el debate legal sobre la eutanasia llega a Italia
- Italia debatirá en marzo por primera vez una propuesta de una ley sobre la eutanasia y lo hará por el impulso de una asociación que encabeza Mina Welby, viuda del italiano que en 2006 murió tras ser desconectado del respirador que lo mantenía con vida.
Mina Welby preside actualmente la Asociación Luca Coscioni, que en 2013 presentó al Parlamento una propuesta de ley firmada por 67.000 ciudadanos, aunque en los dos últimos años la asociación ha seguido recabando apoyos y ha logrado 105.000 firmas.
“Será un debate difícil porque existe una gran división de opiniones, pero el hecho de que se ponga sobre la mesa ya es un paso”, afirmó Welby en una entrevista con Efe.
“Esperemos que en marzo haya un debate no solo en política, sino que sea un debate público abierto. No me gustaría que se convirtiera en un debate ideológico, sino que se hable del sufrimiento que rodea al enfermo, del fondo del problema”, agregó.
Su lucha comenzó en 2006, cuando un médico accedió al deseo de su marido, Piergiorgio Welby, enfermo de distrofia muscular, y desconectó, previa sedación, la máquina que le mantenía con vida.
Su caso acaparó la atención mediática, se inició un debate ciudadano sobre si era correcto o no practicar la eutanasia e incluso la Iglesia italiana decidió no autorizar una ceremonia religiosa, como pidió su familia, para Welby, por lo que tuvo un funeral civil.
Han pasado nueve años y su viuda todavía recuerda el sufrimiento que Welby experimentó en los últimos años de vida.
“Mi marido no quería morir, pero no podía más, no dormía, sentía un dolor en el pecho que era una tortura. Nadie puede comprender a un enfermo, solo se le puede escuchar e intentar hacer lo que desea”, recordó.
El suceso de Welby no fue el único que inició un debate ciudadano sobre este asunto.
Otra historia
Otro de los casos polémicos fue el de Eluana Englaro, una mujer que murió en 2009 en Udine después de 17 años en estado vegetativo y debido a que se le suspendió la alimentación artificial por deseo de su familia.
Welby, explica, se mueve por el deseo de que las personas enfermas sin posibilidad de curación dejen de sufrir de forma “sobrehumana” e “innecesaria” y sean ayudadas “a dejar su cuerpo”.
Este es el argumento que utiliza cuando enfrenta a quienes afirman “defender el derecho a la vida”.
“¿Qué entienden por vida? Para mí la vida no es solo respirar o hacer la digestión y que el corazón lata, sino el comunicar, el sentirse vivos, el no tener sufrimientos innecesarios. También es morir en serenidad”, sostiene.
La propuesta presentada por su asociación “prevé que puedan solicitar el tratamiento eutanásico solo las personas mayores de edad y diagnosticadas con esperanza de vida menor a los 18 meses”, ilustró a Efe el coordinador de la campaña “Eutanasia Legal” para esta asociación, Matteo Mainardi.
Claros y directos
Además, apuesta por una “comunicación amplia entre el paciente y el médico”, para que el enfermo sea informado “con detalle de las alternativas” a la eutanasia y así pueda tomar la mejor decisión.
Incluye una “despenalización” tanto “al médico que suministra el tratamiento eutanásico” como a los “familiares que ayudan o acompañan al enfermo”, es decir, suprimiría la actual normativa italiana que sí castiga estos supuestos con la cárcel.
A juicio de Mainardi, Italia debería legalizar la eutanasia como ya lo han hecho Bélgica u Holanda porque “el derecho a la vida no se puede traducir en una obligación, sino que debe ser considerado como la libertad a elegir”.
“Quien está a favor de la eutanasia no obliga a los demás a someterse a un tratamiento eutanásico, sino que lucha por permitir la libre elección. Si uno quiere seguir viviendo, mejor para él. Lo importante es que haya libertad sin imposiciones”, considera.
Laura Serrano-Conde
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EFE