"¿Porqué no sabemos entender lo que leemos?", Elena Jiménez

Comprender lo que leemos es vital en una sociedad en la que cada vez nos comunicamos más por escrito –watsaps, tuits, etcétera– y en la que un mensaje mal interpretado puede inflamar las redes sociales de inmediato. A pesar de ello, los informes internacionales indican que el nivel de comprensión lectora de los escolares españoles es muy inferior a la media de la OCDE y que sólo uno de cada tres adultos es capaz de entender un texto largo o comparar ofertas.

“Pones a los alumnos un examen con preguntas tipo test y al finalizar les pides que pongan el papel boca abajo, lees las preguntas en voz alta y siempre oyes algún ‘Ah, era eso’, lo que muestra que entienden la pregunta cuando la escuchan pero no al leerla ellos mismos”, ejemplifica Elena Jiménez, profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Universidad de Granada y presidenta de la Asociación Española de Comprensión Lectora.

Para abordar los motivos de estas dificultades y las soluciones, la Asociación Española de Comprensión Lectora ha organizado el I congreso internacional de Comprensión Lectora Infantil y Primaria on line y gratuito para padres, profesores y centros educativos del 18 al 22 de abril. Jiménez participa con una ponencia titulada ¿Por qué los niños no comprenden lo que leen?

¿Tiene clara la razón?

En los estudios que estamos realizando vemos que hay una relación directa entre el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la incapacidad del alumno de dar respuesta a la frustración que le ocasiona leer algo demasiado largo. En el mundo de las TIC prima la imagen sobre la palabra, la inmediatez, lo conciso y rápido. Por eso muchos chavales están obsesionados con la lectura vertical, el skimming (una lectura rápida de los primeros y últimos párrafos de un texto para hacerse una idea general), el scanning (lectura superficial en busca de las ideas principales) y los programas informáticos para entrenarse a leer más rápido. Pero la lectura, para ser comprensiva, requiere el tiempo que requiere, mayor o menor según la persona y las circunstancias del momento.

¿Significa eso que a los niños de hoy les cuesta entender lo que leen más que a los de anteriores generaciones?

Lo desconozco porque los datos que manejamos son de lectores actuales. Lo que sabemos es que hace 50 años había menos lectores, porque el índice de analfabetismo era alto, pero los que leían, leían más. Por otra parte, las TIC afectan a la compresión lectora no sólo de los escolares, sino de cualquier usuario habitual, sea cual sea su edad.

¿Usar las herramientas digitales nos resta comprensión?

La capacidad de comprensión depende de muchos factores, pero la ansiedad que te produce leer algo cuando no tienes tiempo o ga-nas, cuando lo haces por obligación o cuando piensas que no puedes dedicar tanto rato a una lectura hace que tu nivel de comprensión baje. Y la cuestión es que con la tecnología nos hemos acostumbrado a consultar todo de inmediato, a leer rápido y nos cuesta leer con atención, entrar en una lectura profunda. A menudo lo que nos falta es predisposición. Leemos con una rapidez que muchas veces es innecesaria.

¿De qué depende tener más o menos comprensión lectora?

Dejando de lado dificultades externas como pueden ser un déficit de atención, una dislexia u otras necesidades educativas especiales, la comprensión lectora se consigue leyendo. Si leyéramos más, la comprensión no sería tema de conversación.

Pero ¿cómo va a volcarse en la lectura alguien que no entiende bien lo que lee?

Cuando no entiendes lo que lees, lo primero es saber por qué, si pensabas en otras cosas mientras leías o si lo es que hay alguna palabra que no entiendes y no puedes sacar su significado por el contexto. Y no agobiarte, ir de menor a mayor tamaño en los textos que lees y buscar lecturas que te produzcan placer. Si te gusta el deporte, lee noticias deportivas, y si te gusta el humor, puedes practicar con tebeos. La clave es hallar algo que te enganche.

¿Y cómo lidiamos con la tecnología?

Hace falta investigar más en profundidad porque hay quienes sostienen que las TIC están empo-breciendo a los lectores y quienes afirman que los lectores más competentes manejan mejor esas tecnologías. Lo que debemos tener claro es que lo que más dificulta nuestra comprensión lectora es la rapidez y la prontitud, porque la lectura requiere tiempo y un tiempo variable. No es lo mismo leer en el autobús con ruidos de fondo que hacerlo en un rincón de lectura, ni que quien lo haga sea una persona acostumbrada a realizar varias tareas a la vez o alguien que no tenga este entrenamiento.

10-IV-16, M. Rius, lavanguardia