"¿Puede ganar Trump?", Manuel Castells

Resultat d'imatges de magazine trumpDe entrada, no. Incluso el propio Trump, usualmente optimista, acaba de declarar que después de noviembre tal vez tenga unas largas vacaciones. Principalmente porque hay grupos que lo rechazan mayoritariamente. Los hispanos, por su racismo, su xenofobia y sus insultos. Los negros, porque Trump apoya a la policía en sus prácticas de disparar primero y preguntar después. Otros, como los musulmanes (que en Estados Unidos suelen ser gente pudiente e influyente), tratados como sospechosos. Y, sobre todo, las mujeres, por su machismo soez, sus insultos a políticas, incluidas las republicanas, como cuando despreció a Carly Fiorina insinuando que su menstruación la perturbaba. Además, su oposición al aborto le ha alienado el apoyo de muchas mujeres de clase media. La inmensa mayoría de los jóvenes ya están movilizándose para impedir que Trump gane (mis estudiantes dicen que se exilian a Canadá si gana).

Todos coinciden en que el apoyo incondicional a Trump se concentra en un solo grupo: los hombres blancos de clase trabajadora. Un grupo golpeado por la globalización y la crisis que no ha encontrado apoyo en los demócratas y en los sindicatos. Hombres que se sienten desplazados por los inmigrantes y por las minorías hispana y negra. Que resienten haber perdido el poder en el hogar. Que viven en regiones marginadas de la economía de servicios y de la cultura cosmopolita. Y que detestan a los globalizadores, incluidos Bush, Obama y Clinton, mientras aplauden el proteccionismo comercial que propone Trump. Y que piensan por lo bajini lo que Trump se atreve a decir, incluidas sus continuas barbaridades, como insinuar que pueden disparar a Hillary para defender el derecho a llevar armas o que Barack Hussein Obama es el fundador del Estado Islámico. De repente, el racismo, xenofobia y sexismo que albergan muchos de estos hombres se reivindica por su expresión pública nada menos que del candidato nominado por los republicanos para el cargo más poderoso del mundo. Es este grupo, altamente movilizado y que apoya a Trump en un 65%, el que consiguió que ganara las primarias, barriendo a candidatos fuertes y bien financiados de todos los ámbitos de la derecha. Sin embargo, como se repiten los demócratas, no hay suficiente número de estos "hombres blancos enfadados con el mundo" para constituir una mayoría. Lo que funcionó entre la minoría de republicanos que participaron en las primarias no debería resultar en el conjunto del electorado.

Ahora bien, cada vez que habla Trump saliéndose del guión, dice auténticas burradas y ofende a todo quisque. Lo cual ha llevado a buena parte del establishment republicano a criticarlo abiertamente y retirarle su apoyo. Incluyendo a la dinastía Bush y a buena parte de los expertos en defensa y seguridad nacional, cincuenta de los cuales han publicado una carta descalificando a Trump como comandante en jefe. Consecuentemente, los comités políticos de los grupos de presión (los llamados super-PAC) están financiando mucho más a Clinton (334,9 millones hasta junio) que a Trump (tan sólo 2,5), aunque Trump, multimillonario, se autofinancia.

Teniendo en cuenta estas circunstancias, no se entiende que las encuestas electorales den generalmente ganadora a Clinton pero no por márgenes apabullantes. En 9-11 de agosto entre 3 y 7 puntos de diferencia. E incluso la encuesta de Los Angeles Times del 4 de agosto reducía su ventaja a 1 punto. Más aún, considerando los estados clave, mientras que Clinton gana en Pensilvania por 11, en Ohio es sólo por 5, y en Florida (estado decisivo por su población) hay empate, siendo así que el 4 de agosto Clinton llevaba 6 puntos de ventaja. En Texas, el tercer estado en población, Trump tiene 6 puntos de ventaja. También gana en Arizona, Georgia e incluso va delante en Iowa por un punto. Es decir, en contra de lo que se podría pensar, no está descartado que Trump gane la elección. Y las encuestas pueden estar viciadas por el voto oculto a un candidato tan provocador. ¿Cuáles son los factores que podrían impulsar a Trump a un triunfo inesperado que cambiaría la geopolítica mundial? (Por ejemplo, acercándose a Putin, que ve a Trump con muy buenos ojos). Tiene algunos poderosos aliados, en particular la Asociación Nacional del Rifle, el lobby armamentístico, que lo financia y, sobre todo, moviliza a cientos de miles de sus activistas. Pero lo que realmente le hace popular es precisamente lo que detesta la clase política, incluidos los republicanos: es un candidato antiestablishment. De alguna forma es una candidatura insurgente contra el sistema político y contra Wall Street, aunque él sea un billonario. Y algunas de sus propuestas podrían ser catalogadas en la extrema izquierda, como su oposición al tratado global de libre comercio para defender la industria nacional, la prohibición de deslocalizar empresas a países de menores salarios o la obligación a las grandes empresas de que paguen sus impuestos en Estados Unidos y no en paraísos fiscales. Asimismo, quiere cerrar las bases militares en el extranjero no esenciales y dejar de intervenir militarmente excepto para la defensa directa de intereses propios. Por ejemplo, ocupar y defender los yacimientos de petróleo en Oriente Medio, pero dejando "que los árabes se peleen entre ellos". Ahora bien, su principal baza es la ocupación permanente y gratuita de los medios. Es política mediática en estado puro. La elección es sobre la personalidad de Trump. Los medios siempre están pendientes de su última ocurrencia. En fin, cuenta con la impopularidad de Hillary Clinton, candidata del establishment político y financiero de la que desconfían un 60% de ciudadanos. Esta es una elección que depende de quién moviliza más voto negativo. Y como muchos se quedarán en casa, las minorías movilizadas, como los hombres blancos enfadados, pueden prevalecer. No es probable, pero sí posible.

13-VIII-16, Manuel Castells, lavanguardia