el terrorismo, excusa para la restricción de los Derechos Civiles básicos

Human Rights Watch (HRW) presentó ayer en Estambul su informe anual en el que alerta del peligro que supone para los derechos humanos la respuesta de numerosos gobiernos —en especial los europeos— al enorme crecimiento del número de desplazados y a la amenaza terrorista.

We must plan for freedom, and not only for security, if for no other reason than only freedom can make security more secure.  - Karl Popper“El miedo a los ataques terroristas y la llegada masiva de refugiados han impulsado a muchos gobiernos occidentales a reducir la protección de los derechos humanos”, criticó el director de la HRW, Kenneth Roth en la presentación del volumen de casi 700 páginas (659) en el que se analiza la situación de los derechos humanos en más de 90 países. “Este retroceso amenaza los derechos de todas las personas, sin que se haya demostrado ningún efecto a la hora de proteger a la gente”, añadió.

Precisamente, en el prólogo del informe el mismo Roth critica a Europa y Estados Unidos por su “descarada islamofobia y desvergonzada demonización de los refugiados”, advirtiendo que la polarización que resulta de ambos fenómenos “genera precisamente la clase de división y hostilidad que a los reclutadores terroristas les encanta aprovechar”.

Frente a la amenaza del autodenominado Estado Islámico y otros grupos terroristas con reivindicaciones islamistas, HRW señala que precisamente “los musulmanes son a menudo los más propensos a conocer una amenaza terrorista basada en el islam radical, y por ello son los más adecuados para disuadir a otros de ese tipo de violencia. También están en mejor posición para informar acerca de aquellos que planean usarla.”

Asimismo, HRW señala que el millón de solicitantes de asilo que se estima llegaron por mar a Europa en el 2015 supone sólo el 0,20% de la población de la UE. “Crear una forma segura y ordenada para que los refugiados lleguen a Europa reduciría las vidas perdidas en el mar y ayudaría a las autoridades migratorias a filtrar los riesgos de seguridad”, aconseja el informe.

Pero no solo de crisis de refugiados, amenazas terroristas e islamofobia trata el informe. También denuncia las medidas represivas utilizadas por algunos gobiernos autoritarios, especialmente China y Rusia, en aras de restringir las actividades y la financiación de asociaciones civiles, por temor a posibles movilizaciones populares. “Una represión de esta intensidad no se había visto en décadas, incluyendo la persecución de grupos disidentes en Rusia y el arresto de abogados y activistas en China”, señala HRW, que también identifica tendencias similares en Kenia, Sudán, Sudáfrica e Israel.

HRW hace especial mención al colectivo de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT), puesto que a menudo son víctimas de leyes discriminatorias y ataques violentos cuando intentan que sus derechos sean reconocidos. Avances hacia la igualdad, eso sí, son constatados en la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo en EE.UU., Irlanda y México.

Asimismo, la elección de Estambul como ciudad para presentar el informe no fue casual. Turquía acoge actualmente a unos 2,5 millones de refugiados sirios. La portada del volumen presenta a los desplazados descendiendo de un barco utilizado para transportarlos desde la costa turca hasta la isla griega de Lesbos. Unas 805 personas murieron solo el año pasado en el mar Egeo cuando intentaban cruzarlo para encontrar refugio en Europa.

HRW agradece al país euroasiático su “generosidad” a la hora de aceptar a “cientos de miles de refugiados”, sobre todo procedentes de Siria.

Aparte, empero, todo son críticas: el acuerdo del pasado noviembre entre Ankara y Bruselas diseñado para prevenir la migración irregular entre la Unión Europea y Turquía a cambio de tres mil millones de euros y otros incentivos “infunde temores acerca de si a los desplazados se les puede negar el acceso a una protección efectiva, que sean detenidos en Turquía, o que su entrada a Turquía pudiera ser bloqueada en conjunto.”

Además, Emma Sinclair-Webb, investigadora senior sobre Turquía en HRW, denunció ayer en Estambul que la democracia turca “se dirige hacia el autoritarismo y el desmantelamiento de todos los controles sobre el poder de sus líderes”. Y ello se debe, a su juicio, a “la combinación de la ruptura del proceso de paz kurda, a la represión de los medios de comunicación y también de los opositores políticos durante el año pasado”, algo que es “el presagio de tiempos oscuros”.

28-I-16, R. Ginés, lavanguardia