Canadá reconoce persistencia del genocidio de "indios" y "esquimales"

Una mujer apareció muerta con un disparo en el cuello. Otra falleció con las manos atadas a la espalda. Ambas pertenecían a tribus indígenas de Canadá, y en ambos casos la Policía Montada concluyó que se habían suicidado y cerró las investigaciones. Mientras el papa Francisco condenaba en México los 370 asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, el Gobierno canadiense admitió que desde 1980 se ocultaron miles de asesinatos de mujeres y niñas aborígenes que las entidades indigenistas elevan a 4.000.

Un informe de la Policía federal actualizado en 2014 contabilizó 1.049 mujeres aborígenes asesinadas y 172 desaparecidas desde 1980, pero ahora el nuevo Gobierno canadiense, que preside Justin Trudeau, admite que en infinidad de casos la Policía Montada ignoraba las evidencias de muertes violentas y cerraba las investigaciones concluyendo que el fallecimiento se debía a un suicidio o a causas naturales.

"La tragedia es mucho más grave de lo que se describe en el informe", ha declarado Carolyn Bennett, ministra de Asuntos Aborígenes del Gobierno de Ottawa. Bennett ha llegado a esa conclusión después de haber escuchado centenares de testimonios de familiares de las víctimas.

Una comisión gubernamental integrada por tres ministros ­Bennett, el titular de Justicia, Jody Wilson-Raybould y la ministra para Asuntos de la Mujer, Patricia Hajdu­ ha pasado dos meses viajando por todo el país para recabar información sobre el genocidio. La respuesta que han obtenido es la exigencia de que se reabran las investigaciones de infinidad de casos y que se aplique la justicia sin discriminación.

La ministra Bennett admitió que después de escuchar a las familias de las víctimas tuvo bastante como para dudar de que el informe de la Policía Montada reflejara con precisión la magnitud de la tragedia.

"En el momento en que la policía determina que se trata de un suicidio, un accidente o una muerte por causas naturales o de una sobredosis, significa que no hay investigación", añadió Bennett, que no disimuló lo comprometido de la situación para su Gobierno: "Tampoco podemos juzgar antes de tiempo ­dijo­ pero después de sentarme con las familias está claro que algo se ha hecho mal y algunos casos tendrán que ser revisados".

La ministra señaló que ahora se trata de obtener mejores datos, pero se comprometió a "tomarse en serio" los testimonios de las familias sobre casos de muertes que con indicios de homicidio no fueron investigados. Rena Fox, una mujer de 38 años, apareció muerta en un camino de Kakabeka Falls, Ontario, el 28 de febrero de 2003. La policía informó a la hija, Bryanne Machimity, que su madre habría muerto de causas naturales, pero ella recuerda que el cadáver de su madre presentaba contusiones en el rostro. La investigación no se cerró pero sigue sin conclusiones y Machimity se quejó en declaraciones al diario Toronto Star de la actitud de la policía provincial de Ontario. "No se lo tomaron en serio, era como que no importaba". La relación del gobierno de Ottawa con las comunidades indígenas ha dado un giro de 180 grados desde que el Gobierno liberal de Justin Trudeau sustituyó al que lideró el conservador Stephen Harper, que se había negado repetidamente a investigar el genocidio considerando que la desproporción en el número de mujeres indígenas muertas se debía a un fenómeno de violencia conyugal.

Trudeau proclamó nada más tomar posesión como primer ministro un compromiso de "reconciliación" con las comunidades indígenas , que suman casi un millón y medio de ciudadanos. Poco antes de su elección como primer ministro, la denominada Comisión de la Verdad y la Reconciliación emitió un informe que admitía el "genocidio cultural premeditado" infligido durante un siglo y medio a 150.000 niños que fueron arrancados de sus familias e internados en escuelas pensadas para anular su identidad aborigen y en las que se cometieron toda clase de abusos y atrocidades. Trudeau proclamó entonces: "Ha llegado el momento de aceptar nuestras responsabilidades y nuestros defectos, como Gobierno y como país". Y su primera acción ejecutiva en este campo fue precisamente abrir la investigación sobre las mujeres desaparecidas.

18-II-16, J. Barbeta, lavanguardia