el 58% de la comida en buen estado que se tira proviene de los hogares

Más de la mitad de la comida en buen estado que se tira a la basura en Catalunya procede de domicilios particulares. En concreto el 58%, según un estudio de la Agència de Residus de Catalunya (ACR). Este es el dato más destacado de este trabajo, que todavía se está elaborando y cuyos primeros resultados fueron presentados ayer durante la inauguración de la IX Jornada de Prevención de Residuos Municipales. El objetivo de esta investigación, que está realizando el citado organismo con la Universitat Autònoma de Barcelona, es calcular la generación total de residuos alimentarios y las cantidades que se podrían aprovechar. Así, se podría concienciar a la ciudadanía sobre las cantidades de comida tirada a la basura y se podrían establecer mecanismos para aprovecharla.

El estudio, adelantado por Josep Maria Tost, director de la ACR, revela que, tras los hogares, el otro ámbito donde se tiran más alimentos en buen estado es el de la distribución minorista, que representa un 26% del despilfarro alimentario. En tercer lugar se sitúa el sector de la restauración y la hostelería (16%). En cifras globales, los alimentos concentran el 6,3% de todos los residuos municipales generados, lo que en números absolutos equivale a 262.471 toneladas anuales en Catalunya. Esta cantidad, repartida
entre la población, resulta a 35 kg de residuos alimentarios por persona cada año, según los datos correspondientes al 2010.

Tost recordó la colaboración de la agencia con el Banc dels Aliments de Barcelona, fundación que asume el aprovechamiento de excedentes como una medida de prevención de residuos. En este caso, los alimentos recuperados proceden principalmente de las empresas y fábricas productoras, de los vendedores mayoristas y los mercados de la capital catalana, y de plataformas de logística y de distribución comercial.

Otro estudio europeo elaborado a partir de los datos de residuos alimentarios generados en el año 2006, cifró que todo el continente produjo 89 millones de toneladas, 179 kilos por habitante al año, un dato muy superior al catalán, probablemente porque se calculó de manera distinta. El 42% procedía de los hogares, el 39% de los procesos de fabricación, el 14% de los servicios de restauración y el 5% de la distribución. Este informe destacó que la mayor parte de los residuos alimentarios procedentes de los procesos de fabricación son difícilmente evitables, pero el 60% de los domiciliarios sí se podrían evitar.

25-XI-11, red/agcs, lavanguardia