seguimos educando en la violencia del amor romántico

Palizas que empezaban al primer mes de relación en algunos casos y en los primeros seis meses en varios más. Hasta ahora los estudios realizados sobre mujeres adultas reflejaban el paso de varios años entre el comienzo de la relación sentimental y las primeras agresiones, pero un estudio del Instituto Andaluz de la Mujer sobre violencia de género hacia adolescentes destaca como resultado más novedoso que varias chicas revelaban el inicio de las palizas en torno al primer mes de relaciones.

“Esto es muy preocupante”, destaca la consejera María José Sánchez Rubio, “porque lo normal es que las agresiones comiencen sobre los dos años”. La socióloga Carmen Ruiz Repullo, autora del estudio Las personas tras los datos, constata que los adolescentes entran en la espiral de la violencia sin ser conscientes de ello y que este problema hunde sus raíces en los primeros años en el concepto del amor romántico.

A partir de las entrevistas realizadas a 22 víctimas adolescentes que acuden a un programa del IAM, así como a seis chicos condenados por violencia en el ámbito familiar, y que consta que han ejercido maltrato con sus parejas, el informe concluye que las chicas han sido socializadas en un modelo amor-sufrimiento. Todas las encuestadas reflejan ideas como “el amor para toda la vida”, “los celos como signo de amor” o la esperanza de que “el amor lo cambia todo”. Ellos reproducen el modelo cultural de masculinidad hegemónica: líderes de grupo, chulos y malotes, entre otros.

Una de las principales conclusiones es la invisibilidad de la violencia de género al inicio de la relación. “La totalidad de las chicas pensaban que ellas iban a poder cambiar esas actitudes de sus compañeros a través del amor”, indica Ruiz.

Los jóvenes entrevistados se definen siempre como “chicos tranquilos y nada machistas”, pero enseguida expresan su tendencia a pensar que las chicas se dejan impresionar fácilmente por el poder y el dinero, que los celos son una demostración de amor y utilizan la excusa de la desconfianza hacia ellas y de sus propios celos como una excusa para actuar de manera violenta.

El informe pone el foco en la violencia sexual, ya que todas las chicas que han mantenido relaciones sexuales con el chico agresor han sufrido violencia sexual en diversos grados, desde las más sutiles hasta las más severas como la violación. La mayoría de las víctimas, sin embargo, tiende a ver estas situaciones como dentro de la normalidad, al justificar que hacían prácticas no deseadas como muestra de amor, siempre bajo presión de ellos.

23-III-16, A.S. Ruiz, lavanguardia