Jordania y Japón con problemas por los rehenes de Daesh

Jordania y Japón mantenían ayer el pulso con el Estado Islámico (EI), el grupo armado que retiene a un piloto jordano y a un periodista japonés. El intercambio de los rehenes por una terrorista de Al Qaeda debería haberse producido al atardecer, en algún lugar de la frontera turca con Siria o Iraq, pero este plazo venció sin que pasara nada.

Jordania exige una prueba de vida del piloto Moaz al Kasasbeh, que el EI no ha proporcionado. La familia del rehén dice tener noticias de que sigue vivo a pesar de que los insurgentes habían anunciado su ejecución inmediata si sus demandas no se cumplían.

El EI exige la liberación de Sajida al Rishawi, activista de Al Qaeda condenada a muerte en una cárcel jordana por los atentados cometidos en Ammán en el 2005, en los que murieron 60 personas. A cambio, el EI promete liberar al periodista Kenji Goto, pero no al piloto. Jordania sólo aceptará el canje si Kasasbeh entra en la ecuación. El EI parece jugar con las cartas marcadas. Sale ganando de todas todas. De entrada, ha recuperado la imagen internacional de grupo terrorista despiadado, ya que la pérdida de Kobane había dañado su reputación. Además, el EI no necesita a Sajida al Rishawi, que es sólo un símbolo porque perteneció a Al Qaeda en Iraq, embrión del EI.

El gran objetivo que persigue el EI es romper la cohesión de la alianza occidental liderada por Estados Unidos, a la que la opinión pública jordana no es favorable. La liberación de Al Rishawi sería un duro golpe para el rey Abdalah y su gran aliado, EE.UU.

En caso de que Jordania no libere a la terrorista y el EI ejecute a los rehenes, el rey tendrá que hacer frente a un fuerte descontento, liderado por las tribus que le ayudan a mantenerse en el trono. La familia del piloto Al Kasasbeh pertenece a una de ellas.

Con la intención de aumentar el peso diplomático de Japón, antes de que saltara la noticia del secuestro del periodista y de otro compatriota que fue ejecutado el sábado, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, había prometido ayudas económicas a los países árabes que luchan contra el Estado Islámico. Ahora se enfrenta a la mayor crisis desde que llegó al poder.

30-I-15, lavanguaria