EE.UU. abandona el plan de reclutar un grupo armado propio en Siria

El Pentágono se ha visto obligado a rectificar sus criterios de apoyo a los rebeldes sirios ante los desastrosos resultados obtenidos hasta ahora en el campo de batalla. El departamento de Defensa norteamericano confirmó ayer el cambio de planes, adelantado a principios de semana por fuentes oficiosas, que consiste en confiar como no se había hecho hasta ahora en los grupos rebeldes autoorganizados que combaten simultáneamente al Estado Islámico y al régimen de Bashar el Asad y entregarles armas y municiones para que puedan llevar a cabo una ofensiva definitiva contra los yihadistas.

La decisión implica desistir del programa aprobado y presupuestado de 500 millones de dólares para instruir en un periodo de doce meses a 5.400 soldados reclutados en unidades de infantería, que, antes de combatir, debían ser formados en campamentos de Turquía y Jordania. Era la gran apuesta del presidente Obama para patentar otra manera de intervenir en los conflictos, distinta y distante de la intervención en Iraq, pero la iniciativa fracasó. Se demostró errónea porque se alistaron pocos militantes y su carácter mercenario dio lugar a unidades poco motivadas para el combate cuando no se trató de yihadistas infiltrados.

El primer contingente organizado por Estados Unidos que entró en combate constaba de 54 efectivos, pero a las primeras de cambio recibió un ataque de Al Nusra, la rama de Al Qaeda en Siria, y la unidad quedó prácticamente desarticulada entre las bajas y los combatientes que huyeron o desertaron. El general Lloyd Austin, jefe del Comando Central de Estados Unidos que dirige la guerra contra el Estado Islámico, compareció ante el Comité de Servicios Armados del Senado hace apenas tres semanas y dejó perplejos a los miembros de la Cámara Alta que le atendían. Primero un senador preguntó cuánto se habían gastado de los 500 millones presupuestados y el general respondió que unos 42 millones de dólares. Luego le preguntaron cuántos combatientes de los instruidos por Estados Unidos quedaban en el campo de batalla, y respondió: "Es un número pequeño, quizá estemos hablando de cuatro o cinco". Las críticas a Obama por este fracaso fueron inmediatas y el programa quedó definitivamente sentenciado.

Así que ahora Estados Unidos ha decidido respetar los esquemas organizativos de los grupos rebeldes y suministrarles armas, municiones y sistemas de comunicación que les permitan penetrar y ganar posiciones en el territorio controlado ahora por el Estado Islámico. La diferencia fundamental es que Estados Unidos dejará de instruir unidades enteras fuera de territorio sirio y se centrará en seleccionar los líderes locales de comprobada lealtad y poder de convocatoria a los que suministrará equipos y armamento.

"Estoy convencido de que una derrota duradera del Estado Islámico en Siria dependerá en parte del éxito de las fuerzas terrestres locales y motivadas", declaró en un comunicado el secretario de Defensa norteamericano, Ashton Carter. El planteamiento del secretario de Defensa consiste en "aumentar el poder de combate" de los grupos rebeldes "para contrarrestar a las fuerzas del Estado Islámico en Siria". La nueva iniciativa estadounidense estaba decidida antes de que Rusia se implicará en la guerra con la beligerancia que lo ha hecho y que contrasta con los pies de plomo que viene caracterizando la actitud estadounidense.

10-X-15, J. Barbeta, lavanguardia