"Madrid perderá Catalunya", Borja de Riquer
... Cuando oigo hablar a Rajoy, y sobre todo a Sáenz de Santamaría, decía el amigo colombiano, me parece que estoy oyendo lo mismo que decían los virreyes y los gobernadores españoles de hace dos siglos. Sólo saben amenazar con castigos y leyes y se muestran tan arrogantes como desconocedores de los problemas. Da la impresión de que contemplan a los catalanes como hace dos siglos los gobernantes de la metrópoli se miraban a los habitantes de sus colonias. Esta actitud cerrada de los funcionarios fue la que propició la emancipación primero de toda la América continental y, setenta años más tarde, de Cuba. Los gobiernos de Madrid perdieron Cuba, sostenía el colega de Medellín, por despreciar a los cubanos, penalizarlos económicamente y por incumplir los acuerdos de paz de Zanjón. Cuando ofrecieron la autonomía a la isla, el año 1897, ya era tarde y los cubanos sólo querían la independencia. Pienso, concluyó, que los que hoy gobiernan en Madrid acabarán por perder Catalunya porque no tienen la mentalidad de políticos, sino de funcionarios que no están dispuestos a negociar nada con nadie.
Estas ideas del amigo colombiano me recordaron las reflexiones de Jaume Vicens Vives sobre la ausencia de cultura de pacto en los gobernantes castellanos. Eran una gente, decía Vicens, que prefería luchar hasta el final, aunque supieran que serían vencidos, que hacer cualquier cesión, que siempre era considerada como una indignidad. Como me decía el colega de Medellín, los altos funcionarios de Madrid son una especie de hidalgos orgullosos insensibles a la cultura del pacto. Prefieren perderlo todo con honor que llegar a un acuerdo con sus antagonistas. No fue España la que perdió el imperio colonial, añadía, fueron los funcionarios y gobernantes de Madrid los que con su actitud altiva consiguieron que la lucha por la independencia cuajara en toda América Latina en pocos años...
La actual triple crisis española -la económica, la de la baja calidad democrática y la territorial- ha patentizado la ausencia de hombres de Estado capaces de comprender la naturaleza real de los problemas y abordarlos con valentía antes que se pudren y sea muy difícil resolverlos. Los altos funcionarios, cuando hacen de gobernantes, no ven más allá de las leyes y las ordenanzas y están acostumbrados al "ordeno y mando". Incapaces de arriesgarse ante situaciones de crisis, prefieren dejar pasar el tiempo, creyendo que este lo acabará arreglando todo. No tienen sensibilidad política para adaptarse a los cambios y las exigencias sociales. Para ellos, gobernar es resistir y nada más. De seguir en estas actitudes cerradas y ciegas no hay duda que estos altos funcionarios de Madrid que hacen de gobernantes también conseguirán perder Catalunya.
29-X-15, Borja de Riquer, lavanguardia