´¿Diálogo con Hamas?´, Fawaz A. Gerges

Ahora que las armas han callado y el polvo se posa sobre Gaza, es el momento de reconsiderar el enfoque más extendido en Israel, Estados Unidos y algunos países europeos: el que dice que Hamas es un monolito, una organización terrorista similar a Al Qaeda, empeñada en la destrucción de Israel, yque, por lo tanto, Israel no tiene otra opción que aislar a Hamas y hacer uso de una fuerza aplastante para defender su supervivencia. Hay pruebas sólidas de lo contrario.

Lejos de ser un monolito según el enfoque de rigor en Estados Unidos e Israel, existen múltiples puntos de vista y discursos contrapuestos en el seno de Hamas. He entrevistado durante años a más de una docena de sus líderes dentro y fuera de los territorios palestinos. Aunque en general la retórica de Hamas públicamente reclama la liberación de toda la Palestina histórica, y no sólo de los territorios ocupados en 1967, lo cierto es que se registra un saludable debate en su interior. Se aprecian diferencias de matiz entre los propios líderes de Hamas, algunos de los cuales han dicho reiteradamente que quieren una solución basada en la existencia de dos estados.

A lo largo del último año, un número creciente de elementos moderados de Hamas ha manifestado una disposición implícita a reconocer a Israel y ha pedido una tahdia (periodo de calma) o una hudna (tregua más dilatada), lo que, evidentemente, implica el reconocimiento.

Considerado un duro, Jaled Mishal, líder destacado de Hamas y jefe de su oficina política con sede en Siria, ha aceptado la realidad: "Somos realistas" y existe "una entidad llamada Israel". Otro alto dirigente de Hamas en Gaza, Ghazi Hamad, ha ido más lejos que Mishal y ha declarado en enero a los periodistas que Hamas se daría por satisfecho si finalizara el control israelí sobre las zonas ocupadas en la guerra de Oriente Medio de 1967: Cisjordania, Gaza y Jerusalén oriental.

Mis conversaciones con las bases de Hamas me han indicado que la organización militante ha evolucionado considerablemente desde que ganó inesperadamente en unas elecciones libres en el 2006. "Es mucho más difícil dirigir un gobierno que oponerse y resistir a la ocupación israelí", me dijo un veterano dirigente de Hamas de visita oficial en Egipto en el 2007. "Si no suministramos artículos y bienes a nuestro pueblo, renegará de nosotros", añadió.

Pese a su retórica acartonada y reaccionaria, Hamas es una instancia sensata, conclusión alcanzada por el ex jefe del Mosad y consejero de seguridad nacional de Ariel Sharon, Ephraim Halevy, figura no progresista. El liderazgo de Hamas ha sufrido una transformación "ante nuestras propias narices" al reconocer que "su objetivo ideológico es inalcanzable y lo será en un futuro previsible", ha publicado recientemente Halevy en Yediot Ahronot.Su dictamen es que Hamas está preparado y dispuesto a aceptar la creación de un Estado palestino dentro de las fronteras provisionales de 1967.

De modo similar, un análisis del Instituto de Estudios Estratégicos de las fuerzas armadas publicado semanas antes del lanzamiento de la ofensiva israelí llegó a la conclusión de que Hamas está considerando la posibilidad de un cambio de su postura a través del reconocimiento implícito de Israel.

"La postura de Israel hacia el democráticamente elegido Gobierno palestino encabezado por Hamas en el 2006 y hacia la cohesión nacional palestina... ha constituido un importante obstáculo para una paz sólida", concluyó el estudio del mencionado instituto, no renombrado precisamente por su defensa de Hamas.

En lugar de declarar una guerra total a Hamas e intentar su derrota, ¿qué sucedería si Estados Unidos y, en particular, Europa invitaran a participar políticamente a la organización militante y trataran de moderar sus puntos de vista? ¿Qué sucedería si Israel utilizara el alto el fuego del 2008 con Hamas como marco para posteriores iniciativas diplomáticas?

"Hamas no participó en ningún lanzamiento de cohetes y en ciertos casos impidió que otras organizaciones atacaran", declaró el Centro Israelí de Servicios de Inteligencia e Información sobre Terrorismo a propósito del mantenimiento del alto el fuego del 2008 por parte de Hamas.

Indudablemente, la estrategia de aislar y enfrentarse militarmente a Hamas perseguida por Israel y el gobierno de Bush han fortalecido si cabe la línea dura dentro de Hamas reforzando la cultura del extremismo y el sacrificio de la vida. Tal estrategia ha fracasado estrepitosamente a la hora de amansar o debilitar a Hamas, como ha demostrado claramente la guerra de Gaza. De hecho, abundan las pruebas irrefutables de la creciente popularidad de Hamas en Gaza y también en Cisjordania.

¿Qué puede decirse del extremismo y el lanzamiento de cohetes por parte de Hamas contra poblaciones israelíes? Naturalmente, Hamas no debería lanzar cohetes, aunque - como proyectiles de fabricación casera que son-han causado más pavor psicológico que daños humanos y materiales. Mishal se ha dirigido abiertamente a los críticos occidentales: "Nuestros modestos cohetes de fabricación casera son nuestro grito de protesta lanzado al mundo. Israel y sus patrocinadores estadounidenses y europeos quieren que se nos mate en silencio. Pero no moriremos en silencio".

Funcionarios y expertos en Hamas estadounidenses e israelíes dicen que esta organización ha provocado la desproporcionada respuesta militar de Israel. Pero ¿tiene derecho Israel a sitiar a Gaza y asfixiar a su millón y medio de habitantes? ¿Es moralmente admisible que Israel castigue colectivamente a los palestinos por votar y llevar al poder a Hamas como mayoría de gobierno desde el 2006?

Es indudable que las temerarias acciones y la retórica de Hamas han permitido a Israel presentar a los dirigentes israelíes su asalto a la franja de Gaza como una ampliación de la guerra global contra el terrorismo. Pero hay una enorme diferencia cualitativa y cuantitativa entre Hamas y Al Qaeda, y notable hostilidad. Hamas es un movimiento de resistencia de amplia base, de carácter religioso-nacionalista, cuyo punto de mira y conducta violenta se limita a las relaciones entre Palestina e Israel. En tanto que Al Qaeda es un grupo terrorista transnacional que ha llevado a cabo atentados en todo el mundo. Osama bin Laden y Ayman al Zauahiri, los jefes de Al Qaeda, han criticado con vehemencia a Hamas por su disposición a hacer política y negociar una tregua con Israel.

Los dirigentes de Hamas han devuelto el tiro diciendo que ellos saben lo que es bueno y positivo para su pueblo.

A diferencia de Al Qaeda, Hamas no es únicamente una milicia armada, sino un movimiento social con posibilidades de desenvolvimiento, dotado de una amplia red social y notable base popular en Gaza, Cisjordania y la diáspora. La popularidad e influencia de Hamas no se derivan sólo de la lucha armada contra Israel, sino de los incansables esfuerzos, desde su creación en 1987-1988, para proporcionar bienes y servicios sociales a una población abrumada por la pobreza crónica, el desempleo y la aglomeración. La base de Hamas cuenta con más de medio millón de seguidores y simpatizantes. En este sentido, el postulado de Israel de destruir a Hamas se basa en el defectuoso y miope análisis de la naturaleza y estructura de este movimiento de amplia base social.

Sin la participación política de Hamas, Estados Unidos y Europa no sabrán si este movimiento nacionalista de resistencia y de base religiosa sería capaz de evolucionar hacia un movimiento social abierto, tolerante y pacífico. La participación política podría poner a prueba la teoría de la posible evolución de Hamas hacia una vida política constituida como tal y reducir el riesgo de nuevos brotes de hostilidades entre Israel y los palestinos.

Sin embargo, el factor principal es que no puede existir una solución duradera a este conflicto centenario si no se consulta a Hamas sobre el logro de la paz y si los palestinos siguen divididos. Agrade o no, Hamas es la organización más poderosa en los territorios palestinos y se halla profundamente arraigada en la sociedad. Hamas es una realidad ineludible con la que Israel habrá de vivir y que no puede desaparecer con sólo desearlo. De modo similar, e independientemente de lo que dicen algunos representantes de su línea dura, los líderes de Hamas son realistas y saben perfectamente que Israel está donde está para quedarse.

Para deshacer el abrazo mortal, la nueva Administración estadounidense y sus aliados europeos podrían influir directa o indirectamente en Hamas apoyando un gobierno palestino unificado capaz de negociar la paz con Israel y de poner fin al estado de guerra. Algunos asesores del presidente Barack Obama han declarado públicamente que son partidarios del diálogo con organizaciones como Hamas, Hizbulah y los Hermanos Musulmanes, que tienen poco en común con los terroristas de Al Qaeda. Afirman que el presidente Obama es del mismo parecer, aunque no se ha pronunciado en este sentido. Si Obama juzga que puede alcanzarse una "paz duradera" sin hablar con Hamas, le espera una desagradable sorpresa.

 

Fawaz A. Gerges, de la cátedra Christian A. Johnson de Oriente Medio, Sarah Lawrence College, Nueva York. Autor de ´El viaje del yihadista: dentro de la militancia musulmana´, Ed. Libros de Vanguardia, 1-II-09, lavanguardia