cae Blatter, el capo de la corruptocracia del circo del fútbol internacional
Quizás sea lógico que el día de la dimisión de Josep Blatter coincidiera con la noticia de la inculpación del expresidente de la Confederación de Fútbol Brasileño Ricardo Teixeira por delitos de blanqueo de dinero, evasión fiscal y fraude. Porque los orígenes de las dos décadas de Blatter como poder supremo del fútbol mundial se encuentran en Brasil y, concretamente, en el ejemplo de su antecesor en la presidencia de la FIFA: Joao Havelange, suegro y cómplice en corrupción de Teixeira.
Desde el momento en el que Blatter se incorporó al departamento de marketing de la FIFA en 1975 de la mano del consejero delegado de Adidas y pionero del nuevo marketing billonario del fútbol, Horst Dassler, Havelange le enseñó a su joven protegido suizo el arte del caudillo. "El caudillismo sudamericano es el líder fuerte cuyo poder depende de una red de relaciones clientelares", dijo Rory Miller, experto en fútbol latinoamericano de la Universidad de Liverpool. Bien fueran las prácticas del cacique, bien la utilidad del nepotismo, "Blatter lo aprendió todo de Havelange y Teixeira". Había funcionado de maravilla para el patriarca Havelange, que se aferró al poder durante un cuarto de siglo antes de entregar sus feudos de apoyo a Blatter en el año 1998.
El caudillismo de Sepp Blatter y Havelange se basó en el apoyo de las confederaciones de los países pobres en América, Asia y África lideradas por individuos de pocos escrúpulos como Jack Warner y Chuck Blazer (América del norte y el Caribe). Blatter devolvió el favor canalizando parte de los ya billonarios ingresos de patrocinio corporativo de la FIFA a estas confederaciones menores a la vez que hacía la vista gorda ante la cultura de sobornos que Warner personificaba. "148 de los 209 miembros de la FIFA dependían de regalos y Blatter es muy generoso", según comentó un experto en marketing de fútbol tras la tercera reelección de Blatter en el 2006. El fallo de la democracia de la FIFA residía en que el reparto del poder económico del fútbol era muy desigual.
Sepp aportó algo de su adolescencia en el pueblo suizo de Vis donde nació en 1934. "Blatter aprendió la importancia de relacionarse en las tabernas de Vis", dijo Mark Pieth, responsable de un informe sobre la transparencia de la FIFA. Se rodeó de hombres de confianza como Jerome Valcke, presunto beneficiario de un soborno por diez millones de dólares de Jack Warner, un escándalo del que ni Blatter ha podido escaparse. Seductor, se casó tres veces y encantó a muchos en el entorno de la sede de la FIFA en Zurich. Se rodeó también de familiares como su sobrino, cuya empresa InfrontSport and Media, de sede en el paraíso fiscal suizo de Zug, es colaboradora de la FIFA.
Al mismo tiempo, liquidaba a todos sus críticos y rivales. Tras su primera victoria en 1998, purgó a todos los aliados de su rival Lennart Johansson y formó el llamado Fuhrensgruppe, un equipo de asesores especiales leales.
Pero hay una diferencia entre Blatter y sus maestros caudillistas. En lugar de involucrarse directamente en la red de sobornos, Blatter la aprovechó para garantizar el apoyo de los culpables. Cuando Blatter era el número dos de Havelange, la empresa de marketing International Sports and leisure -creada por Horst Dassler y también con sede en Zug- repartió millones de dólares entre Havelange y Teixeira. Blatter "lo vio todo pero no dijo nada", dice Andrew Jennings de la BBC. Sería la primera de muchas vistas gordas. Con esta vista gorda y muchas más posteriores llegará al poder máximo del fútbol mundial y allí permanecería durante 17 años.
3-VI-15, A. Robinson, lavanguardia