"Treinta días de junio", Enric Juliana

Después de tantos lamentos por la repetición de las elecciones generales, conviene levantar la mirada. Peores cosas se han visto en España. El pacto no era nada fácil y había suficientes incentivos para la prórroga.

Repasemos. El Partido Popular puede acentuar ahora su canción favorita –“o nosotros o el caos”–, pese al desgaste de Mariano Rajoy. El PP tiene mala prensa, sí, pero su suelo electoral es muy resistente. Podemos tenía en la manga la posible alianza con la mermada Izquierda Unida y ahora se halla a un paso de beneficiarse de los mismos socialistas a Alberto Garzón, el político mejor valorado, según el último sondeo del CIS. Ciudadanos capitaliza la escena de El abrazo y puede decirse que es el partido que mejor ha jugado sus cartas durante los últimos cuatro meses. El PSOE aparece como el más perjudicado por la repetición electoral, pero la verdad es que Pedro Sánchez decidió respetar los severos límites que le fijaron los barones socialistas y el expresidente Felipe González. Después de ver a mucha gente importante, Sánchez no quiso arriesgar más de la cuenta y lo fió todo a la presión política y mediática sobre Podemos.

(Sánchez se reunió con dirigentes políticos y con personas con influencia sobre la política. Suspendió una cena con Mariano Rajoy en enero. Intentó verse a solas con Íñigo Errejón tras de la crisis de Podemos, cita que Errejón no aceptó. Se reunió con Joan Ribó y Mónica Oltra en Valencia. Y se entrevistó con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en una cafetería de la ciudad de Zaragoza, el 20 de abril por la tarde, para pasar desapercibidos, según informaba ayer el diario La Razón. Auscultó, tanteó y decidió respetar los límites que le fijaron).

En verano no habrá tantos incentivos para el aplazamiento y la penalización será mucho mayor. En septiembre tendremos gobierno. Conviene levantar la mirada, puesto que junio va a ser un mes muy interesante. En los treinta días de junio se va a decidir el destino de Europa. Y el espeso embrollo español forma parte de la jugada.

El 23 de junio, tres días antes de las elecciones generales en España, tendrá lugar el referéndum sobre la continuidad del Reino Unido en la Unión, la cita política más importante del año en toda Europa. Por aquellas fechas, la deuda de Grecia deberá estar estabilizada porque Brexit con Grexit sería como iluminar una gasolinera con una antorcha. Para garantizar de nuevo la estabilidad de Grecia hace falta un acuerdo en las próximas semanas sobre el plan de austeridad y reformas presentado por el Gobierno Tsipras. Un plan que Alemania considera insuficiente y que necesita el apoyo del Fondo Monetario Internacional. No hay mucho margen para el aplazamiento de la discusión, puesto que en julio vencen 4.000 millones de euros de deuda pública griega.

El 5 de junio habrá elecciones municipales en Italia, con posibilidades de éxito de los populistas de Beppe Grillo en Roma, cuya administración de centroizquierda se ha hundido en un clima de degradación política inquietante. La caída de Roma en manos de los grillini –que presentan a una atractiva candidata llamada Virginia Raggi, con toques escénicos de Ciudadanos y Podemos–, podría complicar el referéndum de octubre sobre la importante reforma constitucional pilotada por el gobierno de Matteo Renzi.

Junio será interesante. Y lo sería más si los políticos españoles fuesen capaces de levantar la mirada, conectar lo particular con lo general, y explicar que el dilema del 26-J es también un asunto europeo.

6-V-16, Enric Juliana, lavanguardia