idiomas: libre autoridad de Cambridge vs conscripción autoritaria del Gobierno

La prestigiosa Universidad de Cambridge ha tenido la virtud de convertir sus exámenes de nivel de inglés en un estándar internacionalmente aceptado, un modelo de referencia para acreditar el conocimiento de la lengua anglosajona. Casi todo el mundo conoce los exámenes del First, del Advanced o del Proficiency, los certificados de nivel que la Cambridge English Language otorga a quienes superan sus pruebas, equivalentes a los niveles B2 (intermedio), C1 (avanzado) y el máximo, el C2, que se puede equiparar al dominio de la lengua que tiene un nativo. Disponer de algunos de estos tres certificados, con la garantía de calidad de la universidad inglesa, ha servido hasta ahora para evaluar la competencia lingüística de estudiantes, empleados o funcionarios públicos.

En este escenario, que parecía inamovible, con una docena de organismos y entidades oficiales que a nivel catalán, estatal o internacional certifican el nivel de inglés, Cambridge incluido, todos bajo la supervisión del Consejo de Europa, ha irrumpido la Universidad de Oxford. Su examen, bautizado como el Oxford Test of English (OTE), aspira a discutir la hegemonía de su eterno rival universitario. En juego está un suculento negocio a escala planetaria, ya que cada aspirante paga para poder realizar su examen y acreditar su nivel.

Justamente hoy se harán en Barcelona los primeros exámenes oficiales del OTE, bajo la supervisión directa de profesorado de la universidad británica. Tras el verano, en setiembre, se realizará ya el lanzamiento a todos los efectos de los exámenes de Oxford en más de setenta centros autorizados. España es el primer país del mundo elegido por Oxford para poner a prueba su nuevo sistema.

“La competencia será muy positiva, se romperá el monopolio de la Universidad de Cambridge, Oxford ya elabora materiales didácticos muy buenos, pero no había entrado hasta ahora a examinar niveles”, destaca Sandra Williams, directora de Everywhere English, academia dedicada a la enseñanza del inglés en Tarragona. “Oxford se acabará imponiendo, Cambridge cambiará hacia una nueva filosofía”, pronostica Albert Roquet, director de BCN Languages, la primera academia de Barcelona en realizar el OTE.

“Somos un referente, el mundo académico esperaba que lanzásemos nuestra prueba de certificación”, aseguró Peter Marshall, director de Oxford University Press, al anunciar el lanzamiento internacional. Oxford no es un recién llegado en la enseñanza del inglés, pero hasta ahora se había dedicado exclusivamente a la elaboración de materiales didácticos, con una muy buena acogida entre los profesores. La universidad inglesa no se ha puesto en marcha hasta recibir la autorización del Consejo de Europa, que ya ha incluido sus pruebas en el denominado Marco Europeo Común de Referencia para las Lenguas (MECR).

Una garantía de la calidad de los exámenes, que pasan automáticamente a poder estandarizar los niveles de referencia. En una primera fase, Oxford tan sólo acreditará los niveles A2, B1 y B2, siempre a través de un único examen, y dejará para más adelante los dos niveles más avanzados, el C1 y C2, equiparables a los populares Advanced y Proficiency (Cambridge). Todos los organismos que examinan el conocimiento del inglés juegan en un mismo escenario en el que también están las Escuelas Oficiales de Idiomas (EOI) o las universidades.

Se trata de un universo algo complejo, especialmente por su diversidad, en el que no siempre es fácil moverse. “El marco común europeo de referencia es claro, pero hay muchas entidades que imparten conocimientos de inglés. No es una norma obligatoria, pero sirve para que todo el mundo tenga la misma referencia en lo que se refiere a los niveles de competencia de un idioma. Es una herramienta de estandarización”, destaca Mònica Pereña, subdirectora general de Lengua i Plurilingüisme de la Generalitat. “El marco común europeo sirve para homogenizar y homologar los niveles”, explica Yolanda Scott-Tenhert, profesora de inglés y directora de la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Tarragona.

Certificar el nivel de inglés puede abrir o también cerrar puertas en el momento de optar a un empleo, sea en el ámbito público o en una empresa. “Un 80% de empresas pide un nivel de inglés de Advanced, pero estamos viendo que muchos candidatos tienen esta certificación pero no es una garantía de que tienen la fluidez que requiere ese lugar de trabajo porque no han usado el inglés durante años. Las compañías nos piden que hagamos las pruebas de inglés que garanticen que realmente tiene el nivel de fluidez”, destaca Natàlia Segura, socia directora de Smart Executive, consultoría especializada en selección de cargos directivos.

“En el ámbito privado no hay ninguna referencia, hay empresas que aceptan los certificados que conocen y otras que no aceptan ningún examen y van directamente a hacer una prueba al candidato para ver si es capaz de desenvolverse en el contexto profesional que quieren; nadie puede obligarles a hacerlo de otra forma”, añade Pereña.

De fondo, tras el desafío de Oxford, emerge un debate más complejo. ¿Para aprender inglés es necesario ir superando exámenes de nivel? ¿Y superarlos significa siempre que el estudiante domina la lengua en sus distintas habilidades y competencias, como la oral? “No necesariamente alguien que aprueba un examen y obtiene un certificado sabe hablar bien inglés, una parte de los alumnos se preparan específicamente para superar un determinado examen de forma intensiva porque necesitan poder acreditarlo para sus estudios o un trabajo”, advierte Williams.

En el caso de los exámenes de la Universidad de Cambridge, muchos profesores coinciden al destacar que se trata de un tipo de prueba que requiere de una gran preparación específica para poder aprobar, por lo que las academias dedican parte de las horas a la enseñanza de técnicas de examen. “Hay otros exámenes que nos gustan más para enseñar y aprender que los de Cambridge, pero Cambridge tiene mucha fama”, explica Williams.

14-VII-17, E. Giralt, lavanguardia