cifras oficiales: ¿cómo puede ser que el electorado sea mayor para el Congreso que para el Senado? (II/II)
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Reflexiones irresistibles.
Expongo algunas de las muchas dudas que pueden aterrizar en cualquier cabeza que haya superado la catarata de números copiados de los del Gobierno.
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Deduzco que alguien debió dar un puñetazo en la mesa en 1996, pues consiguió meter en vereda a unos cuantos españoles que cada año debían volver locos a los del Ministerio del Interior, pues descuadraban los datos de Congreso y Senado. Se admiten especulaciones pero, cuando veamos lo que pasó cuatro años después, en los gráficos al final del artículo, puede que del golpe hasta rompiera mano y mesa. O quizás ambas cosas no tengan relación.
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En cambio, todavía no ha nacido el abuelo de quien sea capaz de coordinar los distintos chiringuitos que están a las órdenes del gobierno de Madrid. Los responsables del epígrafe “Población” en el Ministerio del Interior y en el INE no parecen entenderse, pues no han conseguido que coincida ninguna de las cifras de españoles que ambos organismos llevan certificando desde hace cuarenta años. Hay diferencias tan espectaculares como la de 2008, con 782.432 más en el INE que en Interior. Si algún listo a sueldo del gobierno cede a la tentación de dar una respuesta rápida, simplista y “creativa”, que repase antes todas las diferencias, pues también hay algunas muy abultadas y en sentido contrario.
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Por el contrario, parece que se entienden casi a la perfección quienes en ambos organismos manipulan las cifras de los censos electorales, dato que el INE solo ofrece desde 2000 y del que cabe decir que se trata de personas con nombres y apellidos, cosa que quizás ayude a cuadrar números pero, por el contrario, alienta las dudas sobre los datos de población. En 2011 lograron una extraordinaria diferencia igual a cero, siendo la mayor la del año 2000, con solo 3.322 electores más en Interior que en el INE. Lo que no nos cuadra en absoluto es que, ese mismo año, y por poner un ejemplo, la diferencia de “Poblaciones” fuera de 701.736 más en el INE que en el Ministerio. ¿Hemos conseguido la cuadratura del círculo? Nada se resiste a la política cuando se hace dueña de las cifras.
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No he añadido las diferencias de Poblaciones o Censos entre INE y Ministerio/Senado (en lugar de Ministerio/Congreso) porque sería hurgar en la herida de las deficiencias sin conseguir mayor vergüenza de los culpables.
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Pero, por poner un ejemplo, el muy sangrante de las elecciones del 20 de diciembre de 2015, me pregunto si hay derecho a tener que soportar que, de las cifras gestionadas por el Ministerio, en el censo electoral del Congreso figuren 91.150 españoles más que en el del Senado. Si eso es falso, que lo arreglen ya y, si fuera cierto, que expliquen la causa y el fundamento legal que soporta esa certeza. Lo que no puedo admitir es que sea cierto y falso al mismo tiempo, como si los españoles mayores de edad estuviéramos hechos todos de la misma pasta que ese ministro. Además, y como era inevitable, precisamente ese año se rompió la coincidencia de censos entre INE y Ministerio que se había logrado en 2011.
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Procede hacer mención de la aportación que, pensando en las consecuencias sobre la representatividad política de la inamovilidad de nuestra democracia, ha realizado Ramón Crespo en uno de los medios en los que hemos coincidido comentando números electorales. Ha llamado la atención sobre el hecho de que mientras en 1977 cada diputado del Congreso “representaba” a 67.300 electores, en 2016 ese dato ha subido hasta 104.300.
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Es importante, también, no perder la perspectiva histórica que rebaja aún más la calidad del trabajo realizado por nuestras instituciones con algo tan serio en una democracia como son las elecciones. Gran parte de esta información se ha tenido que manejar y revisar de nuevo, durante los últimos años, para poder presentarla a través de Internet. Por tanto, lo han hecho con pleno conocimiento de sus deficiencias e, irresponsables, no han sentido la menor necesidad de añadir explicaciones en cada uno de los descuadres.
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No seré yo quien con esto busque proyectar sombras de duda sobre el respeto que por la veracidad de los resultados electorales puedan sentir políticos como los que nos gobiernan, de tan dudosa reputación ante jueces, inspectores de Hacienda y policías. Aún así, creo que los otros políticos, los que no terminan de comprender el porqué de diferencias entre encuestas y resultados como las que se han producido el 26J, lo que deberían hacer es investigar hasta el final para encontrar pruebas de delitos, si los hubiera, en lugar de dudar en público. Y también sacrificar lo que sea necesario para conseguir que la Ley Electoral cambie y nos represente más y mejor.
Y para terminar, un punto de inflexión a investigar.
Cruzar series de datos oficiales es arriesgarse a la sorpresa. Con los expuestos en este artículo quien tenga curiosidad podría comprobar fácilmente que:
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En los 23 años que van de 1977 a 2000 la población total creció un 11%.
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En cambio, el censo electoral creció cuatro veces más, el 44%.
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Por el contrario, en los 15 años que van de 2000 a 2015 la población ha crecido el 14,43%.
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Pero en este periodo, el censo electoral ha crecido la mitad, el 7,48%.
Tan espectacular cambio de tendencia en un momento histórico determinado de una sociedad relativamente estable llama la atención poderosamente. Sabemos que las líneas que representan poblaciones y censos electorales no tienen porqué ser paralelas perfectas. Pero, además de todos los descuadres denunciados anteriormente, creo que se debería investigar el cambio de tendencia que tiene su punto de inflexión en el año 2000, dato 8 en el gráfico.
Gráfico 1. Poblaciones y censos electorales en España desde 1977 (1) a 2015 (12). En miles de personas.
Y que se percibe con mayor claridad en este nuevo gráfico con una única línea, la que representa la relación entre ambas magnitudes.
Gráfico 2. Porcentajes los censos electorales sobre las poblaciones totales en España. De 1977 a 2015
Habría que investigar si una explosión de la actividad sexual, sin anticonceptivos, paralela a la victoria del PSOE en 1982 podría haber arrojado tantos miles de nuevos mayores de 18 años en el año 2000, el de la mayoría absoluta de Aznar, como para justificar por sí sola un incremento tan importante del censo electoral solo para ese mismo año, pues se desinfló en 2004, el del 11M. Supongo que harán falta varios agostos para descubrirlo.
Comentario final.
Es probable que algunos de los problemas expuestos se hayan denunciado antes, pero es evidente que nada ha servido para que los gobiernos sucesivos ordenaran corregirlos o, al menos, explicarlos en los soportes donde se ofrecen al público datos incoherentes. Creo que todo esto debería invitar a la preocupación de los partidos políticos y a la investigación por parte de los expertos.
Domingo Sanz, agosto de 2016.
Lic. CC. Políticas Univ. Complutense Madrid