si Trump te da miedo es que no te has fijado en su vicepresidente

Resultat d'imatges de trump penceDos de las promesas de Donald Trump que tuvieron mayor impacto en la campaña fueron desmantelar el Obamacare y crear una fiscalía especial para acusar y en última instancia meter en la cárcel a Hillary Clinton. No ha pasado una semana de la elección y el presidente electo ya rectifica y da muestras de que será un presidente más pragmático de lo anunciado. Pero lo será siempre que se lo permitan los guardianes de la ortodoxia ultraconservadora que han empezado a rodearle.

En sus primeras entrevistas Trump ha declarado que va a mantener vigente una parte del Obamacare y se ha deshecho en elogios de Hillary Clinton. The Wall Street Journal vino a preguntarle si ya no quería meterla en la cárcel y Trump tiró pelotas fuera: “No es lo que me tiene ocupado ahora”, respondió.

Trump es un populista sin demasiadas convicciones ideológicas que actúa guiado por una intuición pragmática, que inexorablemente va a chocar con ese ejército ultraconservador que se dispone a asaltar el poder con ansias de venganza y con la determinación de marcarle la agenda a un presidente del que nunca dirán que es “uno de los nuestros”. Ya lo advirtió Trump en plena campaña: “Soy el candidato de un partido que no se llama conservador, se llama republicano”.

Resultat d'imatges de trump penceDijo eso pero se vio obligado a incorporar a Mike Pence como candidato a la vicepresidencia, un personaje ultraconservador que apoyó a Ted Cruz en las primarias. Lo hizo, dijo Donald Trump, para “contribuir a la unidad del partido”, y también para asegurarse los votos de los evangélicos, que no dan nada gratis.

Para tener una idea de lo que representa Mike Pence basta con observar su trayectoria. En Indiana impulsó una ley de Restauración de la Libertad Religiosa para poner todas las dificultades posibles a las mujeres que quisieran abortar y a los homosexuales que se quisieran casar. Que sea religioso no garantiza su misericordia. Como congresista organizó una rebelión contra George W. Bush para rechazar un programa de ayuda escolar a niños de familias pobres titulado Que ningún niño se quede atrás.

En Estados Unidos ha habido una reacción de la minoría conservadora contra la secularización de la sociedad y en varios estados se ha llegado a extremos tan ridículos como pretender obligar por ley a los transexuales a utilizar los baños públicos que correspondan al sexo con el que nacieron. Cuando le preguntaron a Trump respondió algo así como “que meen donde quieran”. Es un actitud significativamente distinta de la que impera en su partido. De Trump se conocen declaraciones inequívocas a favor del derecho de las mujeres a abortar y de respetar los derechos de los homosexuales, que ha modulado en campaña según le convenía.

Con todo, Trump no lo va a tener fácil para imponerse. Una muestra es el equipo que ha designado para el traspaso de poderes. No parece muy serio que el presidente electo coloque a tres de sus hijos y a un yerno. Tampoco que rescate a miembros del Partido Republicano, algunos aun mayores que él, como Rudy Giuliani, y totalmente desprestigiados como Newt Gingrich y Chris Christie. Si ha tenido que recurrir a ellos es porque Trump no tiene a nadie más. Y necesita organizar en 70 días un equipo de 4.000 republicanos para tomar la Casa Blanca. ¿De dónde los va a sacar?

Trump ha prometido desmantelar el establishment de Washington, pero en la capital están instalados los grupos de presión y los think tank que mueven el país, y el presidente electo no ha tenido más remedio que recurrir a la Heritage Foundation, el lobby ideológico más influyente cuando gobiernan los republicanos. Edwin Feulner, expresidente de la Fundación, y otros directivos ya se ha incorporado al equipo de Trump. El jueves, en un evento en la Heritage, un profesor llegado de California hizo el siguiente comentario: “Pensaba que ya estaríais todos en la Casa Blanca. Le he pedido al taxista que me llevara a la sede del equipo de Trump para la transición y me ha traído aquí”.

La Heritage Foundation ya tiene marcado el camino de la nueva administración en su programa titulado Recuperar Estados Unidos y que plantea en líneas generales “volver a los primeros principios de Estados Unidos”, tal como ellos los interpretan, claro, que implica entre otras cosas “recuperar nuestra cultura, la libertad religiosa, el derecho a la vida y el matrimonio”.

La incógnita ahora es si Donald Trump se dejará llevar o se enfrentará a los que intentarán imponerle el guión. Allan Lichtman, el profesor que acertó que Trump sería el elegido con su peculiar sistema de predicción, sostiene ahora que su instinto le dice que el Grand Old Party “no quiere a Trump” y que tarde o temprano “le plantearán un impeachment”. Algo parecido cree David Brooks, columnista conservador de referencia. El viernes escribió en el Times: “El futuro está más cerca de lo que usted cree. En el plazo de un año, Trump renunciará o será sometido a impeachment”. Donald Trump supone una seria amenaza en muchos frentes, pero lo más duro es lo que viene detrás.

13-XI-16, J. Barbeta, lavanguardia