´Los dos peores´, Xavier Bru de Sala

Newton descubrió que los astros, en su movimiento, respondían, aun sin saberlo, a una normativa general gravitatoria que regula sus itinerarios al milímetro. Luego vino Einstein a completar la explicación, no a contradecirla, con el factor tiempo, el espacio curvo y la velocidad relativa. Pues bien, deberíamos en consecuencia aprender a observar a los astros, no por sí mismos, sino en relación con los que se encuentran a su alrededor, pues no de otro modo pueden entenderse la posición y la elipse de cada uno. Forman parte de un sistema, como los líderes políticos. Igual que ellos, son incapaces de desplazarse según su autonomía, aunque a diferencia de los cuerpos celestes, siempre inmutables e indiferentes al observador, los políticos intentan disimular su interdependencia sistémica con mil carantoñas dirigidas a convencer al público de su original, exclusiva, inigualable, jamás influenciada ni desviada trayectoria.

No pocos comentaristas y observadores de la política se van convenciendo de que el segundo Gobierno de Zapatero es el peor de toda la democracia. Dejando aparte lo que tiene de propaganda o argumento conservador (léase pepero), debería antes de darles o quitarles la razón, dilucidarse hasta qué punto es procedente, desde el rigor analítico no partidista, juzgar a los gobiernos por la situación general. No siempre la peor crisis se corresponde con el peor gobierno, ni al revés. Solemos atribuir al gobierno de turno el mérito de haber propiciado los presentes brillantes, y la culpa de los malos. Sin embargo, si atendemos a lo que tardan los círculos virtuosos en dar sus jugosos frutos y a lo que tardan los viciosos en arrojar sus pésimas consecuencias, y si atendemos asimismo a lo interrelacionado del mundo global, deduciremos que es pura estupidez, o por lo menos banal simpleza, cuando no malintencionada demagogia, medir la capacidad de los gobernantes por la situación en que se encuentra un país en un momento dado.

La España de hoy sufre la crisis más que otros como consecuencia, en esencia, de no haber aprovechado la bonanza para especializarse en economía productiva, no haber invertido en alta tecnología, etcétera. Los culpables somos todos, en especial los dos grandes partidos. Ahora bien, si nos fijamos en las medidas que tomar a fin de paliar la gravedad de la situación y colocarse en buen lugar para salir de ella con éxito, y no los últimos, en cuanto empiece la recuperación, deberemos admitir que no hacemos los deberes. ¿Es sólo culpa del Gobierno? Estaremos de acuerdo en que el equipo económico no da las respuestas adecuadas, no despierta confianza ni es capaz de propiciar el crédito. Tampoco el PP. O sea, que estamos ante el peor conjunto gobierno-oposición de la historia reciente de España.

9-II-09, Xavier Bru de Sala, lavanguardia