Eluana descansa (la hipocresía política, no)

los gritos de "asesinos" y "Eluana no ha muerto, ha sido asesinada", proferidos por senadores del centroderecha, provocaron la airada protesta de la oposición, que les acusó de cometer "un enésimo acto de depredación política con Eluana". El caos desencadenado aconsejó la suspensión de la sesión.

Ante la noticia del óbito -inesperada, pues los pronósticos médicos apuntaban al fallecimiento dentro de al menos diez días-, Berlusconi expresó "gran amargura porque no ha sido posible salvar una vida". El Vaticano, que el domingo había hecho público oficialmente su apoyo al maratón legislativo urdido por el Ejecutivo para frenar el camino de Eluana hacia la muerte, habló anoche por boca del cardenal mexicano Javier Lozano Barragán, presidente del Pontificio Consejo de Pastoral de la Salud. Barragán dijo así: "Que el Señor la acoja en su seno y perdone a quienes la han llevado a este final".

En el momento del fallecimiento de Eluana, sus padres, Beppino y Saturna Englaro, no estaban presentes; fueron alertados por teléfono. Beppino Englaro se hallaba en Lecco (región de Lombardía), donde hoy debía responder a un proceso; querían quitarle la patria potestad. "Sí, Eluana nos ha dejado, pero no quiero decir nada, sólo quiero estar solo", dijo el padre, llorando, según aseguraron los reporteros.

La jornada en que Eluana pudo al fin descansar en paz fue políticamente muy convulsa. El maratón parlamentario previsto por el centroderecha preveía una sesión nocturna, y la aprobación del texto sin dificultades en la mañana de hoy, para que esta misma tarde corriera a ser debatido en la Cámara, que iba a someterlo a votación el miércoles. La oposición llegó a presentar 1.500 enmiendas, con la intención de ralentizar el proceso y dar tiempo a Eluana a acercarse más a la muerte, pero sólo fueron admitidas 70. Estériles trámites terrenos, al final, porque la depositaria de tanta atención política y mediática dijo adiós a todo eso mientras los senadores se desgañitaban invocando su nombre.

Eluana Englaro comenzó a morir el 18 de enero de 1992, cuando un accidente de tráfico la dejó postrada en coma, y la medicina que pugnaba por salvarle la vida le suministró en seguida alimentación e hidratación artificiales a través de una sonda nasogástrica. Tenía esa sonrisa y esos ojos y cabellera negros que luce en las fotos de antes del accidente, que los italianos se han acostumbrado a ver en estos días de intensa atención hacia su persona.

Un año después del accidente, los médicos le diagnosticaron nula esperanza de mejoría.

El coma era irreversible, y en 1999 los padres de la aún veinteañera, Beppino Englaro y Saturna Minuti, decidieron emprender acciones legales para que se permitiera morir a su hija, retirándole la alimentación artificial. Las primeras sentencias denegaron el permiso, y sumieron a la familia Englaro en la desesperación.

"Los médicos lograron salvarle la vida, pero la vida que le han restituido es una que ella había siempre definido como absolutamente privada de sentido y dignidad - escribieron los padres a las más altas autoridades del Estado en una carta del 4 de marzo del 2004-.Desde niña, Eluana nos manifestó más de una vez un concepto muy definido de la libertad y de la dignidad, reforzado y concretado límpidamente en la adolescencia y la mayoría de edad. La libertad de disponer de su vida según su conciencia y razón era un valor irrenunciable para Eluana."

Apelando a esa voluntad de su hija que como padres se sentían seguros de interpretar, los Englaro redoblaron sus esfuerzos en busca de una salida judicial. Mientras, Eluana era cuidada con encomiable dedicación por las religiosas de la Misericordia en una clínica de la ciudad lombarda de Lecco. Finalmente, el 9 de julio del pasado año, el tribunal de apelación de Milán autorizó la suspensión de la alimentación, y una sentencia del Tribunal Supremo lo ratificó el pasado noviembre. Para la familia Englaro, fue el principio del fin, aunque poco imaginaban el terremoto político que su inocente hija iba a provocar.

Anoche, al trascender la noticia del fallecimiento de Eluana Englaro, a los 38 años de edad y tras 17 en estado vegetativo, doblaron las campanas de las iglesias de Udine, mientras una pequeña multitud se congregaba ante la clínica. La televisión mostró rostros conmovidos y en lágrimas, con carteles que decían: "Eluana libre" y "Udine, con Beppino Englaro". Unos 200 católicos encendieron velas y se pusieron a rezar. En algunos momentos, hubo tensión entre quienes veían la muerte de Eluana como una voluntad al fin realizada y quienes defienden la vida a toda costa.

"Eluana ha muerto de improviso, algo que no preveíamos - dijo Carlo Alberto Defanti, el neurólogo que la ha asistido durante años-.Ha sufrido una crisis imprevista. La autopsia ya ha sido programada y nos dirá la naturaleza exacta de esa crisis." Defanti había declarado anteayer al Corriere della Sera que, en principio, "durante la primera semana sin alimentación ni hidratación Eluana no debería correr grandes riesgos", y que "desde el momento de la suspensión a la muerte podrían pasar incluso de 12 a 14 días". Alimentación e hidratación artificiales fueron suspendidas al 50% el viernes, y desde el sábado ya completamente. Adelantándose a los pronóstico, Eluana optó al fin por descansar.

10-II-09, M-P. López, lavanguardia