´Hipocresía (farsa en cinco actos)´, Quim Monzó

Primero: hace poco más de dos meses, el nadador Michael Phelps (ocho medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín del año pasado y seis en los de Atenas del 2004) fue a una fiesta. Una de las cosas que Phelps hizo en esa fiesta fue fumar marihuana. La fumó de un bong,una de esas grandes pipas de cristal que se utilizan para esos menesteres.

Segundo acto: ahora, el periódico británico News of the World ha publicado una fotografía en la que se ve al campeón olímpico de natación en esa fiesta y chupando del bong.

Tercer acto: gran escándalo. Las autoridades se llevan las manos a la cabeza y anuncian que la noticia les parece decepcionante. Ahí es nada que el hombre que el año pasado consiguió el récord de medallas de oro en unos Juegos Olímpicos (una más que Mark Spitz en 1972, en los de Munich) fume marihuana, ocasionalmente o no. Se muestran anonadados la Federación Estadounidense de Natación, el Comité Olímpico Estadounidense, la Agencia

Antidopaje de Estados Unidos... "Estamos decepcionados...", "es muy decepcionante...", "nuestros campeones olímpicos son modelos para la juventud...". "Michael sabe bien qué responsabilidades conlleva ser un ejemplo para otros...". Es curioso eso de ser modelo para otros. Yo creía que la misión de los deportistas era competir, y que, cuando uno empieza una carrera deportiva, no firma ningún contrato de ejemplaridad, ni de responsabilidad pública. Uno puede ser el mejor o el peor nadador del mundo y tener una vida privada discutible desde los estándares convencionales. Es lo que, sin ningún problema, sucede con músicos, escritores o actores. Apañados estaríamos si la vida de los miembros de esos gremios tuviese que ser "un ejemplo para otros". Y, por cierto, que se considere que son los deportistas quienes deben ser modelo ejemplar - y no los músicos ni los escritores-indica que, de la juventud, a la sociedad le interesa más el músculo que el cerebro.

Cuarto acto: inmediatamente, todos esos organismos deportivos tan decepcionados con Phelps aclaran que "fumar marihuana estando fuera de competición no constituye dopaje", que "la marihuana, esté bien o mal, no está prohibida fuera de competición". Como si no lo supiésemos.

Quinto acto: Phelps emite un compungido comunicado de disculpa: "Me comporté de forma lamentable y demostré mal juicio...", "actué de manera inapropiada e inmadura, no del modo que la gente espera de mí...". Remata su mea culpa: "Lo siento. Prometo a mis seguidores y al público en general que no volverá a suceder".

Y, si vuelve a suceder, tampoco pasará nada. Emitirá un nuevo comunicado de disculpa y santas pascuas. Realmente, qué gran invento farisaico fue lo del perdón de los pecados.

4-II-09, Quim Monzó, lavanguardia