¿antiterrorismo?, el mundo es hoy más inseguro que en 2001
El comité de Inteligencia del Senado norteamericano ha dedicado cinco años para estudiar los métodos de la CIA para obtener información de los detenidos como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Los resultados son devastadores, mucho más crueles de lo que se sospechaba y cometidos en la base de Guantánamo, pero también en Afganistán, Polonia, Marruecos, Lituania,Iraq, Tailandia, Bosnia... Unos treinta países, entre ellos España, facilitaron la intendencia de tortura de la CIA.
El informe se basa en seis millones de documentos internos de la agencia, que operó secretamente en muchas partes del mundo. Ni el presidente Bush, ni su Administración, ni el gran público conocieron los pormenores de unas prácticas que horrorizan a cualquier sensibilidad. En las "cárceles negras" había oscuridad total, música a tope y cubos para residuos humanos. Se relata el caso de presos a los que no dejaban dormir durante una semana. Les ahorro detalles aberrantes.
Los resultados del informe han sacudido la conciencia humana. Se informa de que 26 presos torturados fueron detenidos por error. La reacción de Barack Obama, que contempló en directo la captura y muerte de Bin Laden en mayo del 2011, es que estas prácticas no son propias del sistema de valores de Estados Unidos. Pero todas las guerras se saltan estos valores.
Es cierto que en pocos países se haría público un informe que culpa a sus servicios de inteligencia de las mayores atrocidades de que es capaz la condición humana. Los republicanos han quitado importancia al documento de casi 600 páginas, pero el hecho es que la brutalidad practicada contra detenidos durante años, sin ser sometidos a juicio, es impropia de un país civilizado. En tiempos de guerra y revoluciones se cometen las mayores barbaridades para destruir al enemigo o para desplazar una clase dirigente por otra. La doctrina de la guerra preventiva y la Patriot Act de George Bush podían llegar a estos extremos de barbarie porque, en el fondo, el fin justificaba los medios.
El país estaba herido y humillado en septiembre del 2001 y tenía que responder. Se intentó con el apoyo de la comunidad internacional en Afganistán, pero se optó por invadir Iraq con el aplauso de Blair, Aznar, Barroso y unos cuantos países de lo que entonces se intentó definir como la "nueva Europa". Pero sirvió de bien poco. Las guerras se han perdido y Afganistán e Iraq están mucho peor ahora que hace trece años. El Estado Islámico es una respuesta brutal e inhumana, peligrosa para todos, que requiere nuevas intervenciones bélicas con toneladas de bombas que caen sobre el territorio ocupado por esos monstruos vestidos de negro que no tienen ningún respeto por las fronteras ni por las vidas ajenas. La violencia engendra violencia. El mundo es más inseguro que en el 2001.