"El cura y los mandarines", Gregorio Morán

ediciones Akal, 2014, 826 pgs, 29 euros

Esta obra nació de una pregunta insatisfecha: ¿qué fue sucediendo para que los mandarines, las figuras críticas de nuestra cultura de los años sesenta, se fueran haciendo cada vez más conservadoras, hasta convertirse en institucionales? Fruto de un exhaustivo y documentado trabajo de investigación de diez años y escrito en una prosa sobresaliente, El cura y los mandarines (Historia no oficial del Bosque de los Letrados). Cultura y política en España, 1962-1996 es un magistral y agudo relato del devenir de los intelectuales –académicos, novelistas, poetas, políticos y artistas– que conforman la cultura institucional española de la segunda mitad del siglo xx.

Bibliografía completa

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se niegan a publicarlo sin purgar

Planeta censura el libro de Gregorio Morán sobre la casta cultural española

Carlos Prieto, 08/10/2014

El ensayo se llama El cura y los mandarines, lo ha escrito Gregorio Morán y es una historia sobre los vínculos entre la cultura y la política española entre 1962 y 1996. Hoy tenía que haberlo puesto en circulación la editorial Crítica, del grupo Planeta, y tenía todas las papeletas para convertirse en uno de los ensayos culturales del año: Gregorio Morán, periodista crítico de referencia, culminaba así una carrera dedicada a investigar la fontanería del poder en nuestro país. Pero no será así, al menos en el sello de José Manuel Lara, así lo ha confirmado la editorial a este periódico a pesar de estar anunciado el lanzamiento desde hace meses.

Crítica se ha negado a publicar el ensayo sin purgar, a lo que Morán se ha opuesto. Conclusión: Morán cobrará el adelanto estipulado y buscará otra editorial, en un acuerdo de divorcio con una cláusula de confidencialidad que quizás no permita hablar a Morán sobre el asunto, como confirman a El Confidencial fuentes próximas al escritor asturiano. La censura convierte El cura y los mandarines en un libro maldito y legendario

Crítica ha retirado el lanzamiento de la obra de Gregorio Morán por negarse a cortar un capítulo sobre Víctor García de la Concha y su polémico paso por la RAE

Los editores de Crítica pidieron hace unas semanas a Morán que purgara una capítulo de once páginas del manuscrito en el que se hacían referencias críticas a la trayectoria de Víctor García de la Concha y su paso por la Real Academia Española (RAE), y donde también se mencionaba a otros académicos de la institución como Luis María Ansón y Juan Luis Cebrián. Pero Gregorio Morán se resistió y rechazó de manera tajante esta posibilidad. Fuentes del entorno de Morán confirman que el dedicado a los académicos es uno de los muchos capítulos "calientes" del ensayo.

Si bien los comentarios de Morán sobre la RAE podrían haber sido la gota que colmara el vaso de la paciencia de sus editores, el libro en su totalidad ha sido un quebradero de cabeza para Crítica desde que la editorial recibió el original, que iba a enervar a una buena parte del grupo dominante político y cultural español.

Aunque el ensayo reparte mandobles a personajes más relevantes que De la Concha, actual director del Instituto Cervantes, no es menos cierto que los lucrativos acuerdos comerciales entre el mundo RAE y Planeta son conocidos por todos, incluido la publicación de ese best seller llamado Diccionario de la Lengua Española, cuya nueva edición, por cierto, está al caer. 

Portada del libro que no publicará CríticaPortada del libro que no publicará Crítica

Planeta: "No es censura"

“Llevo luchando por publicar este libro desde hace meses, porque es un libro espléndido. Pero el departamento jurídico ha hecho un informe de tres páginas en el que deja claro todos los motivos de demandas”, explica Carmen Esteban, directora editorial de Crítica, a este periódico, desde Fráncfort. “No podemos asumir esos riegos, según el departamento jurídico. Hay descalificaciones personales porque sí…

No ha habido vocación de censura. Se le pidió al autor que rectificara, pero él se negó a pulir nada”, añade. “No es censura, era un libro denunciable y el responsable es el editor. Hay muchas intromisiones en el honor”, dice. El libro estaba contratado desde hace diez años. De hecho, la editora asegura que el libro que se contrató era otro, pero que llegó éste. “Un libro espléndido, pero impublicable porque nos habrían cosido a demandas”, repite. 

Abuso sobre abuso

La ironía del asunto es que El cura y los mandarines es un repaso a las mezquindades y los abusos de poder de la cultura española de la segunda mitad del siglo XX. Así que su censura vendría ser un extraño caso de profecía autocumplida. Qué mejor manera de certificar las tesis del libro que censurándolo, y qué mejor forma de promocionarlo que impidiendo su publicación (podría pensar un cínico).

En efecto, curiosa manera de silenciar un libro que logrando que toda España se entere en los próximos días de su existencia por haber sido boicoteado."En Planeta han perdido los papeles. Es un caso claro de incompetencia e impunidad", confirman a este periódico fuentes conocedoras del conflicto.

En Planeta han perdido los papeles. Es un caso claro de incompetencia e impunidad

Estamos ante un atropello cultural o el penúltimo capítulo de una serie de episodios vergonzantes de la cultura española. Si Morán decide algún día ampliar el objeto de estudio de su libro hasta el siglo XXI, no tendrá que escribir el epílogo: ya lo han hecho sus censores por él.  

La demostración de que a Crítica/Planeta se le ha ido este asunto de las manos, es que acaba de aparecer en los kioscos el número de octubre de la revista Leer… con una entrevista a Morán sobre El cura y los mandarines, realizada antes de que estallara el quilombo y cuando aún se pensaba que Crítica publicaría el libro a principios de octubre. El titular de la entrevista ya avisa del tono del ensayo frustrado: “Este es el libro más duro y brutal de todos los que he escrito”, lo que dicho en boca de Morán, conocido por sus andanadas críticas, suena para hacerse caca en los pantalones (que es lo que parece que les ha ocurrido a algunos en el grupo Planeta). Y más: “Es un ajuste de cuentas con mi generación… Por eso es posible que este libro no exista, que no salga en los papeles”, afirma Morán profetizando la que se le podía venir encima.

Otra joyita de la entrevista de Leer sobre César Alonso de los Rios: “Es uno de los que cruza todo el ciclo español entero: sale de un seminario de un pueblo de Valladolid y va directamente al Frente de Liberación Popular (FLP); de ahí al PCE, donde tiene una activa participación; luego pasa al PSOE a ser nada menos que la mano izquierda de Solana en Cultura, y de ahí al PP, extrema derecha, además no la facción más moderada”.

No creo que haya en la Historia de la Literatura Española desde Quevedo un trepa con tanto talento para trepa como CelaY otra más referida a los capítulos en los que habla de Camilo José Cela: “No creo que haya en la Historia de la Literatura Española desde Quevedo, un trepa con tanto talento para trepar”.

Resumiendo: Morán ha decidió escarbar en la memoria histórica del país y poner a cada uno en su sitio.  

Más errores del grupo editorial: El cura y los mandarines sigue disponible para comprar en las principales páginas de comercio electrónico de libros (Amazon, FNAC y Casa del Libro), pese a que Planeta/Crítica ha retirado la ficha del ensayo de su página web y, por tanto, el libro oficialmente no existe. ¿Qué va a pasar con los lectores que han comprado el ensayo en preventa?

Si los editores del grupo Planeta pensaban que podían controlar a un personaje como Morán estaban equivocados. A estas alturas de su carrera, tras varias décadas escribiendo a la contra y resistiendo a no pocas presiones y censuras, Morán no sólo ha demostrado que siempre dispara con bala, sino que la autocensura no va con él. Ejemplos de esta actitud hay muchos. Recuerden su biografía crítica de Adolfo Suárez, publicada en el punto álgido de su presidencia y en medio de una ensordecedora polémica, y que Planeta (sí, Planeta) convirtió en best seller durante la Transición. Por no hablar de sus tres décadas de críticas inmisericordes a Jordi Pujol en su clásico artículo de los sábados en La Vanguardia.

Planeta, de hecho, había publicado hasta ahora varios de los ensayos más conflictivos de Morán, de Miseria y grandeza del Partido Comunista de España a Los españoles que dejaron de serlo. Repetimos: hasta ahora. ¿Qué está pasando?

Ahora la otra gran cuestión es la siguiente: ¿Se atreverá algún otro gran grupo editorial a publicar el ensayo o preferián mirar hacia otro lado? "Apostaría a que hay pocas posibilidades de que una editorial grande se atreva con esto", zanjan fuentes cercanas a Morán.

  • El ensayista celebra la publicación en Akal de su crónica del felipismo intelectual, después de que Planeta censurara el libro por su retrato de Víctor Gª de la Concha, del que publicamos siete fragmentos

FERNANDO PALMERO Madrid
Actualizado: 02/12/2014 12:22 horas

En una "Nota preliminar y necesaria", a modo de prefacio, se cuenta cómo ocurrió todo. El autor, Gregorio Morán, después de 10 años de investigación, entregó el manuscrito definitivo de su libro el 13 de noviembre de 2013. Encargado poco después de la muerte de Jesús Aguirre, lo que debía ser una biografía del duque consorte de Alba se convirtió en un voluminoso ensayo sobre la vida política e intelectual española entre 1962 y 1996. Ahí es nada. La editorial, Crítica, perteneciente al grupo Planeta, fijó la fecha de su publicación para las primeras semanas de octubre del año siguiente. Diseñó una portada, autorizó que en portales como Amazon o La Casa del Libro se pudiesen reservar ejemplares y redactó un texto promocional en el que se podía leer: "Nos hallamos ante una historia intelectual de España, seria y documentada, escrita con un sentido crítico y una sinceridad que consigue que los intentos anteriores en este terreno nos parezcan insustanciales (...) A partir de ahora, ninguna reflexión sobre la cultura española en la segunda mitad del siglo XX podrá prescindir de referirse a este libro".

Sin embargo, a pocas semanas del lanzamiento, el pasado 16 de septiembre, "aparecía la censura en su faz más brutal", explica Morán: "O se retiraban las 14 páginas [en la anterior edición eran 11] que formaban el penúltimo capítulo - '¡Todos académicos!'- o veían imposible su publicación". En el capítulo en cuestión se hacía un breve recorrido por la historia de la RAE: "Hubiera podido incluir el lado cruel y hasta el sarcasmo, pero el autor se quedó en un relato irónico de la pasión académica que le entró a la inteligencia española en las últimas décadas". Ante la negativa de Morán a retirar ese capítulo, la editorial, para no ofender a Víctor García de la Concha, ex director de la RAE y actualmente director del Instituto Cervantes, que salía bastante mal parado, decidió no publicar el libro. "De este modo, el supuesto prestigio de Víctor García de la Concha quedaba incólume al menos para sus principales beneficiarios editoriales y el tándem comercial podía seguir sin mayores alteraciones". Morán hace referencia a las precauciones de Planeta para no perder el único negocio realmente rentable que existe en el mercado editorial español: la edición del Diccionario de la Real Academia.

"La Fundación Pro-RAE", escribe Morán en el capítulo 'maldito', "fue contando entre sus principales benefactores a Telefónica, Endesa, BBVA, Grupo Santander, Prisa y Planeta, entre otros. Sólo quien consigue editar cada nueva versión del Diccionario de la RAE sabe que se hará rico -400.000 ejemplares en los primeros seis meses de la publicación de la 22ª edición (2001)-. "Ahora no se trata del Gobierno", concluye Morán, "ni siquiera de esos letrados ávidos de defender el honor de mafiosos y corruptos. Ahora estamos ante el negocio. No hay nada personal, como diría Vito Corleone en la escena mítica de 'El Padrino', son sólo negocios."

Aunque la obra (uno de los mejores libros del autor de 'Miseria y grandeza del PCE', 'El precio de la Transición' o 'El maestro en el erial') es ante todo un documentado estudio sobre las relaciones de promiscuidad entre el poder y la cultura, desde el tardofranquismo hasta los gobiernos de Felipe González, en los que literalmente, afirma el autor, el PSOE "compró" a toda la intelectualidad ('En cultura, el PSOE compró todo lo comprable', ha dicho esta mañana), fueron esas páginas las que llevaron a José Manuel Lara, presidente del grupo Planeta, a responder por carta a Morán que "no es miedo al Sr. Víctor García de la Concha, sino respeto a una persona vinculada a esta casa en muchos proyectos editoriales", según se lee en el prefacio de la obra, que se presentará esta tarde a las 19:00 h. en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid. EL MUNDO ha tenido acceso en exclusiva a los pasajes que provocaron la censura final del libro:


Durante la dirección de Lázaro Carrater de 1991-1998 "empezarían las prácticas más estrafalarias y picarescas, llevadas al alimón entre el director, don Lázaro, y el secretario de la docta institución, un personaje entre Clarín y Arniches (...) Víctor García de la Concha, responsable de prensa con aires y responsabilidades propias de magistral de la Catedral de Oviedo, como el famoso Fermín de Pas de 'La Regenta', y sin embargo no tiene nada de personaje clariniano, diríamos que por falta de cochura, como los garbanzos. En apenas cinco años pasará de recién ingresado en la RAE (1992), a convertirse primero en secretario de la Academia y luego en jefe de la banda (1998). Un profesional de la cucaña y de las relaciones públicas con el poder, cualquiera que sea".

"Lázaro Carreter, académico de la lengua desde 1972, lo sabía todo de cómo hacer dinero. A él se deben -y a sus 'negros', especialmente- textos pedagógicos casi obligatorios durante el bachillerato franquista (...) La filología es oficio de gente sin ambición a menos que disimule y esté allí porque no pudo hacerlo en otro sitio. Ese era el caso del descubrimiento de Víctor García de la Concha, ignorante, taimado y sumiso, pero siempre que no le dieran una oportunidad para desquitarse; actitudes muy ligadas al mundo agrario astur, entre la braña y la pomarada. Lázaro lo nombró secretario de la RAE, el que lo lleva todo y que acabaría sucediéndole, como en una monarquía de astutos perillanes".

"Quien tenga la humorada de leer en Wikipedia el perfil biográfico de Víctor García de la Concha se encontrará con uno de esos divertidos trampantojos que imitan fachadas dieciochescas, con la pretensión de que parezca antiguo lo que no es más que pasado miserable".

"Un humilde seminarista de Villaviciosa (Asturias) de la inmediata posguerra -había nacido en enero de 1934- con sede en el improvisado y hacinado Seminario de Valdediós (...) una especie de gran campo de concentración místico para aspirantes a sacerdotes (...) Valdediós, vecino a Villaviciosa, en la hondonada de un valle hermoso fue el lugar natural de reclutamiento de centenares de jóvenes con aspiraciones a salir de la miseria por la vía del sacerdocio. Víctor García de la Concha tenía algo que llamaba la atención entre aquel barullo de faldones, según recuerdan sus hambrientos cofrades: un trato especial. Aseguraban que le venía de la protección del marqués de Villaviciosa al que su madre había servido mientras su padre se empleaba en el juzgado de Chantada (Lugo). Destacó en seguida y acabó, su etapa eclesiástica, de Secretario Diocesano de Información en la Catedral de Oviedo. En los currículos recientes de estos conversos al revés, sus etapas de seminario y cursos universitarios aparecen bajo el marbete genérico de 'estudió Teología y Filología en la Universidad' (...) Consiguió a duras penas aprobar Filología gracias a los apuntes de una alumna que aún está esperando que se los devuelva".

"Aún el 2 de abril de 1961, la prensa local asturiana daba noticia de que el padre Víctor García de la Concha bendijo la piscina infantil del Frente de Juventudes en Oviedo, junto al gobernador civil y Jefe Provincial del Movimiento, camarada Marcos Peña Royo".

- "El pícaro clerical que había leído apenas y estudiado muy poco, bastante frecuente en los albores del Siglo de Oro, él lo cumplía a rajatabla. Conocía muy bien el material con el que estaban hechos el hombre y la mujer; el confesionario es una escuela de altísima psicología, sin comparación ni siquiera con el psicoanálisis. Eso sí, siempre que el confesor tenga maneras, y Víctor las tenía".

"Víctor García de la Concha fue el primero en reconocer que la RAE cambió gracias al 'Gobierno de Felipe González... La Academia fue muy pobre en épocas anteriores'. Los gobiernos pasan, los hombres como él quedan. Son los representantes intelectuales de los nuevos tiempos. Se adaptan a todo y han ido borrando todos y cada uno de los recuerdos ominosos de otra época. Dormirán bien y asegurarán, con la mano en el corazón, que no se arrepienten de nada".