"Ceci n’est pas une pipe", Quim Monzó

Hace unas semanas, la Junta Electoral Central decidió que el amarillo es un color impropio. En consecuencia fue vetado en los lugares públicos, incluida la fuente mágica del Montjuïc barcelonés. Han pasado los días y ya creía que la culpabilización del amarillo iba de baja cuando, de golpe, este fin de semana, la junta directiva del Mercat Central de Tarragona ha prohibido que se venda el calendario que cada año edita un grupo de fotógrafos profesionales. El motivo: la portada es amarilla. La junta dice que se podría interpretar como propaganda a favor de una determinada opción política. Los fotógrafos dicen que no hay ninguna intencionalidad, y que el año pasado la portada fue azul y nadie la impugnó. Pero, claro, ahora hay elecciones, concretamente pasado mañana, 21-D.

También hay problemas en El Prat de Llobregat. El Ayuntamiento ha hecho un vídeo promocional para anunciar la llegada de los Reyes Magos. Los del PP han puesto el grito en el cielo. Dicen que está especialmente dirigido a los niños “para hacer campaña a favor del independentismo” y que es una muestra más “del fanatismo ideológico y del adoctrinamiento de menores que el independentismo acostumbra a usar”. No sabía yo que los niños votaran pasado mañana ni que el alcalde del municipio, Luis Tejedor –de ICV–, fuera también sospechoso de secesionismo. El análisis semiótico que el PP hace del vídeo es implacable: la luz amarilla que dibuja la silueta de los tres Reyes Magos “es una clara alusión a los lazos amarillos que usan los independentistas para pedir la liberación de los presos políticos” y, por si fuera poco, en la letra de la canción que se escucha hay frases como “por un mundo mejor” o “unidos tendremos fuerza”. Desde mi sempiterna equidistancia, diría que eso de “unidos tendremos fuerza” parece más bien unionista, pero quizá me equivoco. También me sorprende que pasen por alto otra de las frases –“somos gente potablava”–, que hace referencia al adjetivo que los pratenses reivindican con orgullo, por sus espléndidos pollos potablava. Dado que el azul es el color corporativo del PP, podrían haber detectado también ahí una muestra de “fanatismo ideológico” y de “adoctrinamiento de menores”, pero no.

Otro detalle que ha molestado a la Junta Electoral: los lazos amarillos de los árboles de Navidad que los trabajadores habían puesto en las conselleries. En Girona, a instancias de Ciudadanos los han hecho retirar del que hay en la delegación de la Generalitat. Los trabajadores los sustituyeron por pequeños carteles en los que se leía: “Aquí había un lazo amarillo”. Cuando las autoridades se han enterado han dicho que los quiten también. Para sustituirlos yo pondría cartelitos con la frase “Aquí había un cartelito que decía ‘Aquí había un lazo amarillo’”. Si también ordenasen quitar estos, pondría otros: “Aquí había un cartelito que decía ‘Aquí había un cartelito que decía ‘Aquí había un cartelito que decía ‘Aquí había un lazo amarillo’’”. El cuento de nunca acabar, vaya, pero en versión Magritte: “Ceci n’est pas un ruban”.

Quim Monzó, 19/12/2017 - lavanguardia