"The case of the catalans consider’d"...

Hace una semana, 14 diputados del Parlamento británico apoyaron una moción (Early Day Motion) presentada por George Kerevan , representante del Scottish National Party (SNP), para apoyar a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que este viernes tendrá que declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC).

Kerevan pretendía mostrar la “preocupación” de parte de los parlamentarios de Westminster por el juicio al que será sometida Forcadell “por permitir un debate parlamentario” sobre un referéndum de independencia en Catalunya. “Adoptar medidas para remover y sancionar a un presidente por facilitar un debate en una cámara electa es lamentable y establece un peligroso precedente que podría socavar el apoyo público al proceso democrático”, añadía el texto que, a día de hoy, ya han firmado hasta 21 diputados (incluidos tres del Partido Laborista).

Las Early Day Motions son mociones formales presentadas para ser debatidas en la Cámara de los Comunes. Sin embargo, muy pocas son realmente debatidas. Aún así, los parlamentarios las utilizan para llamar la atención sobre un evento o una causa. Algo parecido pasó el 3 y 4 de abril de 1714 en el Parlamento de Westminster, y también acerca del caso catalán.

Por aquel entonces, Catalunya se encontraba sola haciendo frente a las tropas borbónicas de Felipe V desde que Gran Bretaña decidió romper el pacto de Génova que había firmado en 1705. Con aquella alianza política y militar, la reina Ana de Inglaterra se habían comprometido a garantizar las leyes e instituciones propias de los catalanes si Catalunya apoyaba al archiduque Carlos de Austria en su pugna con Felipe de Borbón en la Guerra de Sucesión española.

El Tratado de Utrecht (1713), sin embargo, cambió el escenario. Carlos sucedió a su fallecido hermano José I en el trono austríaco y los ingleses pensaron que, si bien no querían un macro imperio de los borbones, tampoco les interesaba un emperador todopoderoso en el Sacro Imperio Romano Germánico.

Firmada la paz, los ingleses se fueron retirando del territorio español y los catalanes decidieron seguir luchando. No todos los británicos, sin embargo, estuvieron de acuerdo con la decisión tomada. Un mes después de firmarse el Tratado de Rastatt, el armisticio que selló en marzo de 1714 el alto el fuego entre Luis XIV y el emperador Carlos VI, varios diputados del bloque whig (antiguo nombre del Partido Liberal británico) criticaron con dureza al gobierno conservador tory por abandonar a Catalunya a su suerte.

El debate había llegado a la Cámara de los Lores tras una interpelación a la reina Ana promovida por 24 representantes whig. Los progresistas consideraban que era una deshonra para Gran Bretaña no cumplir el compromiso de preservar “el completo disfrute de todas las justas y antiguas libertades” de los catalanes.

'The case of the catalans consider'd', opúsculo aparecido en Londres en mayo de 1714 'The case of the catalans consider'd', opúsculo aparecido en Londres en mayo de 1714 (Wikipedia)

Un mes después de esa discusión en el Parlamento británico, empezó a circular por las calles de Londres un opúsculo (una obra de poca extensión) que llevaba por título The Case of the Catalans Considered en el que se recordaba la responsabilidad contraída por los británicos con Catalunya. Y en julio, el representante de las instituciones catalanas en Londres, Pau Ignasi de Dalmases, se reunió con Henry St John, vizconde de Bolingbroke, para reclamarle que la reina Ana tomara “en depósito a Catalunya o por lo menos Barcelona y Mallorca hasta la paz general sin soltarlas a nadie hasta que mediante tratado se adjudiquen y se asegure la observancia de sus privilegios”. Todos los esfuerzos fueron inútiles.

Tampoco surtió ningún efecto la aparición, en septiembre de 1714, del libreto The Deplorable History of the Catalans, en el que se narraba la Guerra de Sucesión española. Ana de Gran Bretaña había muerto el 1 de agosto y su sucesor, Jorge I de Hannover, intentó presionar a Luis XIV para que su nieto Felipe V no tomara represalias con los catalanes. El rey francés incluso llegó a pedir al monarca español ”moderar la severidad con la que queréis tratarles [a los catalanes]. Aun cuando rebeldes, son vuestros súbditos y debéis tratarlos como un padre, corrigiéndolos pero sin perderlos”.

'The Deplorable History of the Catalans' empezó a circular en septiembre de 1714 'The Deplorable History of the Catalans' empezó a circular en septiembre de 1714 (Wikipedia)

Dalmases seguía reclamando protección a los británicos pero ya poco se podía hacer. Barcelona fue asaltada por las tropas borbónicas el 11 de septiembre. Jorge I y el nuevo gobierno whig que se formó a principios de 1715 tampoco hicieron demasiado para ayudar a Mallorca, que capituló el 2 de julio de 1715.

Pese a que tanto el rey inglés como el Ejecutivo eran contrarios a los acuerdos suscritos por los tories en Utrecht, acabaron aceptando las ventajas que habían conseguido tanto en Europa como en América.

15/12/2016 lavanguardia