España cañí -246: los padres, primeros saboteadores de la educación escolar

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La idea de que el espacio escolar está invadiendo el hogar, colándose en los planes de ocio de padres e hijos, y comprometiendo el tiempo libre de los estudiantes, está calando en la sociedad hasta el punto de que la mayor organización de progenitores de España, la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Ceapa), mayoritaria en la escuela pública, ha llamado a la insumisión pidiendo que los niños no presenten las tareas escolares que sus profesores les pidan los fines de semana de noviembre. Y este objetivo es sólo el inicio pues en realidad se pretende que los trabajos obligatorios desaparezcan del todo fuera de la escuela.

https://abelfer.files.wordpress.com/2010/12/notasantesdespues.jpgEn unas instrucciones, la Ceapa propone hablar con el tutor y entregar varias cartas explicando al director del centro y al tutor el motivo por el que no se hicieron las tareas de la clase. Asimismo, lista para cada fin de semana una serie de propuestas lúdicas y educativas sustitutivas de las labores extraescolares pero que pretenden ampliar y mejorar la cultura y la vida en común de la familia.

La campaña “No a los deberes ” argumenta que, además de la intromisión en la vida familiar y de impedir el descanso de los niños, los deberes atentan contra la igualdad de oportunidades porque en caso de dificultad no todos los alumnos pueden disponer de ayuda extraescolar para afianzar el conocimiento.

Según la OCDE, realizar más de cuatro horas de deberes a la semana resulta ineficaz parea alumnos con alto y con bajo rendimiento. En España, un alumno de 15 años dedica una media de 6,5 horas.

El Ministerio de Educación recordó que las escuelas tienen autonomía de centro para determinar las tareas escolares. Por su parte, los principales sindicatos de profesores (CC.OO., CSIF, ANPE y UGT) respetan que se abra el debate, pero consideran un despropósito el enfoque de insumisión que propone la federación pues consideran que atenta a la labor docente y resulta un mal ejemplo de desautorización de la escuela para los hijos.

3-XI-16, C. Farreras, lavanguardia