Iraq: con dos ataques consecutivos, los yihadistas intentaron ayer tomar la estratégica ciudad de Amiriyat al Faluya, en la provincia de Anbar, entre Bagdad y la frontera siria. A su vez, en Yalaula, cerca de la frontera con Irán, veinte personas fueron flageladas ayer en una plaza pública por el Estado Islámico. Su delito: no haber acudido a las oraciones del viernes.

12-X-14, R.Ginés, lavanguardia

Si cae Kobane puede llegar una masacre. Y ahora mismo la posible matanza está más cerca: las milicias del Estado Islámico (EI) avanzaron ayer en el cerco al que tienen sometida a la localidad de mayoría kurda en el norte de Siria desde hace ya casi cuatro semanas. Ahora ocupan casi la mitad de la ciudad y ya se han hecho con el control del cuartel general de las fuerzas kurdas, en el este de la población.

De poco sirvieron los bombardeos también ayer de la coalición liderada por Washington y la fiera resistencia de las milicias de la Unidad de Protección Popular (YPG), que poco a poco se queda sin munición. En cambio, a pesar de los ataques aéreos, los yihadistas se refuerzan con hombres y armas procedentes de las ciudades sirias de Alepo y Raqa. Calculan que, en algún punto, se encuentran a no más de un kilómetro de la frontera turca.

Lejos de la frontera sirioturca, en Ginebra, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, alertaba ayer de una posible masacre de civiles en la disputada ciudad siria. Entre 500 y 700 civiles, en su mayoría ancianos, se encuentran todavía en Kobane, dijo. Además de los habitantes de la ciudad, en la frontera entre Turquía y Siria hay entre 10.000 y 13.000 refugiados. Todos podrían caer en manos del EI según Mistura.

"¿Recordáis Srebrenica? Nosotros sí", aseveró Mistura, quién advirtió que en Kobane ahora puede repetirse la matanza de hace casi veinte años. Por ello pidió a Turquía que deje cruzar la frontera a los kurdos que desean reforzar las milicias que luchan de forma desesperada contra el Estado Islámico en Kobane. Lejos de ello, el ejército turco hizo público ayer que sus tropas habían disparado contra unos 4.000 o 5.000 kurdos que se dirigían a la frontera para sumarse a la resistencia en Kobane. Varios de ellos resultaron heridos en el intento.

Si cae Kobane, no sólo puede haber un baño de sangre en el norte de Siria. También provocaría muy probablemente un recrudecimiento de los disturbios en Turquía. Los que se han producido desde el martes debido a la suerte de Kobane ya arrojan un resultado de, al menos, 36 muertos y 360 heridos. 1.113 edificios han resultado dañados, así como 1.100 vehículos militares. Los detenidos llegan a 1.024.

Los enfrentamientos, que ya han llegado a varias universidades, tienen como contrincantes a los prokurdos por un lado y los islamistas y los ultranacionalistas por otro. Se utilizan machetes y palos, pero la mayoría de las muertes se han producido por armas de fuego.

Los toque de queda en Diyarbakir y en once comarcas también en el sudeste de mayoría kurda, así como la emergencia en los disturbios de un grupo integrista conocido como el Hizbulah turco -suníes mayoritariamente kurdos- han hecho temer a muchos turcos lo peor: el retorno de los años de plomo, los noventa, cuando el país, sobre todo en el sudeste, vivía en una permanente sensación de guerra civil.

11-X-14, R.Ginés, lavanguardia