incendio del vertedero de la cultura política, civil, española

Nadie y mucho menos las administraciones, podría decir eso de que no era posible prever el peligro de tener a escasos 400 metros de viviendas un vertedero ilegal de neumáticos de Seseña (Toledo), el mayor de España y posiblemente de Europa. Hasta la Comisión Europea lo había advertido y pedido explicaciones. Más de una década de litigio entre Castilla-La Mancha (70% de esa gran montaña de caucho está en su territorio), Madrid (el 30% está ubicado en Valdemoro) y el Ministerio de Medio Ambiente sobre quién hace qué y cómo se hace terminaron ayer cuando ese macabro cementerio comenzó a arder. Y el cielo del sur de Madrid quedó cubierto de negro.

Los motivos están aún por esclarecer aunque todo apunta a que fue intencionado. Las consecuencias inmediatas, la contaminación del aire, el cierre de la autopista de peaje R4 en el kilómetro 33 (al cierre de esta edición, había sido abierta) y el despliegue de bomberos de ambas comunidades e hidroaviones, mientras el Ejército espera una llamada por si fuera necesaria su presencia.

Imagen del incendio originado en la madrugada de ayer en el cementerio de SeseñaAunque se cree que el fuego está controlado (aunque tardará días en extinguirse), preocupa mucho el humo cargado de sustancias nocivas (hidrocarburos aromáticos policíclicos cancerígenos). Por ello se ha obligado a desalojar a los aproximadamente 9.000 vecinos de la urbanización El Quiñón, triste icono de la gran recesión y bautizado como el Far West madrileño, fue construida por el Francisco Hernando el Pocero. Fue este personaje quien levantó en mitad de la nada una megaurbanización de más de 13.000 viviendas de las que finalmente se levantaron unas 5.000. A escasos 400 metros de ellas, se sitúa el vertedero de neumáticos, que allá por el 2007, en pleno boom inmobiliario, los comerciantes aseguraban que iba a desaparecer de inmediato de la vista de los nuevos moradores porque era ilegal. Pero ahí está.

Los vecinos que no tenían dónde alojarse (la mayoría se fue a casa de familiares) fueron trasladados en autobuses dispuestos por el Gobierno de Castilla-La Mancha al pabellón deportivo de Seseña (la urbanización está a escasos kilómetros del pueblo) y a dos pabellones de colegios de la localidad toledana de Esquivias.

Pero, ¿por qué han permitido las administraciones que exista un vertedero ilegal de neumáticos de esas dimensiones? Quizá la única respuesta es la desidia y la falta de compromiso real. Este cementerio de ruedas, gestionado por la empresa Disfilt, propiedad de Victorino Villadangos, fue declarado ilegal en el 2003 porque no cumplía los requisitos medioambientales. Pero el propietario siguió y siguió echando ruedas en el vertedero toledano y fue creciendo tanto que en el 2009 Madrid comprobó que había colonizado tierras de Valdemoro. No le importó a Villadangos la sentencia de ese mismo año que le condenaba a tres meses de cárcel por no cumplir requisitos medioambientales (no tenía ni agua). Tampoco sirvieron de nada los expedientes administrativos y multas acumuladas hasta que abandonó esa montaña de plástico y que ascienden a 600.000 euros (300.000 de la Junta de Castilla-La Mancha, 150.000 del Ayuntamiento de Seseña y 90.000 de la Comunidad de Madrid).

Villadangos se marchó y dejó allí las aproximadamente 70.000 toneladas de neumáticos (se calcula con más de cinco millones de ruedas) sobre 117.000 metros cuadrados. Desde entonces, las administraciones de Castilla-La Mancha, Madrid, el Ayuntamiento de Seseña y el Ministerio de Medio Ambiente mantienen reuniones para ver qué hacer... Y no hacen nada, salvo un cortafuegos en previsión de un incendio que todos temían. La próxima reunión iba a ser el día 26 de mayo.

El objetivo prioritario ahora es combatir la contaminación del aire, verdadero peligro para la sanidad pública. El segundo paso, aclarar por qué no se limpió ese vertedero ilegal durante años.

14-V-16, C. López, lavanguardia

El síndrome de Diógenes es una particular patología que sufren algunas personas de edad avanzada que, en su aislamiento, acumulan grandes cantidades de desperdicios que acaban sepultándolos. El vertedero ilegal de Seseña ha demostrado que hay una variante de esta enfermedad en la política española que hace que las administraciones puedan acumular quejas, expedientes y denuncias hasta formar montañas de papeles inútiles. Incluso cuando hay decisiones firmes y multas, la inoperatividad continúa, como si la función de las administraciones fuera en realidad seguir acumulando resoluciones, expedientes y más certificaciones que son carne de la papelera sin traducción práctica en la realidad. Ecologistas en Acción denunció el vertedero durante años.

El macrovertedero de neumáticos es el iceberg de un fraude dimensiones colosales y con el que se demuestra que las normativas europeas para proteger el medio ambiente pueden ser burladas fácilmente y convertidas en detritus si los políticos las desconocen o no las quieren aplicar. Todas las administraciones (la local y las dos comunidades autónomas implicadas) han demostrado un nivel de dejadez tan grande, que sólo puede explicarse por el hecho de que el síndrome de Diógenes de sus responsables ya estaba muy avanzado cuando decidieron que había que actuar. El macrovertedero podía contemplarse desde el satélite; pero fue ganando terreno hasta atravesar la raya de dos comunidades autónomas con gobiernos distraídos (sin ver que pasaba de Seseña a Valdemoro), incapaces de asumir que se habían superado todas las líneas rojas que deben evitar un desastre ecológico y un atentado a la salud.

Esta es también una traición al ciudadano que cree en el reciclaje y en la recuperación de materiales, y en quienes confían en que cuando van a comprar su neumático nuevo y pagan una ecotasa lo hacen para financiar la correcta recogida y gestión del neumático viejo. Pero no se hizo. Sólo se acumularon ingresos económicos, y ruedas sin reciclar. Si los gestores públicos no defienden el medio ambiente y la salud, sólo hacen política basura.

Seseña no es un caso único. Aún está reciente el caso del fraude de 2.500 neveras sin reciclar en Madrid... Y los vertederos ilegales proliferan en varias comunidades autónomas (pese a las advertencias de la UE); en ellas, la gestión de los residuos es todavía el simple manejo de porquería que se oculta bajo una alfombra mental.

Suerte que estamos en Europa.

14-V-16, Antonio Cerrillo, lavanguardia