"Sesión de descontrol", Màrius Carol

Bertrand Russell afirmaba que los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible, mientras que los políticos son aquellos que hacen lo posible imposible. Viendo el miércoles la imagen de un Congreso de los Diputados medio vacío, a pesar de tratarse de una sesión de control al Gobierno donde debía abordarse la crisis económica y el aumento del paro, es evidente que Russell tenía su parte de razón. Si estos asuntos les parecen poco relevantes, qué debe despertar el interés de sus señorías. ¿En qué mundo vive nuestra clase política que, con la que está cayendo, hace novillos en lugar de aportar soluciones? El caso más significativo fue el del diputado del PP Ramón Aguirre, que estaba ausente cuando debía interpelar al vicepresidente Pedro Solbes sobre los escalofriantes datos del desempleo. Aguirre se limitó a decir que había tenido un despiste y que ya no estaba para que le riñeran. Como si el cargo le hubiera tocado en una tómbola y sus electores no merecieran una explicación.

La misma semana que Javier Gómez Navarro, ex ministro socialista y actual presidente del Consejo Superior de Cámaras, declaraba en El Mundo que el creciente absentismo laboral en las empresas era inaceptable y animaba a los sindicatos "a dejar de proteger a los vagos", la clase política ha hecho un ejercicio público de este absentismo. Término, por cierto, tomado del francés, que a su vez lo adaptó de la palabra inglesa absenteeism,que designaba la ausencia de los grandes terratenientes ingleses de Irlanda, que poseían las tierras pero no se ocupaban de ellas, salvo para recoger beneficios. Así que los políticos absentistas son dignos seguidores de aquellos sátrapas británicos.

Los cronistas de la última sesión parlamentaria comprobaron cómo la Cámara empezó con apenas 160 diputados y acabó con la intervención de Federico Trillo, que contó con una escasa veintena de oyentes, que parecían náufragos en el mar del hemiciclo. La norma política establece que son los responsables de los grupos parlamentarios quienes tienen capacidad de aplicar sanciones por ausencias injustificadas, que a la hora de la verdad no se aplican. Pero harían bien los líderes de las distintas fuerzas representadas en el Congreso en tomar medidas y en pedir disculpas. No está el país como para que sus representantes se olviden de la crisis en el escenario donde se debaten las ideas y las propuestas políticas. Empieza a instalarse la opinión de que los políticos son una clase privilegiada con prerrogativas que no tienen el resto de los ciudadanos. El problema es que los diputados no rinden cuentas a sus votantes sino a los partidos, algo que no ocurre, por ejemplo, en el Reino Unido, donde cada diputado defiende su circunscripción electoral. Voltaire escribió que la política mayor consiste en ser virtuoso. Pues aplíquense. Y no nos hagan sentir vergüenza ajena.

3-XI-08, Màrius Carol. lavanguardia