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De todos los fenómenos electorales, el más paranormal es la amnesia parcial con la que escuchamos a candidatos y partidos que ya conocemos. En las últimas semanas, hemos vivido dos episodios típicos de la vida moderna. El primero tiene que ver con la misteriosa peste que durante dos días perfumó Barcelona y otros municipios vecinos. Perfume excremental poco sutil atribuido a todo tipo de orígenes. Los mismos ciudadanos que pasado mañana irán a votar de manera responsable o resignada, enseguida intuyeron que las autoridades navegaban en la duda y en la especulación irresponsable y recreativa. No hubo manera de averiguar de dónde vendía el olor y, a estas alturas, no sabemos si fue el ensayo de una guerra química terrorista, un ataque extraterrestre o la consecuencia de un delito medioambiental. ¿Credibilidad de las autoridades? Nula.

Segundo episodio. Siguiendo la tradición, se roban unos cuantos kilómetros de cobre ferroviario. La operación, impune, degenera en un incendio que altera la circulación de los trenes de cercanías. Treinta mil personas afectadas y un diagnóstico: reparar la avería tendrá costará treinta millones de euros. ¿Se puede detener a los culpables? Doble respuesta de las autoridades: será difícil y si se les detiene sólo se les podrá acusar de un delito de hurto y, por lo tanto, la pena será la misma que condena a los carteristas. Los mismos ciudadanos que pasado mañana irán a votar por curiosidad o desesperación tienen derecho a hacerse una pregunta. Si, con todos los impuestos que pagamos, los políticos actuales (de la nueva y la vieja política) son incapaces de averiguar de dónde proviene el olor a mierda y de corregir por la vía de urgencia un código penal que castiga sabotajes sociales que afectan a treinta mil personas y que cuestan treinta millones (¿qué pasaría si cuando te roban la cartera el hurto afectara a treinta mil personas y costara treinta millones?), ¿como tienen la caradura de pedirnos el voto si, en dos asuntos tan anecdóticos y simples como estos, han demostrado ser unos perfectos incompetentes?

, 18/12/2015, lavanguardia