"La guerra ruso-ucraniana y la amenaza de la desunión europea", Olivier Dupuis

Con el fondo del recrudecimiento de los combates en Ucrania estamos asistiendo a una multiplicación de indicios de división en el seno de la Unión europea. En el curso de las últimas semanas el primer ministro húngaro ha anunciado su apoyo al nuevo proyecto de gaseoducto que conectaría Rusia con Turquía y al cual los europeos serían invitados a acoplarse, renunciando de esta manera a las conexiones a través de Ucrania. Por otra parte Víctor Orban se prepara para recibir próximamente al presidente ruso en Budapest. También Miloš Zeman continúa exhibiendo su discrepancia, sosteniendo mordicus que el Kremlin no está implicado en Donbass. Francia, por su parte, ha llevado a cabo negociaciones bilaterales con Rusia para restablecer las exportaciones de carne porcina suspendidas desde después del boicot ruso a los productos provenientes de la Unión europea. Robert Fico, el primer ministro eslovaco no se desvía de una postura de cierta comprensión hacia Moscú, mientras Sofia está sometida a una enorme presión, a causa principalmente de las importantes inversiones rusas en Bulgaria. Mucho mas inquietante es que la llegada al poder de Syriza y del Partido de los Griegos independientes (ANEL) ha iluminado crudamente la extensión de los lazos tejidos entre personalidades de primer plano de esos dos partidos y personalidades rusas conocidas por el papel importante que juegan en la puesta en práctica del proyecto imperial de Vladimir Putin.

Todo esto es extremadamente preocupante. No sólo porque ello refuerza al amo del Kremlin en su convicción de que su política tendente a dividir Europa funciona. Sino, sobre todo, por que esto hipoteca los resultados, todo lo insuficientes que se quiera por el momento, obtenidos hasta ahora gracia a la política llevada conjuntamente por Europa y por los Estados Unidos, y porque amenaza llevar rápidamente a la puesta en cuestión pura y simple de esta política.

Esto amenaza ser todavía mas grave ya que la clave del éxito de la política occidental de apoyo a Ucrania y de “containment” del régimen ruso necesita tiempo. La cuestión no está en saber si la política de sanciones unida a la baja de precios de los productos petroleros funciona – y si funciona – sino de saber cuando producirá efectos significativos y si será suficiente. El mantenimiento en niveles sin precedentes de la parte adjudicada al sector de la defensa en el presupuesto del 2015 de la Federación Rusa, así como el nivel de las reservas acumuladas por Moscú sirven para demostrar que esta política necesita tiempo para dar resultados. Según el economista ruso Andrei Illarionov 1, serían necesarios dieciocho meses, incluso dos años, para que esta política produjese serios efectos en el régimen.

Es por tanto urgente el complementar con una política a corto plazo esa política a medio plazo. Ésta debe tomar en consideración los dos niveles de intervención y satisfacer una exigencia preliminar.

Exigencia preliminar: preservar la unidad europea

Sin ser sorprendente, ya que se sabe de las relaciones mantenidas por algunos barones de Syriza y del Partido de los Griegos independientes con algunas sulfurosas personalidades rusas, nos encontramos con que las primeras señales enviadas por el nuevo gobierno griego concernientes a las sanciones de la UE con respecto a Rusia son un mal augurio para la cohesión europea sobre este tema. O, más explícitamente, prefiguran una política larvada de veto: un Estado podría bloquear a todos los demás o a una gran mayoría de ellos. Para evitar encontrarse en esta situación insostenible, los Estados miembros de la UE podrían, en un intercambio de buenos maneras, aceptar una flexibilización de las condiciones de gestión de la deuda griega, asumiendo por ejemplo el pago de las deudas a la tasa de crecimiento como lo pide Yanis Varoufaki, el nuevo ministro de finanzas, mientras Grecia reconocería que una política común respecto a Ucrania y Rusia constituye un interés vital para la Unión. Sobre la base del artículo 48 § 7 del Tratado (la cláusula llamada “pasarela”) los 28 podrían así decidir por unanimidad que todas las decisiones que conciernen a la política de la Unión con respecto a Rusia y Ucrania así como con otros países de entre los socios orientales (Armenia, Azerbaidzhan, Bielorrusia, Georgia et Moldavia) y Macedonia sería tomadas en adelante por mayoría cualificada.

Permitir a Ucrania defenderse

Primer nivel de intervención: el suministro de armamento. Cada vez se alzan voces más numerosas para admitirlo: sin armamento adecuado Ucrania tendrá grandes dificultades en asegurar siquiera sus líneas de defensa alrededor de Donbass ocupado por el ejército ruso y sus aliados. Según la decisión tomada en la última cumbre de la OTAN, toda decisión en este aspecto es competencia de cada uno de los Estados miembros de la organización atlántica. Si esto es bueno en la medida en que ningún estado tiene derecho a veto, sería sin embargo políticamente deseable que un cierto número de Estados de la Unión – empezando por los mayores- anuncien conjuntamente una decisión en ese sentido.

Anclar las reformas de Kiev

El segundo nivel de intervención, tan importante como el primero, trata del apoyo al proceso de reformas en curso en Kiev, en concreto en el ámbito de la justicia y la policía. Los medios destinados hasta ahora por la Unión europea son enormemente insuficientes. La crisis económica que golpea a la Unión europea y la escasez de los recursos disponibles no lo explican todo. Una parte de los Estados miembros no han comprendido la autentica medida del problema ucraniano. En este contexto, la instauración de una tasa sobre el petróleo y el gas ruso propuesta por Paul De Grauwe 2 al día siguiente de la anexión de Crimea por Rusia sigue siendo, en nuestra opinión y en este momento, la mejor manera de conseguir fondos a la altura de los desafíos. La bajada del precio de los productos petroleros ocurrida mientras tanto debería por otra parte facilitar su puesta en práctica. Como subraya este profesor de la London School of Economics, el aumento del precio para los consumidores europeos sería rápidamente anulado por la necesidad del proveedor ruso de alinear sus precios con los de sus competidores. Instaurando una “tasa Crimea” y una “tasa Donbass”, la Unión europea podría así hacer recaer una parte sustancial de los costes del proceso de reformas en Ucrania, así como las operaciones de reconstrucción posteriores, sobre el país agresor.

¿Negociaciones?

La impresionante acumulación de violaciones de los acuerdos de Minsk por Rusia y sus aliados condena todo recurso ulterior de este “formato” de negociaciones. Pero la constatación no puede detenerse ahí. Este comportamiento de Rusia debe hacer llegar a los occidentales a tomar acta de que, por el momento al menos, Moscú no tiene ninguna intención de negociar, sino que piensa, muy al contrario, proseguir e intensificar su política imperial en Ucrania y, a través de Ucrania, su política de desestabilización de toda la Unión europea. Ante esta guerra que concierne directamente a la Unión Europea, no puede haber lugar para que los países miembros se refugien en un presunto papel mediador 3. Los Jefes de Estado y de gobierno de la Unión ya han decidido que en razón de la gravedad de la situación les corresponde asumir directamente la responsabilidad. Ha llegado el momento para que lo asuman colectivamente y que confíen a Donald Tusk, el Presidente del Consejo europeo, el encargo de hablar en nombre de toda la Unión y de coordinar el conjunto de las iniciativas que se lleven a cabo para impedir a Rusia seguir persiguiendo sus designios imperiales.

(Traductión : Begoña R. Antigüedad)

Notes:

  1. « Ukrainians Cannot Count on Sanctions or Falling Oil Prices to Stop Putin, Illarionov Says », Paul Goble, The Interpreter, 2 de diciembre 2014
  2. « Is een Europese taks op Russisch olie en gas een optie ? », Paul De Grauwe, De Morgen, 4 de marzo 2014
  3. « Je ne suis pas certain que la France, si elle veut conserver avec l’Allemagne une capacité de dialoguer avec les Russes, soit la mieux placée pour livrer des armes aux Ukrainiens. » in « Armer l’Ukraine pour qu’elle se défende, pourquoi pas ? », Arnaud Danjean, le JDD, 1 de febrero 2015

http://www.leuropeen.eu/2015/02/06/guerra-ruso-ucraniana-y-amenaza-desunion-europea/